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S.P. 42: Libro de las Horas "Borromeo" miniado por Cristoforo de Predis, siglo.XV
Biblioteca Ambrosiana
 

SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús, traicionado por Judas, es arrestado
   

V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Del Evangelio según san Lucas 22, 47-53

Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un beso. Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?». Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: «Señor, ¿herimos a espada?». Y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha. Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!». Y tocando la oreja le curó. Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y ancianos que habían venido contra él: «¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos? Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas».

MEDITACIÓN

Entre los olivos de Getsemaní, en medio de la tiniebla, avanza ahora una pequeña multitud: la guía Judas, «uno de los Doce», un discípulo de Jesús. En el relato de san Lucas, Judas no pronuncia ni siquiera una palabra; es sólo una presencia gélida. Casi parece que no logra acercarse totalmente al rostro de Jesús para besarlo, porque lo detiene la única voz que resuena, la de Cristo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?». Son palabras tristes, pero firmes, que revelan la maraña maligna que anida en el corazón agitado y endurecido del discípulo, tal vez iluso y desengañado, y dentro de poco desesperado.

Esa traición y ese beso, a lo largo de los siglos, se han transformado en el símbolo de todas las infidelidades, de todas las apostasías, de todos los engaños. Cristo, por tanto, afronta otra prueba, la de la traición que engendra abandono y aislamiento. No es la soledad que tanto amaba, cuando se retiraba a los montes a orar; no es la soledad interior, fuente de paz y de serenidad porque con ella nos asomamos al misterio del alma y de Dios. Es, por el contrario, la experiencia dolorosa de tantas personas que también en esta hora en que nos encontramos aquí reunidos, al igual que en otros momentos del día, están solas en una habitación, ante una pared desnuda o ante un teléfono mudo, olvidados por todos por ser viejos, enfermos, extranjeros o extraños. Jesús bebe con ellos también este cáliz que contiene el veneno del abandono, de la soledad, de la hostilidad.

* * *

La escena de Getsemaní, a continuación, se vuelve a animar: al anterior cuadro solemne, íntimo y silencioso, de la oración se opone ahora, bajo los olivos, el alboroto, el tumulto e incluso la violencia. Con todo, Jesús destaca siempre en el centro como un punto firme. Es consciente de que el mal envuelve la historia humana con su sudario de prepotencia, de agresión, de brutalidad: «Esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas».

Cristo no quiere que los discípulos, dispuestos a echar mano a la espada, reaccionen al mal con el mal, a la violencia con otra violencia. Está seguro de que el poder de las tinieblas aparentemente invencible y jamás harto de triunfos está destinado a sucumbir. En efecto, a la noche sucederá el alba, a la oscuridad la luz, a la traición el arrepentimiento, también para Judas. Por esto, a pesar de todo, es preciso seguir esperando y amando. Como Jesús mismo había enseñado en el monte de las Bienaventuranzas, para tener un mundo nuevo y diverso, es necesario «amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen» [5].

Todos:

Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.

Cuius animam gementem,
contristatam et dolentem
pertransivit gladius.


[5] Mateo 5, 44.

 

© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana

  

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