Vía Crucis, Felix Anton Scheffler - 1757 Iglesia de San Martín - Ischl, Seeon (diócesis de Múnich) - Alemania SÉPTIMA ESTACIÓN Jesús cae por segunda vez V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Lectura del profeta Jeremías 12, 1 C. Tú llevas la razón, Señor, cuando discuto contigo, no obstante, voy a tratar contigo un punto de justicia. ¿Por qué tienen suerte los malvados, y son felices todos los perversos? Lectura del libro de los Salmos 36, 1-2.10-11 V. No te exasperes por los malvados, no envidies a los que obran el mal: se secarán pronto, como la hierba, como el césped verde se agostarán. Aguarda un momento: desapareció el malvado, fíjate en su sitio: ya no está; en cambio, los sufridos poseen la tierra y disfrutan de paz abundante. MEDITACIÓN Nuestra arrogancia, nuestra violencia, nuestras injusticias pesan sobre el cuerpo de Cristo. Pesan... y Cristo cae de nuevo para darnos a conocer el peso insoportable de nuestro pecado. ¿Pero, qué es lo que hiere hoy de modo particular el cuerpo santo de Cristo? Ciertamente, una dolorosa pasión de Dios es la agresión en lo que se refiere a la familia. Parece que hoy se esté dando una especie de anti-Génesis, un anti-designio, un orgullo diabólico que piensa en aniquilar la familia. El hombre quisiera reinventar la humanidad modificando la gramática misma de la vida tal como Dios la ha pensado y querido.
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Pero ponerse en el lugar de Dios sin ser Dios es la arrogancia más insensata, la más peligrosa de las aventuras. Que la caída de Cristo nos abra los ojos y nos permita ver el rostro hermoso, el rostro auténtico y santo de la familia. El rostro de la familia, de la cual todos tenemos necesidad. ORACIÓN Señor Jesús, la familia es un sueño de Dios confiado a la humanidad; la familia es un destello de Cielo compartido con la humanidad; es la cuna en que hemos nacido y donde renacemos continuamente en el amor. Señor Jesús, entra en nuestras casas y entona el canto de la vida. Reaviva la llama del amor y haznos sentir la belleza de estar unidos unos a otros en un abrazo de vida: a vida alimentada por el aliento mismo de Dios, el aliento de Dios-Amor. Señor Jesús, salva a la familia, ¡para salvar la vida! Señor Jesús, salva la mía, ¡nuestra familia! Todos: Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo Pro peccatis suæ gentis vidit Iesum in tormentis et flagellis subditum.
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Gn 1, 27; 2, 24. © Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana |