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GIOVANNI DE PAOLO (1395/1400 - 1482) TEMPLE SOBRE TABLA - PINACOTECA MUSEOS VATICANOS PRIMERA ESTACIÓN Jesús en el Huerto de los Olivos V /. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R /. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Lectura del Evangelio según San Lucas. 22, 39-46 Salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos; y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo: "Orad, para no caer en la tentación". Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". Y se le apareció un ángel del cielo que lo animaba. En medio de su angustia, oraba con más insistencia. Y le bajaba el sudor a goterones, como de sangre, hasta el suelo. Y levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les dijo: "¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación". MEDITACIÓN Llegado al umbral de su Pascua, Jesús está en presencia del Padre. ¿Cómo habría podido ser de otra manera, dado que su diálogo secreto de amor con el Padre nunca se había interrumpido? "Ha llegado la hora" (Jn 16, 32); la hora prevista desde el principio, anunciada a los discípulos, que no se parece a ninguna otra, que contiene y las compendia todas justo mientras están a punto de cumplirse en los brazos del Padre. Improvisamente, aquella hora da miedo. De este miedo no se nos oculta nada. Pero allí, en el culmen de la angustia, Jesús se refugia en el Padre con la oración. En Getsemaní, aquella tarde, la lucha se convierte en un cuerpo a cuerpo extenuante, tan áspero que en el rostro de Jesús el sudor se transforma en sangre. Y Jesús osa por última vez, ante del Padre, manifestar la turbación que lo invade: "¡Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz! Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lc 22, 42). Dos voluntades se enfrentan por un momento, para confluir luego en un abandono de amor ya anunciado por Jesús: "Es necesario que el mundo comprenda que amo al Padre, y que lo que el Padre me manda, yo lo hago" (Jn 14, 31). ORACIÓN Jesús, hermano nuestro, que para abrir a todos los hombres el camino de la Pascua has querido experimentar la tentación y el miedo, enséñanos a refugianos en ti, y a repetir tus palabras de abandono y entrega a la voluntad del Padre, que en Getsemaní han alcanzado la salvación del universo. Haz que el mundo conozca a través de tus discípulos el poder de tu amor sin límites (cf. Jn 13,1), del amor que consiste en dar la vida por los amigos (cf. Jn 15,13). Jesús, en el Huerto de los Olivos, solo, ante el Padre, has renovado la entrega a su voluntad. R /. A ti la alabanza y la gloria por los siglos. Todos: Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo. Stabat mater dolorosa, iuxta crucem lacrimosa, dum pendebat Filius. |