Vía Crucis, Felix Anton Scheffler - 1757 Iglesia de San Martín - Ischl, Seeon (diócesis de Múnich) - Alemania DÉCIMA ESTACIÓN Los soldados se reparten las ropas de Jesús V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 23-24 C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado. Y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: V. «No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quien le toca». C. Así se cumplió la escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suertes mi túnica». MEDITACIÓN Los soldados quitan a Jesús la túnica con la violencia de los ladrones e intentan quitarle también el pudor y la dignidad. Pero Jesús es el pudor, Jesús es la dignidad del hombre y de su cuerpo. Y el cuerpo humillado de Cristo se convierte en denuncia de todas las humillaciones del cuerpo humano, creado por Dios como rostro del alma y lenguaje para expresar el amor. Mas hoy se vende y se compra frecuentemente el cuerpo en las calles de las ciudades, por las calles de la televisión, en las casas convertidas en calle. ¿Cuándo entenderemos que estamos matando el amor? ¿Cuándo entenderemos que, sin pureza, el cuerpo no vive ni puede generar la vida? ORACIÓN Señor Jesús, sobre la pureza se ha impuesto ladinamente un silencio general: un silencio impuro. Se ha difundido incluso la convicción –totalmente embustera– de que la pureza es enemiga del amor. Es verdad todo lo contrario, Señor. La pureza es la condición indispensable para poder amar: para amar de verdad, para amar fielmente. Además, Señor, si uno no es dueño de sí mismo, ¿cómo puede entregarse al otro? Sólo quien es puro puede amar. Sólo quien es puro puede amar sin deshonrar. Señor Jesús, por el poder de tu sangre derramada por amor danos un corazón puro para que renazca el amor en el mundo, el amor del que todos sentimos tanta nostalgia. Todos: Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo. Fac ut ardeat cor meum in amando Christum Deum, ut sibi complaceam. © Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana |