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Telegrama de pésame del Santo Padre por la muerte de S.E. el cardenal Marian Jaworski, 08.09.2020

 Publicamos a continuación el telegrama de pésame por el fallecimiento el pasado sábado de S.E. el cardenal Marian Jaworski, arzobispo emérito de Lviv de los Latinos  (Ucrania), del Título de San Sixto, enviado por el Santo Padre Francisco a S.E. Mons. Marek Jądraszewski, arzobispo metropolitano de Cracovia:

Telegrama del Santo Padre


A su Excelencia Reverendísima
Mons. MAREK JĄDRASZEWSKI
Arzobispo Metropolitano de KRAKÓW

He recibido con profunda tristeza la noticia de la muerte de Su Eminencia Reverendísima, el cardenal Marian Jaworski. Me uno a Su Excelencia en la oración de sufragio, a todos los fieles de la Iglesia en Polonia y Ucrania, especialmente en la archudiócesis de Cracovia, en la diócesis de Zamość-Lubaczów y en la archidiócesis de Lviv. Doy gracias al Señor por la vida y el ministerio apostólico de este fiel testigo del Evangelio.

Recuerdo con gratitud su empeño académico como respetado hombre de ciencia y profesor de Teología y Filosofía en las universidades de Varsovia, Cracovia y Lviv y como decano y primer rector de la Academia Pontificia de Teología de Cracovia. San Juan Pablo II destacó a menudo su particular y valiosa contribución al desarrollo científico.

"Mihi vivere Christus est", este lema episcopal lo acompañó durante toda su vida y definió su forma de pensar, evaluar, elegir, tomar decisiones y definir las perspectivas de diferentes investigaciones.  

Fue un amigo cordial de san Juan Pablo II. Lo sostenía en las labores del ministerio episcopal y papal. También administró el sacramento de la Unción al Papa moribundo. Como filósofo y teólogo colaboró estrechamente con el Papa Benedicto XVI. Personalmente me une a él la fecha del Consistorio del año 2001, cuando ambos fuimos creados cardenales.

En los corazones de los que lo conocieron, permaneció como un hombre extremadamente justo, sincero y valiente que amaba a la Iglesia. Deja un digno testimonio de celo sacerdotal, de erudición, de fidelidad al Evangelio y de responsabilidad por la comunidad de creyentes. Que  Jesucristo misericordioso, a quien el cardenal Marian, de luminosa memoria, ha dedicado su vida, lo acoja en su gloria.

A Su Excelencia, a los Eminentísimos Señores cardenales presentes en la liturgia exequial, a los obispos, a la familia del difunto, al Pueblo de Dios de la Iglesia en Polonia y Ucrania y a todos los participantes en esta última despedida, les envío cordialmente mi bendición: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

    

Desde el Vaticano, 7 de septiembre de 2020.

FRANCISCO