Vía Crucis - Siglo XX Archivo Casa Generalicia S.V.D.- Roma SÉPTIMA ESTACIÓN Jesús es cargado con la cruz V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Del Evangelio según san Marcos 15, 20 Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. MEDITACIÓN La cruz, el gran símbolo del cristianismo, de instrumento de castigo ignominioso se ha transformado en un estandarte glorioso de victoria. Existen ateos llenos de valor dispuestos a sacrificarse por la revolución: están dispuestos a abrazar la cruz, pero sin Jesús. Entre los cristianos existen «ateos» de hecho que quieren a Jesús, pero sin la cruz. Ahora bien, sin Jesús la cruz resulta insoportable; y sin la cruz no se puede pretender estar con Jesús. Abracemos la cruz y abracemos a Jesús; y con Jesús abracemos a todos nuestros hermanos que sufren y son perseguidos. ORACIÓN ¡Oh, divino Redentor, con qué ímpetu abrazaste la cruz, que desde tanto tiempo habías deseado! Pesa sobre tus espaldas llagadas, pero es sostenida por un corazón lleno de amor. Los grandes santos entendieron tan profundamente el valor salvífico de la cruz que exclamaban: «O padecer o morir». Concédenos acoger al menos tu invitación a llevar la cruz detrás de ti. Tú has preparado para cada uno de nosotros una cruz a nuestra medida. Tenemos en la mente la imagen del Papa Juan Pablo II, que sube a «la colina de las Cruces», en Lituania. Cada una de aquellas cruces tiene una historia que contar, una historia de dolor y de gozo, de humillación y de triunfo, de muerte y de resurrección. Todos: Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo. Quis non posset contristari piam matrem contemplari dolentem cum Filio? © Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana |