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Viaggio Apostolico di Papa Francesco a Panamá in occasione della XXXIV Giornata Mondiale della Gioventù (23-28 gennaio 2019) – Visita alla Casa Hogar El Buen Samaritano Juan Díaz e Recita dell’Angelus, 27.01.2019


Visita alla Casa Hogar El Buen Samaritano Juan Díaz e Angelus

Le parole del Santo Padre dopo la recita dell’Angelus

 

Visita alla Casa Hogar El Buen Samaritano Juan Díaz e Angelus

Discorso del Santo Padre

Traduzione in lingua italiana

Traduzione in lingua francese

Traduzione in lingua inglese

Traduzione in lingua tedesca

Traduzione in lingua portoghese

Traduzione in lingua polacca

Traduzione in lingua araba

Alle ore 10.45 locali (16.45 ora di Roma), il Santo Padre Francesco si è recato in visita alla Casa Hogar El Buen Samaritano Juan Díaz, fondazione promossa dalla Chiesa panamense per l’assistenza a giovani e adulti poveri, ammalati di Aids.

Al Suo arrivo, è stato accolto all’ingresso della struttura dai quattro Direttori delle istituzioni ecclesiastiche che assistono i giovani (Casa Hogar El Buen Samaritano, Centro Juan Pablo II, Hogar San José e Kkottongnae Panamá). Erano presenti nel cortile 60 giovani assistiti dai quattro centri.

Dopo un saluto di benvenuto del Direttore della Casa Hogar El Buen Samaritano Juan Díaz, Padre Domingo Escobar, la presentazione di un video e di una coreografia, il Papa ha pronunciato un discorso e ha tenuto la recita dell’Angelus. Quindi, dopo aver benedetto la prima pietra dei quattro centri di assistenza e lo scambio dei doni è rientrato in auto alla Nunziatura Apostolica dove ha pranzato con i Membri del Seguito papale.

Pubblichiamo di seguito il discorso che Papa Francesco ha pronunciato nel corso della visita alla Casa Hogar El Buen Samaritano Juan Díaz e le parole del Papa dopo la recita dell’Angelus:

Discorso del Santo Padre

Queridos jóvenes,

Estimados directores, colaboradores, y agentes de pastoral,

Amigas y amigos:

Gracias padre Domingo por las palabras que, en nombre de todos, me ha dirigido. Quise este encuentro con ustedes, que están aquí en el hogar El Buen Samaritano, y también con los demás jóvenes presentes del Centro Juan Pablo II, del Hogar San José de las Hermanas de la Caridad y de la “Casa del Amor”, de la Congregación Hermanos de Jesús Kkottonngae. Estar hoy con ustedes es para mí un motivo para renovar la esperanza. Gracias por permitirlo.

Preparando este encuentro pude leer el testimonio de un miembro de este hogar que me tocó el corazón porque decía: «aquí yo nací de nuevo». Este hogar, y todos los centros que ustedes representan, son signo de esa vida nueva que el Señor nos quiere regalar. Es fácil confirmar la fe de unos hermanos cuando se la ve actuar ungiendo heridas, sanando esperanza y animando a creer. Acá no nacen de nuevo solo los que podríamos llamar “beneficiarios primeros” de vuestros hogares; aquí la Iglesia y la fe nacen; aquí la Iglesia y la fe se recrean continuamente por medio de la caridad.

Comenzamos a nacer de nuevo cuando el Espíritu Santo nos regala los ojos para ver a los demás, como nos decía el P. Domingo, no solo como nuestros vecinos ―que eso es ya decir mucho― sino como nuestros prójimos. Ver a los demás como prójimo.

El Evangelio nos dice que una vez le preguntaron a Jesús: ¿Quién es mi prójimo? (cf. Lc 10,29). Él no respondió con teorías, tampoco hizo un discurso bonito o elevado, sino que usó una parábola ―la del Buen Samaritano―, un ejemplo concreto de la vida real que todos ustedes conocen y viven muy bien. El prójimo es una persona, un rostro que encontramos en el camino, y por el cual nos dejamos mover, nos dejamos conmover: mover de nuestros esquemas y prioridades y conmover entrañablemente por lo que esa persona vive para darle lugar y espacio en nuestro andar. Así lo entendió el buen Samaritano ante el hombre que había quedado medio muerto al borde del camino no solo por unos bandidos sino también por la indiferencia de un sacerdote y de un levita que no se animaron a ayudar, y que, saben, la indiferencia también mata, hiere y mata. Unos por unas míseras monedas, los otros por miedo a contaminarse, por desprecio o disgusto social no tuvieron problema en dejar tirado en la calle a ese hombre. El buen Samaritano, así como todas vuestras casas, nos muestran que el prójimo es en primer lugar una persona, alguien con rostro concreto, con rostro real y no algo a saltear o ignorar, sea cual sea su situación. Es rostro que revela nuestra humanidad tantas veces sufriente e ignorada.

El prójimo es rostro que incomoda hermosamente la vida porque nos recuerda y pone en el camino de lo verdaderamente importante y nos libra de banalizar y volver superfluo nuestro seguimiento del Señor.

Estar aquí es tocar el rostro silencioso y maternal de la Iglesia que es capaz de profetizar y crear hogar, crear comunidad. El rostro de la Iglesia que normalmente no se ve y pasa desapercibido, pero es signo de la concreta misericordia y ternura de Dios, signo vivo de la buena nueva de la resurrección que actúa hoy en nuestras vidas.

Crear “hogar” es crear familia; es aprender a sentirse unidos a los otros más allá de vínculos utilitarios o funcionales, unidos de tal manera que sintamos la vida un poco más humana. Crear hogar es permitir que la profecía tome cuerpo y haga nuestras horas y días menos inhóspitos, menos indiferentes y anónimos. Es crear lazos que se construyen con gestos sencillos, cotidianos y que todos podemos realizar. Un hogar, y lo sabemos todos muy bien, necesita de la colaboración de todos. Nadie puede ser indiferente o ajeno, ya que cada uno es piedra necesaria en su construcción. Y eso implica pedirle al Señor que nos regale la gracia de aprender a tenernos paciencia, de aprender a perdonarse; aprender todos los días a volver a empezar. Y, ¿cuántas veces perdonar o volver a empezar? Setenta veces siete, todas las que sean necesarias. Crear lazos fuertes exige de la confianza que se alimenta todos los días de la paciencia y el perdón.

Y así se produce el milagro de experimentar que aquí se nace de nuevo, aquí todos nacemos de nuevo porque sentimos actuante la caricia de Dios que nos posibilita soñar el mundo más humano y, por tanto, más divino.

Gracias a todos ustedes por el ejemplo y generosidad; gracias a sus Instituciones, a los voluntarios y a los bienhechores. Gracias a cuantos hacen posible que el amor de Dios se haga cada vez más concreto, más real, mirando a los ojos de los que están a nuestro alrededor y reconociéndonos como prójimos.

Ahora vamos a rezar el Ángelus, los confío a nuestra Madre la Virgen. Le pedimos a Ella, que como buena Madre que sabe de ternura y de prjimidad, nos enseñe a estar atentos para descubrir cada día quién es nuestro prójimo y nos anime a salir con rapidez a su encuentro, y así poder darle un hogar, un abrazo donde encuentre cobijo y amor de hermanos. Una misión en la que todos estamos involucrados.

Los invito ahora a poner bajo su manto todas las inquietudes que tengan, todas las necesidades, aquellos dolores que llevan, las heridas que padecen, para que, como Buena Samaritana, venga a nosotros y nos auxilie con su maternidad, con su ternura, con su sonrisa de Madre.

El Ángel del Señor anunció a María,...

[00119-ES.02] [Texto original: Español]

Traduzione in lingua italiana

Cari giovani,

Stimati direttori, collaboratori, agenti di pastorale,

Amiche e amici!

Grazie, Padre Domingo, per le parole che, a nome di tutti, mi ha rivolto. Ho desiderato questo incontro con voi, che siete qui nella Casa-famiglia “Il Buon Samaritano”, e anche con gli altri giovani presenti del Centro “Giovanni Paolo II”, della Casa-famiglia “San Giuseppe” delle Sorelle della Carità e della “Casa dell’Amore” della Congregazione dei Fratelli di Gesù Kkottonngae. Stare con voi è per me motivo di rinnovare la speranza. Grazie perché lo rendete possibile!

Preparando questo incontro ho potuto leggere la testimonianza di un membro di questa casa, che mi ha toccato il cuore perché diceva: «Qui sono nato di nuovo». Questa casa, e tutti i centri che voi rappresentate, sono segno della vita nuova che il Signore ci vuole donare. È facile confermare la fede di alcuni fratelli quando la si vede agire ungendo ferite, sanando speranza e incoraggiando a credere. Qui non nascono di nuovo solo coloro che potremmo chiamare “beneficiari primari” delle vostre case; qui la Chiesa e la fede nascono, qui la Chiesa e la fede si rinnovano continuamente per mezzo della carità.

Cominciamo a nascere di nuovo quando lo Spirito Santo ci dona occhi per vedere gli altri, come ci diceva il Padre Domingo, non solo come nostri vicini di casa – che già vuol dire molto – ma come nostri prossimi. Vedere gli altri come prossimo.

Il Vangelo ci dice che una volta domandarono a Gesù: «Chi è il mio prossimo?» (Lc 10,29). Lui non rispose con teorie, nemmeno fece un discorso bello ed elevato, ma usò una parabola – quella del Buon Samaritano –, un esempio concreto di vita reale che tutti voi conoscete e vivete molto bene. Il prossimo è una persona, un volto che incontriamo nel cammino, e dal quale ci lasciamo muovere, e ci lasciamo commuovere: muovere dai nostri schemi e priorità e commuovere intimamente da ciò che vive quella persona, per farle posto e spazio nel nostro andare. Così lo intese il buon Samaritano davanti all’uomo che era stato lasciato mezzo morto al bordo della strada non solo da alcuni banditi, ma anche dall’indifferenza di un sacerdote e di un levita che non ebbero il coraggio di aiutarlo, e come sapete, anche l’indifferenza uccide, ferisce e uccide. Gli uni per qualche misera moneta, gli altri per paura di contaminarsi, per disprezzo o disgusto sociale, senza problemi avevano lasciato quell’uomo per terra lungo la strada. Il buon Samaritano, come tutte le vostre case, ci mostra che il prossimo è prima di tutto una persona, qualcuno con un volto concreto, con un volto reale e non qualcosa da oltrepassare e ignorare, qualunque sia la sua situazione. È un volto che rivela la nostra umanità tante volte sofferente e ignorata.

Il prossimo è un volto che scomoda felicemente la vita perché ci ricorda e ci mette sulla strada di ciò che è veramente importante e ci libera dal banalizzare e rendere superflua la nostra sequela del Signore.

Stare qui è toccare il volto silenzioso e materno della Chiesa che è capace di profetizzare e creare casa, creare comunità. Il volto della Chiesa che normalmente non si vede e passa inosservato, ma è segno della concreta misericordia e tenerezza di Dio, segno vivo della buona notizia della resurrezione che agisce oggi nella nostra vita.

Fare “casa” è fare famiglia; è imparare a sentirsi uniti agli altri al di là di vincoli utilitaristici o funzionali, uniti in modo da sentire la vita un po’ più umana. Creare casa è permettere che la profezia prenda corpo e renda le nostre ore e i nostri giorni meno inospitali, meno indifferenti e anonimi. È creare legami che si costruiscono con gesti semplici, quotidiani e che tutti possiamo compiere. Una casa, lo sappiamo tutti molto bene, ha bisogno della collaborazione di tutti. Nessuno può essere indifferente o estraneo, perché ognuno è una pietra necessaria alla sua costruzione. Questo implica il chiedere al Signore che ci dia la grazia di imparare ad aver pazienza, di imparare a perdonarci; imparare ogni giorno a ricominciare. E quante volte perdonare e ricominciare? Settanta volte sette, tutte quelle che sono necessarie. Creare relazioni forti esige la fiducia che si alimenta ogni giorno di pazienza e di perdono.

E così si attua il miracolo di sperimentare che qui si nasce di nuovo; qui tutti nasciamo di nuovo perché sentiamo efficace la carezza di Dio che ci rende possibile sognare il mondo più umano e, perciò, più divino.

Grazie a tutti voi per l’esempio e la generosità; grazie alle vostre Istituzioni, ai volontari e ai benefattori. Grazie a quanti rendono possibile che l’amore di Dio si faccia sempre più concreto, più reale, fissando lo sguardo negli occhi di coloro che ci stanno intorno e riconoscendoci come prossimi.

Ora che preghiamo l’Angelus, vi affido alla nostra Madre, la Vergine. Chiediamo a Lei, che come buona Madre è esperta di tenerezza e di vicinanza, di insegnarci ad essere attenti per scoprire ogni giorno chi è il nostro prossimo e di incoraggiarci ad andargli incontro prontamente e potergli offrire una casa, un abbraccio dove possa trovare protezione e amore di fratelli. Una missione in cui siamo tutti coinvolti.

Vi invito ora a mettere sotto il suo manto tutte le vostre preoccupazioni, tutte le necessità, i dolori che portate in voi, le ferite che patite, perché, come Buona Samaritana, venga a noi e ci assista con la sua maternità, la sua tenerezza, il suo sorriso di Madre.

Angelus Domini…

[00119-IT.02] [Testo originale: Spagnolo]

Traduzione in lingua francese

Chers jeunes,
Estimés directeurs, collaborateurs, agents pastoraux,
Chers amis,

Merci, Père Domingo, pour les paroles que vous m’avez adressées au nom de tous. J’ai désiré cette rencontre avec vous qui êtes ici dans ce foyer El Buen Samaritano, et aussi avec les autres jeunes présents venus du Centre Juan Pablo II, du foyer San José de las Hermanas de la Caridad et de la “Casa del Amor”, de la Congrégation des Hermanos de Jesus Kkottonngae. Etre ici avec vous est pour moi un motif pour renouveler l’espérance. Merci de le permettre.

En préparant cette rencontre, j’ai pu lire le témoignage d’un membre de ce foyer qui m’a touché le cœur parce qu’il disait: «Ici, je suis né de nouveau». Ce foyer, et tous les centres que vous représentez, sont le signe de cette vie nouvelle que le Seigneur veut nous donner. Il est facile de confirmer la foi de frères en la voyant agir, oindre les blessures, soigner l’espérance et encourager à croire. Ce ne sont pas seulement ceux que nous pourrions appeler les “premiers bénéficiaires” qui naissent ici de nouveau ; ici l’Eglise et la foi naissent, ici l’Eglise et la foi se renouvellent continuellement par la charité.

On commence à naître de nouveau quand l’Esprit Saint nous donne les yeux pour voir les autres, comme le disait le Père Domingo, non seulement comme nos proches de maison – et c’est déjà beaucoup – mais comme notre prochain. Voir les autres comme prochain.

L’Evangile nous dit qu’une fois on demanda à Jésus: Qui est mon prochain? (cf. Lc 10, 29). Il n’a pas répondu par des théories, il n’a pas fait non plus un discours gentil et élevé, mais il a utilisé une parabole – celle du Bon Samaritain –, un exemple concret de la vie réelle que vous tous connaissez et vivez très bien. Le prochain est une personne, un visage que nous rencontrons en chemin, et par lequel nous nous laissons déplacer, nous nous laissons émouvoir: déplacer nos schémas, nos priorités, et émouvoir intimement par ce que vit cette personne, afin de lui donner un lieu et un espace dans notre agir. Le Bon Samaritain l’a compris ainsi face à l’homme qui avait été laissé à moitié mort sur le bord de la route, non seulement par des bandits mais aussi par l’indifférence d’un prêtre et d’un lévite qui n’eurent pas le courage de l’aider, et comme vous savez, l’indifférence, elle aussi, tue, blesse et tue. Les uns pour quelques pauvres pièces, les autres par crainte de se contaminer, par mépris ou dégoût social, ils ne voyaient pas de problème à laisser cet homme étendu sur la route. Le Bon Samaritain, comme toutes vos maisons, nous montre que le prochain est en premier lieu une personne, quelqu’un avec un visage concret, avec un visage réel, et non pas une chose par-dessus laquelle passer ou à ignorer, quelle que soit sa situation. C’est le visage qui révèle notre humanité tant de fois souffrante et ignorée.

Le prochain est un visage qui gêne superbement la vie parce qu’il nous rappelle et nous met sur le chemin de ce qui est vraiment important, et nous délivre de banaliser et de rendre inutile notre suite du Seigneur.

Etre ici, c’est toucher le visage silencieux et maternel de l’Eglise qui est capable de prophétiser et de créer des foyers, de créer des communautés. Le visage de l’Eglise qui normalement ne se voit pas et passe inaperçu, mais qui est le signe de la miséricorde tendre et concrète de Dieu, le signe vivant de la bonne nouvelle de la résurrection qui agit aujourd’hui dans notre vie.

Faire un “foyer”, c’est faire une famille. C’est apprendre à se sentir unis aux autres au-delà des liens utilitaires ou fonctionnels unis de façon à sentir la vie un peu plus humaine. Créer un foyer, c’est faire en sorte que la prophétie prenne corps et rende nos heures et nos jours moins inhospitaliers, moins indifférents et anonymes. C’est créer des liens qui se construisent par des gestes simples, quotidiens et que nous pouvons tous faire. Un foyer, et tous nous le savons très bien, a besoin de la collaboration de chacun. Personne ne peut être indifférent ou étranger puisque chacun est une pierre nécessaire à la construction. Et cela implique de demander au Seigneur de nous donner la grâce d’apprendre à avoir de la patience, d’apprendre à se pardonner; apprendre tous les jours à recommencer. Et combien de fois pardonner ou recommencer? Soixante-dix fois sept fois, chaque fois qu’elles sont nécessaires. Créer des liens forts exige de la confiance qui se nourrit tous les jours de patience et de pardon.

Et il se produit ainsi le miracle de faire l’expérience qu’ici on naît de nouveau; ici, tous, nous naissons de nouveau, parce que nous sentons agir la caresse de Dieu qui nous permet de rêver le monde plus humain et, par conséquent, plus divin.

Merci à vous tous pour l’exemple et la générosité; merci à vos Institutions, aux volontaires et aux bienfaiteurs. Merci à ceux qui rendent possible le fait que l’amour de Dieu se fait chaque fois plus concret, plus réel, en regardant les yeux de ceux qui sont tout autour, et en nous reconnaissant comme prochains.

Maintenant que nous allons prier l’Angélus, je vous confie à notre Mère la Vierge. Nous lui demandons, en bonne Mère experte en tendresse et en proximité, de nous apprendre à être attentifs pour découvrir chaque jour qui est notre prochain, et de nous pousser à sortir avec diligence à sa rencontre, et de pouvoir lui donner une accolade, un foyer où il trouve refuge et amour des frères. Une mission dans laquelle nous sommes tous engagés.

Je vous invite maintenant à mettre sous son manteau toutes vos préoccupations, tous les besoins, les douleurs que vous portez, les blessures dont vous souffrez afin que, en Bonne Samaritaine, elle vienne à nous et nous porte secours par sa maternité, par sa tendresse, par son sourire de Mère.

Angelus Domini …

[00119-FR.02] [Texte original: Espagnol]

Traduzione in lingua inglese

Dear Young Friends,
Dear Directors, Associates, Pastoral Workers,
Dear Friends,

Thank you, Father Domingo, for your words of greeting on behalf of all present. I wanted this meeting with you here from this Good Samaritan Home, and also with the other young people from the John Paul II Centre, the Saint Joseph Home of the Sisters of Charity and the “House of Love” of the Congregation of the Brothers of Jesus of Kkottonngae. Being with you today gives me reason for renewed hope. Thank you for giving me this.

In preparing for this meeting, I was able to read the testimony of a member of this Home that touched my heart. It said: “Here I was reborn”. This home, and all the centres you represent, are a sign of the new life that the Lord wants to give us. It is easy to confirm the faith of some of our brothers and sisters when we see it at work in anointing wounds, renewing hope and encouraging faith. Nor are those we might call the “primary beneficiaries” of your homes the only ones to be reborn; here the Church and the faith are also born; here the Church and the faith are continually recreated through love.

We begin to be reborn when the Holy Spirit grants us eyes to see others, as Father Domingo said to us, not only as the people we live with – and that is already saying a lot – but as our neighbours. To see others as our neighbours.

The Gospel tells us that Jesus was asked one day: “Who is my neighbour?” (cf. Lk 10:29). He did not respond with theories, or give a fine, lofty speech. Instead he told a story – the parable of the Good Samaritan – a concrete example drawn from the real life that you all know and experience. My neighbour is a person, a face that I meet along the way, one that makes us move and be moved. To move from our fixed ways of doing things and our priorities, and to be moved so deeply by what that person is experiencing that we stop and make room for him or her on our journey. That is what the Good Samaritan realized when he saw the man left half-dead on the side of the road, not only by bandits but also by the indifference of a priest and a levite who could not be bothered to come to his aid. For indifference can also kill; it can wound and kill. Some for a few miserable coins, others for fear of becoming unclean. Whatever their reason, whether contempt or social aversion, they saw nothing wrong in leaving that man lying on the roadside. The Good Samaritan, whether in the parable or in all of your homes, shows us that our neighbour is first of all a person, someone with a real, particular face, not something to avoid or ignore, whatever his or her situation may be. And that face reveals our humanity, so often suffering and overlooked.

Our neighbour, then, is a face that wonderfully inconveniences our lives, because it reminds us and points our steps towards what is really important, and it frees us from all that is trite and superficial in the way we follow the Lord.

To be here is to touch the maternal face of the Church, which is capable of prophesying and creating a home, creating community. The Church’s face is usually unseen; it passes by unnoticed. Yet it is a sign of God’s concrete mercy and tender love, a living sign of the good news of the resurrection that even now is at work in our lives.

To create a “home” is to create a family. It is to learn to feel connected to others by more than the utilitarian and practical bonds, to be united in such a way so as to feel that our life is a bit more human. To create a home is to let prophecy take flesh and make our hours and days less cold, less indifferent and anonymous. It is to create bonds by simple, everyday acts that all of us can do. A home, and this we all know very well, demands that everyone work together. No one can be indifferent or aloof, since each is a stone needed to build the home. And that also means asking the Lord to grant us the grace to learn to be patient, to forgive one another, to start over each day. How many times should I forgive and start over? Seventy times seven times, as many times as necessary. To create strong bonds requires confidence and trust nurtured daily by patience and forgiveness.

And that is how the miracle takes place: we feel that here we are reborn, here we are all reborn, because we feel God’s caress that enables us to dream of a more human world, and therefore of a world more divine.

I thank all of you for your example and your generosity. I also thank your institutions, and the volunteers and benefactors. I thank all those who have made it possible for God’s love to become ever more concrete, more real by gazing into the eyes of those around us and acknowledging that we are all neighbours.

Now that we are about to pray the Angelus, I entrust you to our Blessed Lady. We ask her, as a good Mother, full of tender love and closeness, to teach us to make an effort each day to discover who our neighbours are, and to help us go out quickly to meet them, to give them a home, an embrace, where care and fraternal love meet. This is a mission involving every one of us.

I encourage you now to place beneath her mantle all the concerns and needs you may have, all your sorrows and hurts, so that, as a Good Samaritan, she will come to us and aid us by her maternal love and with her smile, the smile of a Mother.

Angelus Domini …

[00119-EN.02] [Original text: Spanish]

Traduzione in lingua tedesca

Liebe junge Freunde,
verehrte Leiter, Mitarbeiter und Pastoralarbeiter,
liebe Freundinnen und Freunde,

danke Pater Domingo für die Worte, die er im Namen aller an mich gerichtet hat. Es war mein Wunsch, euch hier in der Hausfamilie „Der barmherzige Samariter“ zu begegnen wie auch den jungen Menschen aus dem Zentrum „Johannes Paul II.“, aus dem Heim „St. Josef“ der Barmherzigen Schwestern und aus dem „Haus der Liebe“ der Gemeinschaft der Brüder Jesu von Kkottongnae. Bei euch zu sein ist mir ein Anlass, die Hoffnung zu erneuern. Danke, dass ihr das möglich macht!

Bei der Vorbereitung auf dieses Treffen durfte ich das Zeugnis eines Heimbewohners lesen, das mich sehr berührt hat. Er schrieb: »Hier wurde ich neu geboren.« Dieses Haus ebenso wie die anderen Zentren, die ihr repräsentiert, sind ein Zeichen für das neue Leben, das der Herr uns schenken will. Leicht erkennt man den starken Glauben einiger Brüder und Schwestern, wenn man sieht, wie sie Wunden verarzten, neue Hoffnung geben und zum Glauben ermuntern. Hier werden nicht nur die wiedergeboren, die wir die „Hauptbegünstigten“ eurer Häuser nennen könnten; hier wird die Kirche und der Glauben geboren, ständig erneuern sich hier die Kirche und der Glauben durch die Liebe.

Wir beginnen, neu geboren zu werden, wenn uns der Heilige Geist Augen schenkt, welche die anderen, wie Pater Domingo gesagt hat, nicht nur als unsere Nachbarn sehen – was ja schon viel wäre –, sondern als unsere Nächsten. Die anderen als Nächsten sehen.

Das Evangelium berichtet uns, dass Jesus einmal gefragt wurde: »Wer ist mein Nächster?« (Lk 10,29). Er hat darauf nicht mit einer Theorie geantwortet, ebenso wenig hielt er eine schöne feierliche Rede, sondern er gebrauchte ein Gleichnis – das Gleichnis vom barmherzigen Samariter. Dieses ist ein konkretes Beispiel aus dem wirklichen Leben, so wie ihr es alle sehr gut kennt und lebt. Der Nächste ist eine Person, ein Gesicht, dem wir unterwegs begegnen und das uns bewegt und unser Mitgefühl erweckt: es bewegt uns von unseren Schablonen und Prioritäten weg und erregt unser Mitgefühl für das, was diese Person erlebt. So machen wir ihr Platz und geben ihr Raum bei unserem Gehen. So hat das der barmherzige Samariter verstanden, als er vor dem Mann stand, der nicht nur von einigen Räubern, sondern auch von der Gleichgültigkeit eines Priesters und eines Leviten, die nicht den Mut zum Helfen aufbrachten, halbtot am Straßenrand zurückgelassen worden war. Auch Gleichgültigkeit tötet, sie verletzt und tötet, wie ihr wisst. Wegen einiger armseliger Geldstücke, aus Angst, unrein zu werden, aus Verachtung oder sozialem Dünkel haben sie den Mann einfach an der Straße liegen lassen. Der barmherzige Samariter zeigt uns – so wie alle eure Häuser –, dass der Nächste vor allem eine Person ist, jemand mit einem konkreten Gesicht, mit einem realen Gesicht und nicht etwas, an dem man vorbeigehen und das man ignorieren kann, egal, wie sein Zustand ist. Es geht um ein Gesicht, dass unser oft leidendes und unbeachtetes Menschsein offenbart.

Der Nächste ist ein Gesicht, welches glücklicherweise das Leben belästigt, weil es uns daran erinnert, was wirklich zählt und uns auf den Weg dorthin bringt. Es befreit uns davor, unsere Nachfolge des Herrn zu banalisieren und überflüssig zu machen.

Hier zu sein bedeutet auch, dem stillen und mütterlichen Antlitz der Kirche zu begegnen, dem es gelingt, prophetisch ein Heim zu schaffen, eine Gemeinschaft. Das ist das Antlitz der Kirche, dass man normalerweise nicht sieht und das unbeachtet bleibt, aber ein Zeichen der konkreten Barmherzigkeit und Zärtlichkeit Gottes ist; ein lebendiges Zeichen der frohen Botschaft der Auferstehung, die heute in unserm Leben wirksam ist.

Ein „Heim“ zu schaffen bedeutet, eine Familie aufzubauen, bedeutet zu lernen, sich den anderen verbunden zu fühlen über utilitaristische oder funktionale Zwecke hinaus. Solchermaßen vereint können wir das Leben ein bisschen menschlicher erfahren. Ein Heim zu schaffen bedeutet, die Prophetie Fleisch werden zu lassen, damit unsere Stunden und Tage weniger ungastlich, weniger gleichgültig und anonym werden. Es beinhaltet, Bindungen mit einfachen, alltäglichen Gesten aufzubauen, die jeder leisten kann. Wir alle wissen nur zu gut, dass ein Heim auf die Mithilfe aller angewiesen ist. Niemand kann gleichgültig oder unbeteiligt bleiben, denn jeder ist ein wesentlicher Baustein für das Bauwerk. Deshalb müssen wir den Herrn um die Gnade bitten, dass wir lernen, geduldig zu sein; dass wir lernen, einander zu vergeben; dass wir lernen, jeden Tag wieder neu zu beginnen. Wie viele Male sollen wir vergeben und wieder neu anfangen? Siebzigmal siebenmal, sooft es notwendig ist. Um stabile Bindungen aufzubauen braucht es die Zuversicht, die sich täglich aus Geduld und Vergebung nährt.

Und so geschieht das Wunder: Wir erfahren, dass man hier neu geboren wird; wir werden hier alle neu geboren, weil wir die Zuneigung Gottes wirklich spüren, die uns von einer menschlicheren und deshalb auch göttlicheren Welt träumen lässt.

Danke euch allen für euer beispielhaftes Leben und eure Großmut; ein Dank an eure Einrichtungen, an die freiwilligen Helfer und die Wohltäter. Ein Dank an alle, die die Liebe Gottes immer konkreter, wirklicher werden lassen, indem sie ihren Mitmenschen in die Augen schauen und sich gegenseitig als Nächste erkennen.

Beim Gebet des Angelus vertraue ich euch nun unserer Mutter, der Jungfrau Maria, an. Bitten wir sie, die als gute Mutter bestens mit Zärtlichkeit und Nähe vertraut ist, uns die Achtsamkeit zu lehren, um jeden Tag unseren Nächsten zu erkennen. Sie soll uns anspornen, dem Nächsten bereitwillig entgegenzukommen und ihm so ein Zuhause oder eine Umarmung anzubieten, wo er Schutz und brüderliche Liebe finden kann. Das ist eine Sendung, an der wir alle beteiligt sind.

Ich bitte euch nun, all eure Sorgen, all eure Nöte, eure Schmerzen, die ihr mit euch tragt, die Verletzungen, an denen ihr leidet, unter ihren Mantel zu legen. Sie möge wie eine barmherzige Samariterin mit ihrer Mütterlichkeit, ihrer Zärtlichkeit und ihrem mütterlichen Lächeln zu uns kommen und uns beistehen.

Angelus Domini...

[00119-DE.02] [Originalsprache: Spanisch]

Traduzione in lingua portoghese

Queridos jovens,
Prezados diretores, colaboradores e agentes pastorais,
Amigas e amigos!

Obrigado, Padre Domingo, pelas palavras que me dirigiu em nome de todos. Tinha vontade de me encontrar convosco: vós que viveis aqui na Casa-família «O Bom Samaritano» e também os outros jovens presentes vindos do Centro «João Paulo II», da Casa-família «São José» das Irmãs da Caridade e da «Casa do Amor» da Congregação dos Irmãos de Jesus Kkottonngae. Para mim, estar convosco é motivo para renovar a esperança. Obrigado porque o tornastes possível!

Ao preparar este encontro, pude ler o testemunho dum membro desta casa que me tocou o coração, porque dizia: «Aqui nasci de novo». Esta casa e todos os centros que representais são sinal da vida nova que o Senhor nos quer dar. É fácil confirmar a fé dalguns irmãos quando a vemos em ação ungindo feridas, curando a esperança e encorajando a crer. Aqui não nascem de novo apenas aqueles que poderíamos designar como «primeiros beneficiários» das vossas casas; aqui a Igreja e a fé nascem, aqui a Igreja e a fé renovam-se continuamente por meio da caridade.

Começamos a nascer de novo, quando o Espírito Santo nos dá olhos para ver os outros – como nos dizia o Padre Domingo – não apenas como nossos vizinhos de casa (o que é já tanto), mas como nosso próximo. Ver os outros como próximo.

O Evangelho refere que uma vez perguntaram a Jesus: «Quem é meu próximo?» (Lc 10, 29). Não respondeu com teorias, nem fez um discurso lindo e elevado, mas usou uma parábola – a do Bom Samaritano – um exemplo concreto de vida real que todos vós conheceis e viveis muito bem. O próximo é uma pessoa, um rosto que encontramos ao longo do caminho e pelo qual nos deixamos mover, nos deixamos comover: mover dos nossos planos e prioridades e comover intimamente por aquilo que vive aquela pessoa, para lhe dar lugar e espaço na nossa caminhada. Assim o entendeu o bom Samaritano à vista daquele homem que fora deixado meio morto, na beira da estrada, não só por alguns bandidos, mas também pela indiferença de um sacerdote e um levita que não tiveram a coragem de o ajudar e, como sabeis, a indiferença também mata: fere e mata! Uns por umas míseras moedas, outros pelo medo de se contaminar, por desprezo ou aversão social não tiveram dificuldade em deixar aquele homem caído na estrada. O bom Samaritano, como todas as vossas casas, mostra-nos que o próximo é, antes de tudo, uma pessoa, alguém com um rosto concreto, com um rosto real, e não qualquer coisa a deixar para trás ou ignorar, seja qual for a sua situação. É um rosto que revela a nossa humanidade tantas vezes atribulada e ignorada.

O próximo é um rosto que incomoda maravilhosamente a vida, porque nos lembra e coloca na estrada daquilo que é verdadeiramente importante, livrando-nos de banalizar e tornar supérfluo o nosso seguimento do Senhor.

Estar aqui é tocar o rosto silencioso e materno da Igreja, que é capaz de profetizar e fazer casa, criar comunidade; o rosto da Igreja, que normalmente não se vê e passa despercebido, mas é sinal da misericórdia e ternura concreta de Deus, sinal vivo da boa nova da ressurreição que hoje atua na nossa vida.

Fazer «casa» é fazer família; é aprender a sentir-se unido aos outros, sem olhar a vínculos utilitaristas ou funcionais, unido de modo a sentir a vida um pouco mais humana. Fazer casa é permitir que a profecia encarne e torne as nossas horas e dias menos rudes, menos indiferentes e anónimos. É criar laços que se constroem com gestos simples, diários e que todos podemos realizar. Como todos sabemos muito bem, uma casa precisa da colaboração de todos. Ninguém pode ficar indiferente ou alheio, porque cada qual é uma pedra necessária na sua construção. Isto implica pedir ao Senhor que nos conceda a graça de aprender a ter paciência, aprender a perdoar-nos; aprender cada dia a recomeçar. E quantas vezes temos de perdoar e recomeçar? Setenta vezes sete, todas as vezes que for necessário. Criar relações fortes requer a confiança, que se alimenta diariamente de paciência e perdão.

Deste modo se concretiza o milagre de experimentar que, aqui, se nasce de novo; aqui todos nascemos de novo, porque sentimos a eficácia da carícia de Deus que nos permite sonhar o mundo mais humano e, consequentemente, mais divino.

Obrigado a todos vós pelo exemplo e a generosidade; obrigado às vossas Instituições, aos voluntários e aos benfeitores. Obrigado a quantos tornam possível que o amor de Deus se faça cada vez mais concreto, mais real, fixando o olhar nos olhos daqueles que nos rodeiam e reconhecendo-nos como próximo deles.

Agora, aos rezarmos o Angelus, confio-vos à nossa Mãe, a Virgem Maria. Como a uma boa mãe que se entende de ternura e proximidade, pedimos-Lhe que nos ensine a estar atentos para descobrir cada dia quem é o nosso próximo e nos encoraje a ir prontamente ao seu encontro e dar-lhe uma casa, um abraço onde possa encontrar proteção e amor de irmãos. Uma missão, em que todos estamos envolvidos.

Convido-vos agora a colocar sob o manto d’Ela todas as vossas preocupações, todas as necessidades e tristezas que trazeis dentro de vós, as feridas que vos fazem sofrer, para que, como Boa Samaritana, venha a nós e nos assista com a sua maternidade, a sua ternura, o seu sorriso de Mãe.

Angelus Domini …

[00119-PO.02] [Texto original: Espanhol]

Traduzione in lingua polacca

Drodzy młodzi,
Szanowni dyrektorzy, współpracownicy i pracownicy duszpasterscy,
Przyjaciółki i przyjaciele!

Dziękuję, Ojcze Domingo, za słowa, które skierowałeś do mnie w imieniu wszystkich. Bardzo pragnąłem spotkać się z wami, mieszańcami „Domu Miłosiernego Samarytanina”, a także innymi obecnymi młodymi z „Ośrodka Jana Pawła II”, „Domu Św. Józefa” Sióstr Miłosierdzia oraz „Domu Miłości” Zgromadzenia Braci Jezusa Kkottonngae. Bycie z wami dzisiaj jest motywem do odnowienia nadziei. Dziękuję, za to, że je umożliwiacie.

Przygotowując się do tego spotkania, mogłem przeczytać świadectwo jednego z mieszkańców tego domu, które poruszyło moje serce, ponieważ powiedział: „Tutaj narodziłem się na nowo”. Ten dom i wszystkie ośrodki, które reprezentujecie, są znakiem nowego życia, które chce dać nam Pan. Łatwo jest umacniać wiarę niektórych braci, gdy się widzi, że działa ona opatrując rany, uzdrawiając nadzieję i zachęcając do wiary. Tutaj rodzą się na nowo nie tylko ci, których moglibyśmy nazwać „pierwszymi beneficjentami” waszych domów; tutaj Kościół i wiara rodzą się, tu Kościół i wiara odnawiają się nieustannie przez miłość.

Zaczynamy rodzić się na nowo, kiedy Duch Święty daje nam oczy, aby zobaczyć innych – jak nam powiedział ojciec Domingo – nie tylko jako naszych sąsiadów – co już wiele mówi – ale jako naszych bliźnich. Widzieć w innych bliźniego.

Ewangelia mówi nam, że kiedyś zapytano Jezusa: „A kto jest moim bliźnim?” (Łk 10,29). Nie odpowiedział teoriami, nie wygłosił pięknej czy wzniosłej mowy, ale użył przypowieści o Miłosiernym Samarytaninie – konkretnego przykładu realnego życia, który wszyscy znacie i bardzo dobrze przeżywacie. Bliźni to osoba, oblicze, które spotykamy po drodze i którym dajemy się poruszyć, pozwalamy się wzruszyć: przejść od naszych planów i priorytetów, i wzruszyć się głęboko, tym, czym żyje dana osoba, aby uczynić miejsce i przestrzeń na naszej drodze. Tak to rozumiał Miłosierny Samarytanin wobec człowieka, który został porzucony pół martwy na drodze nie tylko przez zbójców, ale także przez obojętność kapłana i lewity, którzy nie odważyli się mu pomóc, a – jak wiecie – także obojętność zabija, rani i zabija. Jedni z powodu marnych pieniędzy, inni z obawy przed skażeniem, ze względu na pogardę lub obrzydzenie społeczne bez problemu zostawili tego człowieka leżącego przy drodze. Miłosierny Samarytanin, podobnie jak wszystkie wasze domy, ukazuje nam, że bliźni to przede wszystkim osoba, ktoś o konkretnej twarzy, realnej twarzy, a nie coś, co można minąć i zlekceważyć, bez względu na jego sytuację. Jest to oblicze, które ukazuje nasze człowieczeństwo wiele razy cierpiące i zlekceważone.

Bliźni, to oblicze, które pięknie wyrywa życie z komfortu, ponieważ przypomina nam i stawia nas na drodze tego, co jest naprawdę ważne i uwalnia nas od banalizacji i uczynienia naszego podążania za Panem zbytecznym.

Być tutaj to dotknąć milczącego i matczynego oblicza Kościoła, który jest zdolny do prorokowania i tworzenia domu, tworzenia wspólnoty. Oblicza Kościoła, którego normalnie się nie widzi i które mija się nie zauważając go, ale które jest konkretnym znakiem miłosierdzia i czułości Boga, żywym znakiem dobrej nowiny zmartwychwstania, która dziś działa w naszym życiu.

Tworzenie „domu” jest tworzeniem rodziny; jest uczeniem się odczuwania jedności z innymi poza powiązaniami utylitarnymi lub funkcjonalnymi, połączonymi w taki sposób, że odczuwamy życie jako trochę bardziej ludzkie. Tworzenie domu jest pozwoleniem, aby proroctwo nabrało kształtu i uczyniło nasze godziny i dni mniej nieprzyjaznymi, mniej obojętnymi i anonimowymi. To tworzenie więzi budowanych za pomocą prostych, codziennych gestów, które wszyscy możemy wypełnić. Jak bardzo dobrze wiemy, dom potrzebuje współpracy wszystkich. Nikt nie może być obojętny lub obcy, ponieważ każdy jest kamieniem niezbędnym do jego budowy. A to oznacza prośbę do Pana, aby dał nam łaskę nauczenia się cierpliwości, nauczenia się przebaczenia. Uczenia się każdego dnia, by zaczynać od nowa. A ile razy trzeba wybaczać lub zaczynać od nowa? Siedemdziesiąt siedem razy – tyle, ile jest konieczne. Tworzenie silnych więzi wymaga zaufania, które codziennie karmi się cierpliwością i przebaczeniem.

I w ten sposób dokonuje się cud doświadczenia, żetutaj rodzimy się na nowo. Tutaj wszyscy rodzimy się na nowo, ponieważ odczuwamy, jak skutecznie działa czułość Boga umożliwiająca nam marzenie o świecie bardziej ludzkim, a zatem i bardziej Bożym.

Dziękuję wam wszystkim za przykład i wielkoduszność. Dziękuję waszym instytucjom, wolontariuszom i dobroczyńcom. Dziękuję osobom, które umożliwiają, by miłość Boga stawała się bardziej konkretna, bardziej rzeczywista, patrząc w oczy tym, którzy nas otaczają i rozpoznając siebie jako bliźnich.

Teraz, gdy będziemy odmawiać modlitwę „Anioł Pański” powierzam was naszej Matce - Dziewicy. Prośmy Ją, jako dobrą Matkę i znawczynię czułości i bliskości, by nas nauczyła czujności, aby odkrywać każdego dnia, kto jest naszym bliźnim i by zachęcała nas do ochotnego wychodzenia mu na spotkanie, a także umiejętności oferowania mu domu, uścisku, gdzie mógłby znaleźć ochronę i miłość braci. Jest to misja, w którą wszyscy jesteśmy zaangażowani.

Zachęcam was do złożenia pod Jej płaszcz wszystkich waszych trosk, wszystkich potrzeb, cierpień jakie w sobie nosicie, doświadczanych ran, aby jako Miłosierna Samarytanka do nas przybyła i pomogła nam swoim macierzyństwem, swoją czułością uśmiechem Matki.

Angelus Domini...

    Przeżywszy Mękę Pana wraz za Maryją u stóp krzyża, idźmy z sercem wyciszonym i pełnym pokoju, radosnym i z pragnieniem pójścia za Jezusem. Niech Jezus wam towarzyszy, a Maryja was strzeże. Do zobaczenia!

[00119-PL.02] [Testo originale: Spagnolo]

Traduzione in lingua araba

أيّها الشبيبة الأعزاء،

المدراء المحترمون والمعاونون والعمّال الرعويون،

أيّها الأصدقاء!

شكراً لك، الأب دومينغو، على الكلمات التي وجّهتها إليّ باسم الجميع. لقد رغبت كثيرًا في هذا اللقاء معكم، أنتم الموجودون هنا في منزل عائلة "السامري الصالح"، وكذلك مع الشبّان الآخرين الموجودين في مركز "يوحنا بولس الثاني"، ومنزل أسرة "القدّيس يوسف" لراهبات المحبّة و"بيت المحبّة" لجماعة إخوة يسوع كوتونغي. إن لقائي معكم هو بالنسبة لي دافع لتجديد الرجاء. شكرًا لأنكم جعلتموه ممكنًا!

لقد تمكّنت، عند إعدادي هذا اللقاء، من قراءة شهادة أحد أفراد هذا البيت الذي لمس قلبي لأنه قال: "هنا وُلِدت من جديد". إن هذا البيت، وجميع المراكز التي تمثّلونها، هي علامة للحياة الجديدة التي يريد الربّ أن يعطينا إياها. من السهل أن تثبّتوا بعض الإخوة بالإيمان عندما يرونكم تضمّدون الجراح، وتشفون الرجاء، وتشجّعون على الإيمان. لا يولد هنا من جديد فقط أولئك الذين نسمّيهم "المستفيدين الأساسيّين" من منازلكم؛ هنا تولد الكنيسة والإيمان، وهنا تتجدّد الكنيسة والإيمان باستمرار من خلال المحبّة.

إننا نبدأ في ولادة جديدة عندما يعطينا الروح القدس أعينًا لنرى الآخرين، كما قاله لنا الأب دومينغو، ليس فقط كجيراننا -الذي يعني الكثير بطبع- إنما كأقربائنا. نرى الآخرين كأقرباء لنا.

يقول لنا الإنجيل أنه عندما سألوا يسوع: "من هو قريبي؟" (لو 10، 29). لم يجب بالنظريات، ولم يصنع خطابًا جميلًا وساميا، ولكنه استخدم مثلًا -مثل السامري الصالح-، وهو مثال ملموس من الحياة الواقعية التي تعرفونها وتعيشونها جيدًا. القريب هو شخص، هو وجه نلقاه في مسيرتنا، نتأثّر به ونسمح له بأن يحرّكنا: يحرّكنا إذ يُخرِجنا من أنماطنا وأولويّاتنا، ونتأثّر بعمق بما يعيشه هذا الشخص، كي نفتح له مجالًا ونعطيه مكانًا في حياتنا. هكذا فهمه السامريّ الصالح إزاء الرجل الذي تُرك نصف ميت على حافّة الطريق، ليس فقط من قِبَلِ بعض قطّاع الطرق، ولكن أيضًا بسبب عدم اكتراث كاهن ولاوي، لم يجرؤوا على المساعدة، فاللامبالاة أيضًا، كما تعلمون، تقتل، تجرح وتقتل. بعضهم بسبب الكلفة، والبعض الآخر خوفًا من التنجيس، أو بسبب الازدراء أو الاشمئزاز الاجتماعي، فتركوا ذلك الرجل، بكل سهولة، على حافّة الطريق. يبيّن لنا السامري الصالح، مثل جميع بيوتكم، أن القريب هو أولّاً شخص، شخص له وجه حقيقي، له وجه واقعيّ وليس شيئاً يجب تجاوزه وتجاهله، أيّا كان وضعه. إنه وجه يكشف عن بشريّتنا المتألّمة والمتجاهَلة في كثير من الأحيان.

القريب هو وجه "يزعج" الحياة بفرح، لأنه يذكّرنا بما هو مهمّ حقّا، ويوجّهنا في دربه ويحرّرنا من التساهل ومن جعل تتلمذنا للربّ غير ضروري.

وجودنا هنا يعني لمس الوجه الصامت والأمومي للكنيسة القادرة على التنبّؤ وعلى تأسيس منازل، وخلق جامعات. وجه الكنيسة الذي لا يمكن رؤيته عادة ولا يلاحظه أحد، لكنه علامة لرحمة الله وحنانه الملموس، وهي علامة حيّة لبشارة القيامة التي تعمل اليوم في حياتنا.

تأسيس "بيت" هو تأسيس عائلة. هو أن نتعلّم كيف نشعر باتّحادنا مع الآخرين أبعد من القيود المنفعية أو الوظيفية، اتّحاد يجعلنا نشعر بحياة أكثر إنسانية. إن تأسيس منزل هو السماح للنبوءة بالتجسّد وبجعل ساعاتنا وأيّامنا أقل انغلاقًا واقل لامبالاة وغفلان. هو خلق روابط مبنيّة بواسطة أعمال يوميّة بسيطة يمكننا القيام بها جميعًا. والبيت يحتاج إلى تعاون الجميع، وهذا ندركه جيّدًا جميعًا. لا يمكن لأحد أن يكون غير مبال أو أجنبي، لأن كلّ شخص هو حجر ضروريّ لبنائه. وهذا يعني أن نطلب من الربّ أن يمنحنا النعمة لنتعلّم الصبر، ولنتعلّم الصفح عن بعضنا لبعض؛ لنتعلّم كلّ يوم كيف نبدأ من جديد. وكم مرّة نغفر ونبدأ من جديد؟ سبعون مرّة سبع مرات، كلّ المرّات الضروريّة. إن خلق علاقات قويّة يتطلّب ثقةً نغذّيها كلّ يوم بالصبر والمغفرة.

وهكذا تتحقّق معجزة اختبار الولادة الجديدة في هذا البيت؛ هنا نولد جميعًا من جديد لأننا نشعر بفعاليّة مداعبة الله التي تسمح لنا أن نحلم بعالم أكثر إنسانية، وبالتالي، أكثر ألوهية.

شكرًا لكم جميعًا على مثالكم وسخائكم؛ شكرًا للمؤسّسات والمتطوّعين والمحسنين. شكرًا لجميع الذين سمحوا لمحبّة الله بأن تكون أكثر واقعية وأكثر حقيقية، محدقين بعيون مَن هم مِن حولنا ومعترفين بأننا أقرباء.

والآن فيما نصلّي صلاة التبشير الملائكي، أعهد بكم إلى أمّنا العذراء. نطلب منها، كأمّ صالحة خبيرة في الرقّة والقرب، أن تعلّمنا كيف نكون منتبهين كي نكتشف كلّ يوم من هو قريبنا، وأن تشجّعنا على الذهاب للقائه مسرعين، وأن نقدّم له منزلاً، وعناقًا حيث يستطيع أن يجد حماية ومحبّة أخويّة. إنها رسالة تشركنا جميعًا بها.

أدعوكم الآن لأن تضعوا في ظلّ حمايتها كلّ همومكم، وكلّ تطلّعاتكم واحتياجاتكم، والآلام التي تحملونها، والجراح التي تعانون منها، كيما تأتي إلينا، مثل السامري الصالح، وتساعدنا بأمومتها، وحنانها، وابتسامتها الوالدية.

ملاك الربّ....

[00119-AR.01] [Original text: Spanish]

 

Le parole del Santo Padre dopo la recita dell’Angelus

Discorso del Santo Padre

Traduzione in lingua italiana

Traduzione in lingua francese

Traduzione in lingua inglese

Traduzione in lingua tedesca

Traduzione in lingua portoghese

Traduzione in lingua polacca

Traduzione in lingua araba

Discorso del Santo Padre

Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

Hoy se celebra el Día Internacional de conmemoración en memoria de las víctimas del holocausto. Necesitamos mantener vivo el recuerdo pasado, de las tragedias pasadas y aprender de las páginas negras de la historia para no volver a cometer nunca más los mismos errores. Sigamos esforzándonos sin descanso por cultivar la justicia, fomentar la concordia y sostener la integración para ser instrumentos de paz y constructores de un mundo mejor.

Deseo expresar mi sentimiento de pesar por las tragedias que han golpeado al Estado de Minas Gerais en Brasil y al Estado de Hidalgo en México. Encomiendo a la misericordia de Dios a todas las personas fallecidas y, al mismo tiempo, rezo por los heridos y expreso mi afecto y mi cercanía espiritual a sus familias y a toda la población.

Aquí en Panamá, he pensado mucho en el pueblo venezolano al que me siento particularmente unido en estos días, ante la grave situación por la que atraviesa, pido al Señor que se busque y se logre una solución justa y pacífica para superar la crisis respetando los derechos humanos y deseando exclusivamente el bien de todos los habitantes del país. Los invito a rezar poniendo esta intercesión bajo el amparo de Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela.

A Cristo y a la Virgen también encomendamos las víctimas del atentado terrorista perpetrado, este domingo, en la Catedral de Joló en Filipinas mientras se celebraba Eucaristía. Reitero mi más firme reprobación por este episodio de violencia que enluta de nuevo a esta comunidad cristiana y elevo mis oraciones por los difuntos y por los heridos. Que el Señor, Príncipe de la paz convierta el corazón de los violentos y conceda a los habitantes de aquella región una serena convivencia.

Y hoy, último día de la Jornada Mundial de la Juventud, como ofrenda de la Misa trajeron una lista de 20 jóvenes que no pudieron enterarse cómo sucedía la jornada de la juventud, por la televisión, por la radio, jóvenes alumnos de la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander” en Colombia, asesinados por el odio terrorista. Estos jóvenes fueron ofrenda en la Misa y, como recuerdo de ellos, me permito en este Ángelus nombrarlos, y cada uno en el corazón, sino en voz alta en el corazón, diga esa palabra que se suele decir en estos institutos cuando se nombra a un muerto: “presente”. Que estén presentes delante de Dios: el cadete Luis Alfonso Mosquera Murillo; el cadete, Óscar Javier Saavedra Camacho; el cadete Jonathan Efraín Suescún García; el cadete Manjarrés Contreras, Juan Felipe; el cadete Juan Diego Ayala Anzola; el cadete Juan David Rodas Agudelo; el cadete Diego Alejandro Pérez Alarcón; el cadete Jonathan Heyner León Torres; el cadete, Allan Paul Bayona Barreto; el cadete Diego Alejandro Molina Peláez; cadete Carlos Daniel Campaña Huertas; cadete Diego Fernando Martínez Galvis; cadete Juan Esteban Marulanda Orozco; cadete César Alberto Ojeda Gómez; cadete Cristian Fabián González Portilla; cadete Fernando Alonso Iriarte Agresott; la cadete Érika Sofía Chicó Vallejo; el cadete Cristian Camilo Maquilón Martínez; el cadete Steven Rolando Prada Riaño; cadete Iván René Muñoz Parra. Te pedimos Señor que les des su paz y al pueblo colombiano que también le des su paz. Amén

[Bendición]

Nuevamente, les agradezco lo que están haciendo aquí, es grande, es muy bello. Que Dios los bendiga y recen por mí. Gracias.

[00149-ES.01] [Texto original: Español]

Traduzione in lingua italiana

Dopo l’Angelus

Cari fratelli e sorelle,

oggi si celebra la Giornata internazionale della memoria delle vittime dell’Olocausto. Abbiamo bisogno di mantenere vivo il ricordo del passato, delle tragedie passate, e imparare dalle pagine nere della storia per non tornare mai più a commettere gli stessi errori. Continuiamo a sforzarci, senza sosta, di coltivare la giustizia, di far crescere la concordia e sostenere l’integrazione, per essere strumenti di pace e costruttori di un mondo migliore.

Desidero esprimere il mio dolore per le tragedie che hanno colpito lo Stato di Minas Gerais in Brasile e lo Stato di Hidalgo in Messico. Raccomando alla misericordia di Dio tutte le vittime e, nello stesso tempo, prego per i feriti ed esprimo il mio affetto e la mia vicinanza spirituale alle loro famiglie e a tutta la popolazione.

Qui a Panama ho pensato molto al popolo venezuelano, al quale mi sento particolarmente unito in questi giorni. Di fronte alla grave situazione che sta vivendo. chiedo al Signore che si cerchi e si raggiunga una soluzione giusta e pacifica per superare la crisi, nel rispetto dei diritti umani e cercando esclusivamente il bene di tutti gli abitanti del Paese. Vi invito a pregare, ponendo questa intercessione sotto la protezione di Nostra Signora di Coromoto, Patrona del Venezuela.

A Cristo e alla Vergine, ugualmente affidiamo le vittime dell’attentato terroristico perpetrato, questa domenica, nella cattedrale di Polo, nelle Filippine, mentre era in corso la celebrazione dell’Eucaristia. Ribadisco la mia più ferma riprovazione per questo episodio di violenza, che reca nuovi lutti in questa comunità cristiana, ed elevo le mie preghiere per i defunti e per i feriti. Il Signore, Principe della pace, converta il cuore dei violenti e conceda agli abitanti di quella regione una convivenza serena.

E oggi, nell’ultimo giorno della Giornata Mondiale della Gioventù, come offerta della Messa hanno portato una lista di venti giovani che non hanno potuto sapere come si svolgeva la Giornata della Gioventù, mediante la televisione, mediante la radio, giovani allievi della Scuola Cadetti di Polizia “Generale Francisco de Paula Santander”, in Colombia, uccisi dall’odio terrorista. Questi giovani sono stati un’offerta nella Messa, e in ricordo di essi mi permetto in questo Angelus di nominarli, e ciascuno nel proprio cuore, se non ad alta voce nel proprio cuore, dica quella parola che si usa dire in queste istituzioni quando si nomina un morto: “presente”. Che siano presenti davanti a Dio. Cadetto Luis Alfonso Mosquera Murillo; cadetto Oscár Javier Saavedra Camacho; cadetto Jonathan Efraín Suescón García; cadetto Manjardez Contreras Juan Felipe; cadetto Juan Diego Ayala Anzola; cadetto Juan David Rodas Agudelo; cadetto Diego Alejandro Pérez Alarcón; cadetto Jonathan Ainer León Torres; cadetto Alán Paul Bayona Barreto; cadetto Diego Alejandro Molina Peláez; cadetto Carlos Daniel Campaña Huertas; cadetto Diego Fernando Martínez Galvéz; cadetto Juan Esteban Marulanda Orozco; cadetto César AlbertoOjeda Gómez; cadetto Cristian Fabián González Portilla; cadetto Fernando Alonso Iriarte Agresoth; cadetto Ercia Sofía Chico Vallejo; cadetto Cristian Camilo Maquilón Martínez; cadetto Steven Rolando Prada Riaño; cadetto Iván René Munóz Parra. Ti preghiamo, Signore, di concedere loro la pace, e che anche al popolo colombiano Tu conceda la pace. Amen.

[Benedizione]

Di nuovo vi ringrazio per quello che state facendo qui, è grande, è molto bello. Dio vi benedica, e pregate per me. Grazie!

[00149-IT.01] [Testo originale: Spagnolo]

Traduzione in lingua francese

A l’issue de l’Angélus

Chers frères et sœurs,

On célèbre aujourd’hui la Journée internationale de commémoration en mémoire des victimes de l’holocauste. Nous avons besoin de garder vivant le souvenir du passé, des tragédies passées, et d’apprendre des pages noires de l’histoire, pour ne plus jamais refaire les mêmes erreurs. Continuons sans relâche à nous efforcer de cultiver la justice, faire grandir la concorde et soutenir l’intégration, pour être des instruments de paix et des bâtisseurs d’un monde meilleur.

Je souhaite exprimer mon sentiment de tristesse pour les tragédies qui ont frappé l’Etat de Minas Gerais au Brésil, et l’Etat d’Hidalgo au Mexique. Je recommande à la miséricorde de Dieu toutes les victimes et en même temps, je prie pour les blessés et exprime mon affection et ma proximité spirituelle à leurs familles et à toute la population.

Ici, à Panama, j’ai beaucoup pensé au peuple vénézuélien auquel je me sens particulièrement uni ces jours-ci. Face à la grave situation qu’il traverse, je demande au Seigneur que l’on cherche et que l’on trouve une solution juste et pacifique pour dépasser la crise, dans le respect des droits humains et en cherchant exclusivement le bien de tous les habitants du pays. Je vous invite à prier, remettant cette intercession à la protection de Notre Dame de Coromoto, patronne du Venezuela.

Nous confions également au Christ et à la Vierge les victimes de l’attentat terroriste perpétré ce dimanche dans la cathédrale de Joló, aux Philippines, au cours de la célébration eucharistique. Je répète ma plus ferme condamnation de cet acte de violence qui endeuille de nouveau cette communauté chrétienne, et j’élève mes prières pour les défunts et les blessés. Que le Seigneur, Prince de la Paix, convertisse le cœur des violents et accorde aux habitants de cette région de cohabiter sereinement.

Et aujourd’hui, dernier jour des Journées Mondiales de la Jeunesse, on a apporté en offrande à la Messe une liste de vingt jeunes qui n’ont pas pu savoir comment se passaient les Journées Mondiales de la Jeunesse, par la télévision ou par la radio, des jeunes élèves officiers de police de l’école Général Francisco de Paula Santander, en Colombie, tués par la haine terroriste. Ces jeunes ont été une offrande à la Messe, et, en leur mémoire, je me permets de les nommer à cet Angelus; et que chacun, dans son cœur, pas à haute voix mais dans son cœur, dise cette parole qu’il est d’usage de dire dans ces institutions lorsque l’on nomme un mort: “présent”. Qu’ils soient présents devant Dieu. Le cadet Luis Alfonso Mosquera Murillo; le cadet, Óscar Javier Saavedra Camacho; le cadet Jonathan Efraín Suescún García; le cadet Manjarrés Contreras, Juan Felipe; le cadet Juan Diego Ayala Anzola; le cadet Juan David Rodas Agudelo; le cadet Diego Alejandro Pérez Alarcón; le cadet Jonathan Heyner León Torres; le cadet, Allan Paul Bayona Barreto; le cadet Diego Alejandro Molina Peláez; cadet Carlos Daniel Campaña Huertas; cadet Diego Fernando Martínez Galvis; cadet Juan Esteban Marulanda Orozco; cadet César Alberto Ojeda Gómez; cadet Cristian Fabián González Portilla; cadet Fernando Alonso Iriarte Agresott; la cadette Érika Sofía Chicó Vallejo; le cadet Cristian Camilo Maquilón Martínez; le cadet Steven Rolando Prada Riaño; cadet Iván René Muñoz Parra. Nous te prions, Seigneur, accorde-leur la paix, ainsi qu’au peuple colombien, accorde la paix. Amen.

[bénédiction]

Je vous remercie de nouveau pour ce que vous faites ici, c’est grand, c’est très beau. Que Dieu vous bénisse, et priez pour moi. Merci!

[00149-FR.01] [Texte original: Espagnol]

Traduzione in lingua inglese

After the Angelus

Dear brothers and sisters,

today is the International Day in memory of the victims of the Holocaust. We need to keep alive the memory of the past, the tragedies of the past, and to learn from the pages of history so as to never again repeat the same mistakes. We continue to make relentless efforts to cultivate justice, to increase concord and to sustain integration, in order to be instruments of peace and builders of a better world.

I wish to express my grief for the tragedies that have struck the State of Minas Gerais in Brasil and the State of Hidalgo in Mexico. I entrust to the mercy of God all the victims and, at the same time, I pray for the injured while conveying the assurances of affection and spiritual closeness to their families and the entire population.

Here in Panama my mind has often turned to the people of Venezuela, to whom I feel particularly united in these days. In view of the grave situation that they are experiencing, I pray to the Lord that a just and peaceful solution may be pursued and reached, in respect of human rights while seeking exclusively the good of all the inhabitants of the country. I invite you to pray, placing this request under the protection of Our Lady of Coromoto, Patroness of Venezuela.

To Christ and to the Blessed Virgin, we likewise entrust the victims of the terrorist attack perpetrated this Sunday in the Cathedral of Polo in the Philippine, while Mass was being celebrated. I reiterate my firm condemnation of this act of violence, which brings new grief to this Christian community, and I offer up my prayers for the deceased and for the injured. May the Lord, Prince of Peace, convert the hearts of the violent and grant to the people of that region a peaceful coexistence.

And today, on the final day of the World Youth Day, as part of the Offertory at Mass, I was given a list of twenty young people who were not able to know how the World Day was progressing via television or radio, the young students from the Police School of Cadets, “General Francisco de Paula Santander”, in Colombia, killed by terrorist hatred. An offering was made for them during Mass, and in their memory during this Angelus I wish to present their names, and every one, in their hearts, if not aloud but in the silence of the heart, bring to mind that word that is used in these institutions when a dead member is named: “present”. May they be present before God. Cadet Luis Alfonso Mosquera Murillo; Cadet Óscar Javier Saavedra Camacho; Cadet Jonathan Efraín Suescón García; Cadet Manjardez Contreras Juan Felipe; Cadet Juan Diego Ayala Anzola; Cadet Juan David Rodas Agudelo; Cadet Diego Alejandro Pérez Alarcón; Cadet Jonathan Ainer León Torres; Cadet Alán Paul Bayona Barreto; Cadet Diego Alejandro Molina Peláez; Cadet Carlos Daniel Campaña Huertas; Cadet Diego Fernando Martínez Galvéz; Cadet Juan Esteban Marulanda Orozco; Cadet César Alberto Ojeda Gómez; Cadet Cristian Fabián González Portilla; Cadet Fernando Alonso Iriarte Agresoth; Cadet Ercia Sofía Chico Vallejo; Cadet Cristian Camilo Maquilón Martínez; Cadet Steven Rolando Prada Riaño; Cadet Iván René Munóz Parra. We ask you Lord, to grant them peace, and grant peace to the people of Colombia. Amen.

[Blessing]

Once again I thank you for what you are doing here: it is great and wonderful. May God bless you, and pray for me. Thank you!

[00149-EN.01] [Original text: Spanish]

Traduzione in lingua tedesca

Nach dem Angelusgebet

Liebe Brüder und Schwestern,

heute wird der Internationale Tag des Gedenkens an die Opfer des Holocausts begangen. Wir müssen die Erinnerung an die Vergangenheit, an die vergangenen Tragödien lebendig erhalten und von den dunklen Seiten der Geschichte lernen, um nie mehr wieder die gleichen Fehler zu begehen. Unablässig wollen wir uns weiterhin darum bemühen, die Gerechtigkeit zu pflegen, die Eintracht zu fördern und die Integration zu unterstützen, um Werkzeuge des Friedens und Erbauer einer besseren Welt zu sein.

Ich möchte meine tiefe Anteilnahme angesichts der Tragödien zum Ausdruck bringen, die den Bundesstaat Minas Gerais in Brasilien und den Bundesstaat Hidalgo in Mexiko getroffen haben. Ich empfehle alle Opfer der Barmherzigkeit Gottes. Zugleich bete ich für die Verwundeten und bringe ihren Familien und der ganzen Bevölkerung meine Zuneigung und meine geistliche Nähe zum Ausdruck.

Hier in Panama habe ich viel an das venezolanische Volk gedacht, mit dem ich mich in diesen Tagen besonders verbunden fühle. Angesichts der ernsten Situation, die es gerade durchmacht, bitte ich den Herrn darum, man möge eine gerechte und friedliche Lösung suchen und erreichen, um die Krise unter Achtung der Menschenrechte und im Hinblick allein auf das Wohl aller Bewohner des Landes zu überwinden. Ich lade euch ein, dafür zu beten und dieses Anliegen unter den Schutz Unserer Lieben Frau von Coromoto, der Patronin Venezuelas, zu stellen.

Christus und der Jungfrau Maria vertrauen wir ebenso die Opfer des terroristischen Anschlags an, der vergangenen Sonntag in der Kathedrale von Polo in den Philippinen während der Feier der Eucharistie verübt wurde. Erneut missbillige ich aufs entschiedenste diesen Vorfall von Gewalt, der wieder Trauer über diese christliche Gemeinschaft bringt, und bete für die Verstorbenen und Verletzten. Der Herr, der Friedensfürst, möge die Herzen der Gewalttätigen bekehren und den Bewohnern jener Region ein ruhiges Zusammenleben gewähren.

Und heute am letzten Tag des Weltjugendtags wurde mit den Opfergaben der Messe eine Liste von zwanzig jungen Menschen dargebracht, die nicht mehr erfahren konnten, über Fernsehen oder Radio, wie der Weltjugendtag verlaufen ist: Es handelt sich um die jungen Schüler der Polizeikadettenschule „Generale Francisco de Paula Santander“ in Kolumbien, die aus terroristischem Hass umgebracht wurden. Diese jungen Menschen wurden in das Messopfer mithineingenommen, und in Erinnerung an sie erlaube ich mir, ihre Namen bei diesem Angelus zu nennen. Jeder möge in seinem Herzen, nicht mit lauter Stimme im Herzen, das Wort sagen, das man in diesen Einrichtungen gewöhnlich bei der Nennung eines Toten verwendet: „Anwesend“. Sie mögen vor Gott anwesend sein: Kadett Luis Alfonso Mosquera Murillo, Kadett Oscár Javier Saavedra Camacho, Kadett Jonathan Efraín Suescón García, Kadett Manjardez Contreras Juan Felipe, Kadett Juan Diego Ayala Anzola, Kadett Juan David Rodas Agudelo, Kadett Diego Alejandro Pérez Alarcón, Kadett Jonathan Ainer León Torres, Kadett Alán Paul Bayona Barreto, Kadett Diego Alejandro Molina Peláez, Kadett Carlos Daniel Campaña Huertas, Kadett Diego Fernando Martínez Galvéz, Kadett Juan Esteban Marulanda Orozco, Kadett César Alberto Ojeda Gómez, Kadett Cristian Fabián González Portilla, Kadett Fernando Alonso Iriarte Agresoth, Kadett Ercia Sofía Chico Vallejo, Kadett Cristian Camilo Maquilón Martínez, Kadett Steven Rolando Prada Riaño, Kadett Iván René Munóz Parra. Wir bitten dich, Herr: Gib ihnen den Frieden und gib auch dem kolumbianischen Volk den Frieden. Amen.

[Segen]

Nochmals danke ich euch für das, was ihr hier tut. Es ist großartig, es ist sehr schön. Gott segne euch, und betet für mich. Danke!

00149-DE.01] [Originalsprache: Spanisch]

Traduzione in lingua portoghese

Depois do Angelus

Queridos irmãos e irmãs!

Celebra-se, hoje, o Dia internacional da memória das vítimas do Holocausto. Precisamos de manter viva a recordação do passado, das tragédias passadas, e aprender das páginas negras da história para nunca mais voltar a cometer os mesmos erros. Continuamos, sem descanso, a esforçar-nos por cultivar a justiça, fazer crescer a concórdia e sustentar a integração, para sermos instrumentos de paz e construtores dum mundo melhor.

Desejo expressar o meu pesar pelas tragédias que atingiram o Estado de Minas Gerais no Brasil e o Estado de Hidalgo no México. Recomendo à misericórdia de Deus todas as vítimas e, ao mesmo tempo, rezo pelos feridos e manifesto o meu afeto e proximidade espiritual às suas famílias e a toda a população.

Aqui, no Panamá, pensei muito no povo venezuelano, a quem me sinto particularmente unido nestes dias. À vista da grave situação que está a viver, peço ao Senhor que se busque e alcance uma solução justa e pacífica para superar a crise, no respeito pelos direitos humanos e buscando exclusivamente o bem de todos os habitantes do país. Convido-vos a rezar, colocando esta intercessão sob a proteção de Nossa Senhora de Coromoto, Padroeira da Venezuela.

A Cristo e à Virgem, confiamos igualmente as vítimas do atentado terrorista perpetrado, este domingo, na catedral de Polo, nas Filipinas, enquanto decorria a celebração da Eucaristia. Reafirmo a minha mais veemente repulsa por este episódio de violência, que traz novos lutos a esta comunidade cristã, e ofereço as minhas orações pelos defuntos e pelos feridos. O Senhor, Príncipe da Paz, converta o coração dos violentos e conceda aos habitantes daquela região uma serena convivência.

E hoje, no último dia da Jornada Mundial da Juventude, como intenção pela qual oferecer a Missa, trouxeram uma lista de vinte jovens que não puderam saber como decorria a Jornada da Juventude, através da televisão, através da rádio, jovens alunos da Escola de Cadetes da Polícia «General Francisco de Paula Santander», na Colômbia, assassinados pelo ódio terrorista. Estes jovens foram intenção de oferta na Missa e, em lembrança deles, permito-me nomeá-los neste «Angelus»; e cada um no seu coração – se não for em voz alta, no coração – diga a palavra que se costuma dizer-se, nestas instituições, quando se nomeia um falecido: «presente». Que estejam presentes diante de Deus: cadete Luis Alfonso Mosquera Murillo, cadete Oscár Javier Saavedra Camacho, cadete Jonathan Efraín Suescón García, cadete Manjardez Contreras Juan Felipe, cadete Juan Diego Ayala Anzola, cadete Juan David Rodas Agudelo, cadete Diego Alejandro Pérez Alarcón, cadete Jonathan Ainer León Torres, cadete Alán Paul Bayona Barreto, cadete Diego Alejandro Molina Peláez, cadete Carlos Daniel Campaña Huertas, cadete Diego Fernando Martínez Galvéz, cadete Juan Esteban Marulanda Orozco, cadete César Alberto Ojeda Gómez, cadete Cristian Fabián González Portilla, cadete Fernando Alonso Iriarte Agresoth, cadete Ercia Sofía Chico Vallejo, cadete Cristian Camilo Maquilón Martínez, cadete Steven Rolando Prada Riaño e cadete Iván René Munóz Parra. Pedimos-Vos, Senhor, que lhes concedais a paz e que, também ao povo colombiano, concedais a paz. Amen.

[Bênção]

Mais uma vez vos agradeço pelo que estais a fazer aqui: é magnífico, é muito belo. Que Deus vos abençoe! E rezai por mim. Obrigado!

[00149-PO.01] [Texto original: Espanhol]

Traduzione in lingua polacca

Po Angelus

Drodzy bracia i siostry,

Dziś obchodzony jest Międzynarodowy Dzień Pamięci o Holokauście. Musimy zachowywać pamięć o przeszłości, minionych tragediach i nauczyć się z czarnych kart historii, aby nigdy ponownie nie popełniać tych samych błędów. Nieustannie starajmy się pielęgnować sprawiedliwość, umacniać harmonię i wspierać integrację, aby być narzędziami pokoju i budowniczymi lepszego świata.

Pragnę wyrazić mój smutek z powodu tragedii, które nawiedziły stan Minas Gerais w Brazylii i stan Hidalgo w Meksyku. Polecam Bożemu miłosierdziu wszystkie ofiary, a jednocześnie modlę się za rannych i wyrażam moje serdeczne uczucia i bliskość duchową ich rodzinom i wszystkim mieszkańcom.

Tutaj, w Panamie, dużo myślałem o narodzie wenezuelskim, z którym w tych dniach czuję się szczególnie zjednoczony. W obliczu poważnej sytuacji, jaką przeżywa proszę Pana, aby poszukiwano i znaleziono sprawiedliwe i pokojowe rozwiązanie, aby przezwyciężono kryzys, w poszanowaniu praw człowieka i poszukując wyłącznie dobra wszystkich mieszkańców kraju. Wzywam was do modlitwy, składając tę intencję pod opiekę Matki Bożej z Coromoto, Patronki Wenezueli.

Chrystusowi i Dziewicy Maryi powierzamy również ofiary ataku terrorystycznego dokonanego w tę niedzielę w katedrze w Polo na Filipinach, podczas gdy celebrowano Eucharystię. Ponawiam moje jak najbardziej stanowcze potępienie tego przypadku przemocy, który powoduje na nowo żałobę w tej wspólnocie chrześcijańskiej i wznoszę moje modlitwy za zmarłych i rannych. Niech Pan, Książę Pokoju nawraca serca ludzi przemocy i pozwoli mieszkańcom tego regionu na pokojowe współistnienie.

A dzisiaj, w ostatni dzień Światowych Dni Młodzieży, jako ofiarę Mszy św. przyniesiono mi listę dwudziestu młodych ludzi, którzy nie mogli zobaczyć, jak przebiegał Dzień Młodzieży przez telewizję, radio, młodych studentów Szkoły Kadetów Policji „Generale Francisco de Paula Santander”, w Kolumbii, zabitych przez nienawiść terrorystów. Ci młodzi ludzie byli ofiarą we Mszy św., i wspominając ich pozwalam sobie w tym Aniele Pańskim wymienić ich nazwiska. Niech każdy w swoim sercu, jeśli nie na głos w swoim sercu, wypowie słowo, którego zazwyczaj używa się w tych instytucjach, gdy wspomina się osobę zmarłą: „obecny”. Niech będą obecni przed Bogiem: Kadet Luis Alfonso Mosquera Murillo; kadet Oscár Javier Saavedra Camacho; kadet Jonathan Efraín Suescón García; kadet Manjardez Contreras Juan Felipe; kadet Juan Diego Ayala Anzola; kadet Juan David Rodas Agudelo; kadet Diego Alejandro Pérez Alarcón; kadet Jonathan Ainer León Torres; kadet Alán Paul Bayona Barreto; kadet Diego Alejandro Molina Peláez; kadet Carlos Daniel Campaña Huertas; kadet Diego Fernando Martínez Galvéz; kadet Juan Esteban Marulanda Orozco; kadet César AlbertoOjeda Gómez; kadet Cristian Fabián González Portilla; kadet Fernando Alonso Iriarte Agresoth; kadeta Ercia Sofía Chico Vallejo; kadet Cristian Camilo Maquilón Martínez; kadet Steven Rolando Prada Riaño; kadet Iván René Munóz Parra. Prosimy Cię, Panie, udziel im pokoju a także obdarz pokojem naród kolumbijski. Amen.

[Błogosławieństwo]

Jeszcze raz dziękuję za to, co tutaj czynicie. Jest to wspaniale, jest bardzo piękne. Niech Bóg was błogosławi i módlcie się za mnie. Dziękuję!

[00149-PL.01] [Original text: Spanish]

Traduzione in lingua arabaيّها الإخوة والأخوات الأعزّاء،

نحتفل اليوم باليوم العالمي لذكرى ضحايا المحرقة النازية. نحن بحاجة لأن نحافظ على ذكرى الماضي، على مآسي الماضي، وأن نتعلّم من صفحات التاريخ السوداء، حتى لا نعود أبدًا ونرتكب مجدّدًا نفس الأخطاء. لنواصل السعي، دون كلل، إلى إقامة العدل، وزيادة الانسجام، ودعم التكامل، كي نكون صانعي سلام وبناة لعالم أفضل.

أودّ أن أعرب عن أسفي للمآسي التي ضربت ولاية ميناس جيرايس في البرازيل، وولاية هيدالجو في المكسيك. أعهد بجميع الضحايا إلى رحمة الله، وأصلّي في الوقت عينه، من أجل الجرحى وأعبّر عن محبّتي وقربي من أسرهم ومن الشعب بأسره.

هنا في بنما، فكّرت كثيرًا في الشعب الفنزويلي، الذي أشعر باتّحادي به بشكل خاصّ في هذه الأيام. إزاء الوضع الخطير الذي يعاني منه. أطلب من الربّ أن يتمّ السعي للتوصّل إلى حلّ عادل وسلميّ بهدف تخطّي الأزمة، باحترام لحقوق الإنسان وبالعمل، حصريًّا، لخير جميع سكّان البلد. أطلب منكم أن تصلّوا وأن تضعوا هذه الشفاعة تحت حماية عذراء كوروموتو، سيّدة فنزويلا.

نعهد أيضًا للمسيح وللعذراء، بضحايا الهجوم الإرهابي الذي ارتُكب هذا الأحد في كاتدرائية بولو، في جزر الفلبّين، أثناء الاحتفال بالقدّاس الإلهي. أعيد التأكيد على إدانتي الأعظم لهذه الحلقة من العنف، التي تأتي هذا المجتمع المسيحي بحزن جديد، وأرفع صلواتي من أجل القتلى والجرحى. ليغيّر الربّ، رئيس السلام، قلوب العنيفين، ويسمح لسكّان تلك المنطقة بالتعايش السلمي.

لقد أحضروا اليوم، في اليوم الأخير من اليوم العالمي للشبيبة، قائمةً تضمّ عشرين شابًا، لم يتمكّنوا من معرفة كيف يسير يوم الشبيبة، من خلال التلفزيون والإذاعة؛ تلاميذ شبّان، من مدرسة طلّاب الشرطة "الجنرال فرانسيسكو دي باولا سانتاندر"، في كولومبيا، قُتلوا بسبب الكراهية الإرهابية. لقد كان هؤلاء الشبّان تقدمة خلال القدّاس، ولذكراهم، أسمح لنفسي أن أسمّيهم في صلاة التبشير الملائكي هذه؛ وكلّ واحد في قلبه، إن لم يكن بصوت عال، في قلبه، يقول تلك الكلمة التي تستخدم في هذه الأحوال عندما يتمّ تسمية رجل ميت: "حاضر" (عندما ينتمي الميت إلى مؤسّسة عسكريّة). نرجو أن يكونوا في حضرة الله. الطالب لويس ألفونسو موسكيرا موريللو. الطالب أوسكار خافيير سافيدرا كاماتشو؛ الطالب جوناثان افراين سواسون غارسيا. الطالب مانجاردس كونتريراس خوان فيليب. الطالب خوان دييغو أيالا أنزولا؛ الطالب خوان دافيد روداس أغودلو. الطالب دييجو أليخاندرو بيريز ألاركون؛ الطالب جوناثان آينر ليون توريس. الطالب ألن بول بايونا باريتو. الطالب دييجو أليخاندرو مولينا بليز؛ الطالب كارلوس دانييل كامبانا هويرتاس. الطالب دييجو فرناندو مارتينيز غالفيز؛ الطالب خوان إستيبان مارولاندا أوروزكو؛ الطالب سيزار ألبرتو أوجيدا غوميز؛ الطالب كريستيان فابيان غونزاليس بورتيلا. الطالب فرناندو الونسو إيريارتي أغريسوت. الطالب ارسيا صوفيا شيكو فاليخو؛ الطالب كريستيان كاميلو ماكيلون مارتينيز. الطالب ستيفن رولاندو برادا ريانو. الطالب إيفان رينيه مونوز بارا. نطلب منك، يا ربّ، أن تمنحهم السلام، وأن تمنح السلام للشعب الكولومبي أيضاً. آمين.

[البركة]

أشكركم مرّة أخرى على ما تصنعوه هنا، إنه رائع، إنه جميل للغاية. ليبارككم الله، وصلّوا من أجلي. شكرًا!

[00149-AR.01] [Original text: Spanish]

[B0071-XX.02]