Sor Marie Claire Naidu - Segunda mitad del siglo XX Iglesia de la Asunción de la Santísima Virgen María Bangalore (India) TERCERA ESTACIÓN Jesús es condenado por el Sanedrín V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum. Del Evangelio según san Mateo 26, 62-66 Entonces, se levantó el sumo sacerdote y le dijo: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos atestiguan contra ti?». Pero Jesús seguía callado. El sumo sacerdote le dijo: «Yo te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios». Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo». Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece?». Respondieron ellos diciendo: «Es reo de muerte» . MEDITACIÓN En todo lugar ha habido personas inocentes que han sufrido, personas que han muerto combatiendo por la libertad, la igualdad o la justicia. Aquellos que luchan a favor de los "pequeños de Dios" promueven la obra misma de Dios. Ya que él defiende los derechos de los débiles y de los oprimidos (cf. Is 1, 17). Quien colabora en esta obra con el espíritu de Jesús lleva esperanza a los oprimidos y ofrece un mensaje de corrección al que realiza el mal. El modo de Jesús de combatir por la justicia no es provocar la ira colectiva de las personas contra el opositor, pues eso hubiera tenido como consecuencia formas más grandes de injusticia. Al contrario, es desafiar al enemigo con la justicia de la propia causa y suscitar la buena voluntad del opositor, de manera que desista de la injusticia con la persuasión y la conversión del corazón. El Mahatma Gandhi llevó a la vida pública, con sorprendente éxito, esta enseñanza de Jesús sobre la no violencia. ORACIÓN ¡Señor, a menudo juzgamos a los demás apresuradamente, indiferentes a la realidad de los hechos e insensibles a los sentimientos de las personas! Ponemos en marcha estratagemas de autojustificación e intentamos explicar la forma irresponsable en que nos hemos comportado con "el otro". ¡Perdónanos! Cuando hayamos sido juzgados mal y tratados injustamente, danos, Señor, la paz interior y la confianza que tu Hijo manifestó ante la injusticia. Presérvanos de una respuesta agresiva, que iría contra tu Espíritu. Al contrario, ayúdanos a llevar tu Palabra poderosa en situaciones de tensión y de temor, para que revele su poder dinámico en la historia. "En su voluntad está nuestra paz" (Dante Alighieri, La Divina Comedia, Paraíso, canto III, v. 85). Todos: Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo. O quam tristis et afflicta fuit illa benedica mater Unigeniti! © Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana |