Sala Stampa

www.vatican.va

Sala Stampa Back Top Print Pdf
Sala Stampa


Conferencia de presentación del documento "En camino hacia el cuidado de la casa común - Cinco años después de la Laudato si'", elaborado por la Mesa Interdicasterial de la Santa Sede sobre Ecología Integral, 18.06.2020

A las 11.30 de esta mañana, en el Aula Juan Pablo II de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar la presentación del documento "En camino hacia el cuidado de la casa común - Cinco años después de la Laudato Si`", elaborado por la Mesa Interdicasterial de la Santa Sede sobre la ecología integral.

Han intervenido : S.E. Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, S.E. Mons. Fernando Vérgez Alzaga, L.C., Secretario General de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, S.E. Mons. Angelo Vincenzo Zani, Secretario de la Congregación para la Educación Católica (de los Institutos de Estudios) el Rev. Bruno Marie Duffé, Secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Aloysius John, Secretario General de Caritas Internationalis;y Tomás Insúa, Cofundador y Director Ejecutivo del Global Catholic Climate Movement.

 

Intervención de S.E. Mons. Robert Gallagher

Queridas Excelencias, Señoras y Señores,

Es un placer para mí estar aquí con vosotros para la presentación del texto "En camino hacia el cuidado de la casa común - Cinco años después de la Laudato Si`", elaborado por la Mesa Interdicasterial de la Santa Sede sobre ecología integral, que comenzó este trabajo en 2018, cuando recibió la aprobación del Santo Padre, a quien tuve el privilegio de entregar la primera publicación ayer por la tarde.

Puede ser interesante repasar brevemente la génesis de este texto, cuyo principal objetivo, conviene subrayar, no es duplicar la Laudato Si' a través de reflexiones de valor ético ya bien desarrolladas en la propia encíclica.

Los objetivos del texto, son de hecho, diversos y múltiples:

- relanzar la riqueza del contenido de una encíclica que, aunque acaba de cumplir cinco años, sigue siendo de gran actualidad, como lo demuestra aún más la situación mundial provocada por la pandemia de Covid-19.

- ofrecer orientación sobre la lectura de la encíclica, promoviendo los elementos operacionales que surjan de sus reflexiones y minimizando el riesgo de malentendidos.

- fomentar la colaboración entre los dicasterios de la Curia Romana y las instituciones católicas que participan en la difusión y aplicación de la Laudato sí, valorando al máximo sus numerosas sinergias.

El libro que tenéis ante vosotros es, de hecho, el fruto del trabajo colegiado de numerosas entidades que trabajan dentro de la Santa Sede y la Iglesia Católica, a las que damos las gracias. La Mesa Interdicasterial de la Santa Sede sobre ecología integral ha contado con la colaboración de muchas realidades, además de las que están representadas en esta conferencia de prensa. Puedo citar por ejemplo la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el Dicasterio para la Comunicación, los Consejos Pontificios para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, para el Diálogo Interreligioso, para la Cultura, para la Promoción de la Nueva Evangelización, las Academias Pontificias de Ciencias y de Ciencias Sociales, el Sínodo de los Obispos, numerosas Conferencias Episcopales, a menudo representadas por sus reuniones internacionales, como SECAM para África, FABC para Asia, FCBCO para Oceanía, CELAM para América Latina, CCEE y COMECE para Europa, las Uniones Internacionales de las y de los Superiores Generales, algunas redes de organizaciones no gubernamentales como la CIDSE.

Además de la participación de las instituciones antes mencionadas, también se involucraron las nunciaturas apostólicas, a las que se pidió que dieran indicaciones sobre buenas prácticas y modelos operativos para la aplicación de la Laudato si' que hubieran sido realizadas en sus países por las realidades locales relacionadas con la Iglesia Católica.

Sólo esta larga lista pone de relieve el intenso trabajo que ha llevado a la redacción de un texto que ha visto la sucesión de numerosos borradores y que se ha enriquecido cada vez más en contenido, manteniendo ,sin embargo, una dimensión simple, concisa y orientada a la acción, y permaneciendo anclado en el enfoque en el que se centra la encíclica: el de la ecología integral.

A este respecto, se ha intentado ofrecer al lector respuestas a una pregunta que aparece en la conclusión del texto: "¿Y nosotros qué debemos hacer?", ajustándose al enfoque de Laudato si' al tener en cuenta una amplia gama de situaciones que van desde la vida cotidiana de la economía nacional hasta las consecuencias para la comunidad internacional.

En relación con este último aspecto y como una prueba más de este compromiso, me complace informaros de la próxima adhesión de la Santa Sede a la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que empobrecen la capa de ozono, instrumento destinado a combatir tanto el problema del llamado "agujero de la capa de ozono" como el fenómeno del cambio climático. Un instrumento que va en la dirección deseada por el Santo Padre, cuando afirma en Laudato sí, en el n. 112, que "la libertad humana es capaz de limitar la técnica, orientarla y ponerla al servicio de otro tipo de progreso, más sano, más humano, más social, más integral".

Queridas Excelencias, Señoras y Señores,

La pandemia del Covid-19 nos empuja aún más a hacer de la crisis socioeconómica, ecológica y ética que estamos viviendo un momento propicio para la conversión y para la toma de decisiones concretas e impostergables, como bien se evidencia en el texto que tenéis ante vosotros.

Para ello, necesitamos una propuesta operativa, que en este caso es la ecología integral. Como se indica en el texto, esta requiere una "visión integral de la vida para elaborar lo mejor posible políticas, indicadores, procesos de investigación e inversión, criterios de evaluación, evitando concepciones erróneas del desarrollo y el crecimiento" (pág. 9); una "visión de futuro, que debe concretarse en los lugares y espacios donde se cultivan y transmiten la educación y la cultura, se crea conciencia, se forma la responsabilidad política, científica y económica y, en general, se actúa responsablemente" (pág. 11).

Esto representa un reto exigente, pero también una oportunidad muy actual para "diseñar y construir juntos un futuro que nos vea unidos en la custodia de la vida que se nos ha dado y en el cultivo de la creación que nos ha sido confiada por Dios para que la hagamos fructificar sin excluir ni desechar a ninguno de nuestros hermanos y hermanas" (pág. 16). Es una tarea compleja y llena de escollos dictada por la dificultad de que prevalezcan los intereses comunes sobre los particulares, de reconocer que "el todo es superior a la parte" (Evangelii gaudium, n. 237). Se trata de una tarea que requiere un "diálogo honesto y coherente sobre el bien común, capaz de potenciar el multilateralismo y la cooperación entre los Estados y destinado a evitar los peligros de la explotación política y económica" (pág. 219). Cooperación multilateral que, es bueno repetir, es necesaria pero no suficiente para dar una respuesta adecuada, integral e inclusiva al gran y estimulante desafío que enfrenta nuestro tiempo y que debe ser abordado con urgencia.

Nuestro deseo es que este texto pueda ser una contribución eficaz a la formulación de esta respuesta.

¡Gracias!

Intervención de S.E. Mons. Fernando Vérgez Alzaga

"La tierra está herida, necesitamos una conversión ecológica". Esta frase es mucho más que una llamada para cambiar las cosas y actuar para proteger y salvaguardar la creación. Es el punto de partida y de llegada de la encíclica del Papa Francisco Laudato sí, de la que celebramos los cinco años desde su promulgación. En la encíclica, el Papa vincula la protección del medio ambiente con la justicia para los pobres y la necesidad de una inversión de marcha en una economía que sólo busca el beneficio. No hay salida a la situación actual en la que se encuentra la creación si la humanidad no es consciente de la necesidad de cambiar sus estilos de vida. Pero también cómo producir y consumir. Es noticia diaria la necesidad de un cambio radical en el comportamiento humano, para que la casa común sea cada vez más respetada y protegida. La emergencia sanitaria del Covid-19 también exige una "conversión ecológica", un mayor recurso a la solidaridad y la fraternidad que evite verter en la creación las opciones egoístas no sólo de los individuos sino de entidades estatales enteras.

No hay duda de que, como el Papa Francisco escribe en la encíclica, el desafío ambiental es indisoluble del educativo. La persona debe aprender desde los primeros años de vida a crecer en la conciencia de sus responsabilidades. Esto significa que el actuar debe ser sostenible desde el punto de vista ecológico y solidario comenzando por la familia. Es indispensable una "ciudadanía ecológica", en la que los miembros del núcleo familiar, pero también de los que caracterizan a la sociedad, tiendan a cuidar de la creación a través de pequeñas acciones cotidianas que se transformen en un estilo de vida. Es lo que hemos tratado de hacer en la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Sensibilizar a nuestros empleados y a todos los que giran en torno a la Gobernación, directa o indirectamente, hacia una ecología integral que se traduce en pequeñas acciones cotidianas. Empezando por el reciclaje de los residuos, el respeto por las zonas verdes, el ahorro del consumo de agua y energía, la elección de fuentes renovables, lel evitar los gases de efecto invernadero, el favorecer cada vez menos la contaminación atmosférica fomentando el transporte eléctrico y la elección de pesticidas y fertilizantes ecológicos que respeten la tierra y sus frutos.

Incluso antes de las medidas concretas que la Gobernación ha tomado teniendo en cuenta los principios e indicaciones de la Laudato si' quiero subrayar que, siguiendo precisamente el espíritu de la encíclica, es necesario promover una verdadera y propia "espiritualidad ecológica", basada en el seguimiento de Jesucristo, del que Francisco de Asís fue testigo vivo. De hecho, como escribe el Pontífice, la vocación "de ser custodios de la obra de Dios es una parte esencial de una existencia virtuosa". Si es una vocación, no puede ser una elección opcional o un aspecto secundario de nuestra relación con Dios y nuestro prójimo, sino que debe influir en nuestras acciones y en la forma en que enfrentamos los desafíos diarios que la vida nos plantea. Lo que se ha hecho a nivel personal debe también traducirse a nivel institucional para condicionar la actividad en un sentido ecológico.

Esto es lo que la Gobernación está haciendo empezando, incluso antes de la publicación de la Laudato si', con la instalación de paneles fotovoltaicos en el techo del Aula Pablo VI. Son capaces de producir energía eléctrica sin la emisión de contaminantes. Este es uno de los objetivos para reducir el consumo de recursos. En este sentido, se han adoptado una serie de medidas para lograr un mayor control de la energía y una reducción relativa de las emisiones de dióxido de carbono. Los paneles del Aula Pablo VI son sólo los primeros de una serie. De hecho, también hemos instalado diferentes tipos de paneles solares en el edificio que es sede de la Specola Vaticana en Tucson, Arizona. Esto dará lugar a una fuerte reducción de los costos de la energía y a una disminución de las emisiones de dióxido de carbono. Además, desde 2009, en el Centro Industrial Vaticano funciona un sistema de "enfriamiento solar", necesario para la conversión de la energía solar en energía térmica y de refrigeración que se utiliza para climatizar el comedor de servicio durante el verano.

También hay una continua sustitución de las instalaciones eléctricas por aparatos de iluminación LED, sensores crepusculares y de presencia de última generación, que ajustan la intensidad según la variación de la luz natural. Un ejemplo acertado en la aplicación de la nueva iluminación es la bóveda de la Capilla Sixtina, lo que ha permitido reducir los costos de la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero en un 60% aproximadamente, favoreciendo así una considerable desaceleración del envejecimiento de los frescos. Sin olvidar el nuevo alumbrado de la Plaza de San Pedro y y la columnata de Bernini, que ofrece un ahorro de energía de hasta el 80%. En la propia Basílica Vaticana, la adopción de nuevos aparatos ha resultado en una reducción de casi el 80%. Al mismo tiempo, hemos desmantelado el antiguo equipo eléctrico utilizado y hemos actualizado tecnológicamente los dispositivos de la red usando sistemas operativos de nueva generación con menor impacto ambiental. También se han adoptado sistemas de domótica, que apagan automáticamente la iluminación al final de la jornada laboral. Esto incluye el reemplazo de los transformadores eléctricos que producían mucho calor con los de última generación. La misma sustitución tiene lugar también en el sector de la tecnología de la información y en el Centro de Procesamiento de Datos (CPD).

En los Jardines Vaticanos, el pulmón verde del Estado y en parte también de la ciudad de Roma, hay proyectos en curso que van de la mano con la premisa de la encíclica, a saber, la defensa de la casa común. Con el proyecto "Bio Gardens", por ejemplo, se ha podido eliminar completamente en sólo tres años el uso de plaguicidas de origen químico, dejando espacio a la biodiversidad y al uso de productos de origen natural para el control de las malas hierbas y a los abonos de origen orgánico.

Un esfuerzo aún más proactivo encaminado a proteger el medio ambiente y los recursos arbóreos existentes se realizó con la creación de un verdadero censo de las plantas existentes, que llevó a una reforestación del Estado con la plantación de 250 nuevos árboles altos, donde se habían eliminado con el tiempo, y la sustitución de unos 2.300 setos, característicos de los Jardines del Vaticano.

Una de las prioridades del Estado es también la protección de los recursos hídricos para reducir drásticamente el despilfarro mediante la adopción de circuitos cerrados para el reciclaje del agua destinada a las fuentes de los Jardines Vaticanos y la red de extinción de incendios dentro de las Murallas Leoninas. Para lograr este objetivo, se está trabajando actualmente en la renovación del sistema de riego de los Jardines, proyecto realizado con la tecnología más avanzada, que permite un ahorro de alrededor del 60% de los recursos hídricos gracias también a su automatización y a un uso equilibrado y racional del agua en función del tipo de cultivo/planta y de las condiciones meteorológicas.

También hemos pensado en materializar los principios de la encíclica en el ámbito de la agricultura. Nos referimos a la actividad agrícola del Estado de la Ciudad del Vaticano, que tiene lugar exclusivamente a través de la Dirección de las Villas Papales en la zona extraterritorial de Castel Gandolfo. Tanto en los cultivos como en la cría, que se lleva a cabo en la granja local, se aplican sistemas y técnicas que respetan la tierra y garantizan productos de excelente calidad.

En lo que respecta a la tracción y el transporte, desde 2014, el tráfico de los vehículos de los empleados de la Gobernación dentro del Estado ha sido limitado. Sólo los que residen a más de dos kilómetros del Vaticano pueden aparcar allí. Otro ámbito importante es la instalación de una red de infraestructura de carga para vehículos eléctricos e híbridos. Empezamos en 2018 y hasta la fecha hay diez dispositivos dentro del Estado que ofrecen veinte puntos de carga. El parque automovilístico del Estado también se renovará gradualmente con coches eléctricos e híbridos en préstamo o alquiler gratuito para los servicios del Estado, como la Oficina de Correos del Vaticano. También con el fin de reducir el impacto ambiental, desde 2019 utilizamos para nuestros vehículos gasóleo de automoción de tipo Diesel+, compuesto por un 15% de componentes verdes renovables, obtenido a partir de aceites vegetales usados y grasas animales con una reducción del consumo y de las emisiones gaseosas contaminantes, es decir, monóxido de carbono e hidrocarburos no quemados, de hasta un 40%.

Asimismo se ha prestado mucha atención a la calefacción y el aire acondicionado en los edificios. En este contexto, hemos modernizado la central térmica del Estado y sustituido los sistemas de aire acondicionado que utilizan gases derivados de los clorofluorocarbonos, causantes del efecto invernadero en la atmósfera, por equipos que cumplen las normas internacionales más exigentes a las que se ha adherido el Estado de la Ciudad del Vaticano y por ello la Santa Sede. También se ha previsto, aunque con las limitaciones del respeto al patrimonio arquitectónico, histórico y artístico del Vaticano, el uso de marcos y aislamientos para reducir la fuga térmica en todas las oficinas de la Gobernación.

Resolver el problema de los residuos fue uno de los principales argumentos del trabajo de la Gobernación. En julio de 2019, fue emanado mediante decreto del Presidente de la Gobernación de la SCV el nuevo Reglamento de Residuos, que tiene por objeto garantizar la gestión correcta y respetuosa con el medio ambiente de los residuos, tratándolos como un recurso y ya no como un desecho.

La reorganización del sistema de recogida de residuos urbanos permitió una diferenciación del 59% en 2019, 12 puntos mejor que el resultado obtenido en el año anterior. La remodelación del Centro de recogida del Estado también se ha traducido en una notable mejora en el ámbito de los residuos especiales, no peligrosos y peligrosos, llegando a diferenciar el 99% de los residuos gestionados.

Otro paso importante para la sostenibilidad es la transformación de los desechos. Un programa, actualmente suspendido por la emergencia sanitaria debido a la propagación de COVID-19, que prevé la instalación de un compostador electromecánico para la transformación de los residuos orgánicos producidos en el Estado en un "Compost" de calidad. De esta manera, las 600 toneladas de material orgánico producido regresan a la naturaleza en forma de mantillo.

Hay otros ejemplos que me gustaría destacar:

- la presencia de contenedores/compactadores para botellas de PET progresivamente ubicados también en el interior de los Museos Vaticanos que permiten la recuperación completa del material que es prácticamente siempre reciclable.

- la reducción de los residuos indiferenciados a sólo el 2% (es decir, hasta el 98% de los residuos se seleccionan correctamente).

De esta manera, los desechos ya no se consideran un gasto para su eliminación, sino como un recurso económico resultante de su uso rentable y virtuoso.

Los descritos anteriormente representan sólo algunos de los numerosos y articulados proyectos de gestión ambiental y energética planificados y realizados por las distintas Direcciones de la Gobernación que el tiempo disponible no permite profundizar y explicar, ni siquiera a nivel técnico, de los numerosos proyectos en curso para aplicar concretamente las indicaciones contenidas en la Laudato si'.

Intervención de S.E. Mons. Angelo Vincenzo Zani

La encíclica LS, con sus llamadas a la educación,latañe directamente a la Congregación para la Educación Católica por su responsabilidad hacia las escuelas y universidades.

En primer lugar, al ser un documento que se coloca en el ámbito de la enseñanza social de la Iglesia, se remite a la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae sobre las Universidades, que recomienda que la enseñanza de la doctrina social de la Iglesia se desarrolle cada vez más en las universidades católicas (recuerdo que hay 1865 universidades católicas presentes en todos los continentes, frecuentadas, entre otras cosas, por un alto porcentaje de no católicos).

En segundo lugar, las iniciativas de la Congregación se desarrollan desde hace tiempo en paralelo con el mensaje lanzado por el Papa Francisco en este documento. Me refiero a algunas coincidencias significativas. La LS se publicó en 2015, mientras un grupo de unas 40 Facultades de Agricultura de universidades católicas presentaba en la Expo de Milán sobre "Alimentación y nutrición" proyectos en el ámbito de la pesca y la agricultura para responder a los desafíos del hambre y la pobreza . El documento del Papa ha dado un fuerte impulso a este trabajo ya comenzado. Ese mismo año se celebró el primer Congreso Mundial de Escuelas y Universidades Católicas para conmemorar el 50º aniversario de la Declaración conciliar Gravissimum educationis, en la que se afirma que la educación debe formar niños y jóvenes que sean protagonistas de una sociedad humana más fraternal, tema bien subrayado por la LS.

Un tercer elemento importante de conexión es el lanzamiento que el Papa Francisco hizo el 12 de septiembre anunciando el evento del Pacto Educativo Mundial que se celebraría el 14 de mayo de 2020 (el quinto aniversario de la LS) y que tendrá una etapa telemática el 15 de octubre, en vista del evento real que se celebrará en una fecha posterior. En su Mensaje, el Papa se refiere directamente a LS con estas palabras: "En la encíclica LS invité a todos a colaborar en el cuidado de nuestra casa común, afrontando juntos los desafíos que nos interpelan... Renuevo la invitación para dialogar sobre el modo en que estamos construyendo el futuro del planeta y sobre la necesidad de invertir los talentos de todos, porque tcada cambio requiere un camino educativo que haga madurar una nueva solidaridad universal y una sociedad más acogedora". El pacto educativo, puesto en la estela de LS, pretende contribuir a la construcción de una humanidad más fraternal, para componer un nuevo humanismo cristiano.

En esta perspectiva, la publicación incluye cinco hojas de trabajo con diversas sugerencias didácticas y operativas para: preescolar y escuela primaria, escuela secundaria, universidad e investigación, educación permanente, educación informal.

Estos instrumentos tienen por objeto estimular a los educadores, profesores, estudiantes, investigadores, jóvenes y adultos a asumir la responsabilidad de la naturaleza y el medio ambiente para dar a las generaciones futuras un mundo y una humanidad mejores.

Pero es interesante saber que ya hay una larga serie de experiencias significativas en curso y muchas otras en preparación para desarrollar una "ecología integral".

Obviamente, la coincidencia del año especial sobre la LS con los trágicos acontecimientos sanitarios y socioeconómicos causados por la pandemia hace que el mensaje de la encíclica sea aún más profético y ofrece una brújula moral y espiritual de extraordinaria actualidad en el camino común hacia un mundo más unido, fraterno y sostenible.

El contenido del documento atañe directamente a los procesos educativos a todos los niveles y sin duda ofrece preguntas y estímulos para la investigación científica no sólo sobre el fondo de las cuestiones sino también sobre el método. Pedagógicamente, el tema de la ecología integral ofrece una visión paradigmática de la crisis actual, que no es sólo ambiental sino antropológica, ya que se extiende a todos los aspectos de la vida personal y la convivencia humana y social. En primer lugar, el mundo de la educación está llamado a crear una mayor concienciación estimulando la acción concreta y promoviendo la vocación ecológica de los jóvenes, los profesores, los líderes y los administradores que participana diario en la gestión de las escuelas y universidades .

Pero una fuerte provocación, desde el punto de vista educativo y científico, proviene del hecho de que los diferentes fenómenos vinculados a la crisis ambiental nos obligan a medirnos con la raíz común de la crisis actual (y esto es un problema de lectura hermenéutica), para luego asumir una perspectiva holística y, en consecuencia, superar la fragmentación narcisista y deletérea del conocimiento para desarrollar la inter y transdisciplinariedad en todos los niveles. A todo ello se vincula la necesaria apertura a la trascendencia: para un cambio auténtico no se puede prescindir de la dimensión espiritual, que abre un camino interior de conversión y renovación.

Desde el punto de vista social, hoy en día todavía no disponemos de la cultura necesaria para hacer enfrentar esta crisis, y por ello - afirma la LS – "hace falta construir iderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones actuales, incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras" (n. 53). Las universidades y escuelas católicas deben contribuir a esta tarea específica mediante proyectos interdisciplinarios compartidos y la creación de redes de cooperación a nivel educativo, académico y de investigación.

Entre otras cosas, la necesidad de activar una dinámica integral se subraya en el artículo 12 del Acuerdo de París, en el que se establece que "las Partes deberán cooperar en la adopción de las medidas que correspondan para mejorar la educación, la formación, la sensibilización y participación del público [...]".

Algunas experiencias.

A nivel universitario quisiera recordar tres ejemplos: a) la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá ha creado un Instituto de Estudios Superiores para promover la "Casa Común" iniciando y coordinando numerosas iniciativas en muchas otras universidades de América Latina; b) una red de Universidades Católicas está promoviendo proyectos de investigación en varios continentes a través de las Facultades de Agricultura y con la participación de instituciones públicas locales; c) las Universidades Pontificias Romanas han creado un Diploma Conjunto en Ecología Integral hace dos años, una iniciativa valiosa que ha tenido mucho éxito.

A nivel de las escuelas, han surgido muchas iniciativas, especialmente de las congregaciones religiosas que han encontrado en la LS un instrumento educativo muy concreto y atractivo para la pedagogía activa; basta pensar en los proyectos de los Salesianos, los Jesuitas, los Hermanos de las Escuelas Cristianas y muchas otras instituciones educativas. También a nivel interreligioso, está teniendo una gran difusión la metodología Design for Change,nacida en la India y ahora extendida en cientos de miles de escuelas en todo el mundo, . Todo proyecto o historia de cambio consta de cuatro fases metodológicas que permiten cambiar la propia situación personal, social o ambiental, a saber: sentir la necesidad o los problemas, imaginar nuevas soluciones, actuar o construir el cambio, compartir la historia del cambio para contagiar e inspirar a otros. Las escuelas católicas también han adoptado esta metodología basada en principios antropológicos evangélicos y la han llamado "Yo puedo, I can".

En el ámbito de las trayectorias informales o de la formación continua podríamos mencionar muchas experiencias muy interesantes: desde las iniciativas de las Scholas Occurrentes con los jóvenes, a los proyectos de las Escuelas de Verano de Sant'Egidio, desde los encuentros promovidos por New Humanity con los indígenas Guaraná hasta las propuestas del Earth Day o de la AVSI con los Scouts de varias religiones en Somalia o en Kenia.

Los trabajos preparatorios del evento del Pacto Educativo han elegido la "ecología integral" como uno de los puntos fundamentales para recoger las buenas prácticas en el mundo.

Intervención del Rev.do Bruno Marie Duffé

Para presentar brevemente el Documento que hoy nos reúne aquí, quisiera llamar su atención sobre el título que evoca el camino que estamos llamados a recorrer juntos, para cuidar de la Tierra y de las personas. Me limitaré a tres reflexiones esenciales.

La primera reflexión sitúa esta publicación en un contexto particular, el de una crisis sanitaria y social que amplifica la crisis ecológica y moral, puesta en evidencia por la Encíclica «Laudato si’». De hecho, experimentamos la fragilidad, tanto en nuestro cuerpo como en nuestros vínculos, en nuestras prácticas relacionadas con el cuidado del otro, en nuestras formas de pensar y de vivir el desarrollo económico y social. Esta experiencia de vulnerabilidad genera, inevitablemente, miedo y preocupación por el futuro. El llamamiento de la Encíclica «Laudato si’» a «escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres» no pretende amplificar el miedo, sino proponer un camino de conversión. Como sabemos, este camino solo existe a través de quienes lo recorren. Hoy día, «Laudato si’» podrá producir frutos de conversión únicamente si los testigos continúan el camino abierto por esta Carta. «Testigos» quiere decir «los que transmiten», «los que proponen», «los que deciden y se deciden a actuar». ¿Quiénes son estos testigos? Son los protagonistas de la vida económica y política, son las comunidades locales, con su memoria y sus esperanzas, son las Iglesias, son los jóvenes al igual que los ancianos porque, como afirma el Papa Francisco, en su Exhortación «Christus vivit», para que los jóvenes puedan soñar con el mundo de mañana, es necesario que los ancianos sigan soñando también con el mundo de hoy. Necesitamos explicar la manera práctica de implementar la «Laudato si’». Es a esta pedagogía a la que el Documento «En camino para el cuidado de la casa común» pretende contribuir.

La experiencia que vivimos a diario en el seno del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral nos muestra como el proyecto y la elaboración de la Encíclica «Laudato si’» proponen, en sí mismos, un enfoque. Se trata, ante todo, de observar el mundo en el que vivimos, y en el que algunos «sobreviven». Observar, escuchar y dejarse conmover por lo que vivimos y por aquellos con quienes vivimos.

Observar y dejarse conmover por una tierra que sufre en silencio y cuyo sufrimiento está directamente relacionado con la actividad humana, así como con el cambio climático que provoca esta actividad.

Entrar en contacto con una comunidad humana herida por las crecientes desigualdades y una conflictividad cada vez más fuerte.

Contemplar la belleza y la promesa de lo que se nos ha encomendado en la Creación del Padre y en el amor de Cristo.

Actuar y decidir en favor de otro desarrollo que ya no se defina como un «cada vez más» y una «huida hacia adelante» que agota todas las formas de vida.

Educar mediante el diálogo y las prácticas cotidianas de la sobriedad. Hemos incluido aquí la presentación de algunas «buenas prácticas» para despertar otras iniciativas educativas y comunitarias. Me refiero a la iniciativa de algunos jóvenes en Argentina («Cuidadores de la casa común») o en África (con CYNESA).

Por último, celebrar, es decir, recordar la promesa inscrita en cada uno de nosotros, con nuestros talentos y nuestras experiencias. Y ofrecer lo que hemos compartido, nuestras penas y la alegría simple, pero a la vez fuerte, de la solidaridad.

Para realizar este camino, estamos llamados a reconsiderar los lugares de nuestra actividad humana, la relación con los elementos (el agua, la tierra y los océanos), la biodiversidad, el trabajo, la economía, las finanzas, la vida de las comunidades locales y el planeta, es decir lo local y lo global. Se trata de atreverse a un desarrollo integral inspirado en la ecología integral, una nueva armonía con la tierra, con los demás y con uno mismo. De hecho, este camino es un camino para la vida y el futuro de la vida, que compromete a cada persona y a cada comunidad «hasta la humanidad entera» (Pablo VI, Populorum progressio, 1967). ¿Cómo podemos vivir lo que anunciamos cuando hablamos de dignidad, de responsabilidad compartida, de bien común y de prioridad para los pobres; principios que conforman la «Doctrina social de la Iglesia»?

En la introducción del documento «En camino para el cuidado de la casa común», se nos invita a tener presente la oración pronunciada por el Papa Francisco el 27 de marzo de 2020, para implorar el fin de la pandemia. «No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás. Y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida».

Es obvio que estas propuestas operativas no eximen de leer la Encíclica «Laudato si’», que sigue siendo fuente de inspiración y de iniciativa.

«Laudato si’» es un camino para los protagonistas del futuro. Es importante apoyar a los compañeros de viaje. Este el sentido de este documento, que desea ser una catequesis de la conversión a la ecología integral.

Intervención de Aloysius John

Como miembro de la Mesa Interdicasterial de Ecología Integral, Caritas Internationalis quiere agradecer muy sinceramente a la Secretaría de Estado su continua colaboración. Nuestra confederación forma parte de esta Mesa desde que fue establecida en 2015 por decisión del Papa Francisco para mejorar nuestro diálogo sobre los temas tratados por Laudato Si' y hacer propuestas para abordar los muchos problemas que hacen que nuestro Casa Común y los pobres "lloren". Contribuir a la reflexión incluida en este documento fue para nosotros una importante oportunidad para incorporar la voz de las comunidades locales y la experiencia de Caritas en el esfuerzo conjunto de realizar la Ecología Integral, tal como la promueve Laudato Si'.

Como podéis ver en el documento que presentamos hoy, entre las buenas prácticas se mencionan varios programas de las organizaciones de Cáritas. Por ejemplo: el compromiso de Caritas India y Caritas Asia, que aspira a proporcionar nuevos conocimientos y competencias a los pequeños agricultores a fin de evitar el uso excesivo de fertilizantes; la gran labor de Caritas Burkina Faso para garantizar el acceso al agua potable a la población local. Y finalmente la Campaña "Una familia humana, comida para todos", llevada a cabo por nuestra confederación de 2013 a 2015 y apoyada por el Santo Padre, centrada en el derecho humano a la alimentación y su plena realización para todos los miembros de la familia humana.

Todos ellos representan respuestas de las Iglesias locales a esta necesidad de conversión ecológica para la salvaguarda de nuestra Casa Común a la que el Santo Padre nos ha invitado a través de la Laudato Si'.

Hoy, en este tiempo de crisis, la profecía de Laudato Si' se ha cumplido, apuntando a la Ecología Integral como la lente a través de la cual estamos llamados a entender y responder a la realidad de hoy.

Las 162 organizaciones de Caritas están respondiendo a los desafíos que plantea la pandemia COVID-19: han proporcionado ayuda humanitaria para atender las necesidades de los pobres más afectados por la crisis, especialmente con ayuda alimentaria, cobijo y atención sanitaria. Sin embargo, no sólo nos enfrentamos a otra emergencia más: esta crisis es una crisis sistémica que ha puesto en tela de juicio nuestros sistemas políticos y económicos, y ha cambiado profundamente nuestros comportamientos sociales. Los efectos de esta pandemia están haciendo retroceder años de progreso en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se ha producido un aumento espectacular de la pobreza y, al mismo tiempo, un grave deterioro de las condiciones de quienes ya antes de la pandemia se encontraban entre los más vulnerables. Desgraciadamente, esta pandemia sigue extendiéndose, especialmente en el Sur, con consecuencias impredecibles.

El Papa Francisco nos llama a considerar este tiempo de prueba como "un tiempo de elección" en el que estamos llamados a usar nuestro mejor juicio y discernimiento para renovar nuestros sistemas hacia una mayor justicia y para la dignidad humana. Caritas aprovecha esta oportunidad de renovación, pidiendo una respuesta a esta crisis que sea igualmente sistémica, es decir, que aborde las causas profundas no sólo los síntomas, que sea intersectorial y profundamente transformadora. Esa respuesta no sólo pertenece a los gobiernos, sino también a la sociedad y, en particular, a las comunidades de base, que deben estar empoderadas para tomar decisiones informadas y responsables a fin de fijar un nuevo rumbo. Laudato Si' nos muestra esta dirección, con su enfoque del desarrollo basado en la ecología integral, donde todo está interconectado.

Hoy, aquí, Caritas quiere dar voz al grito de las comunidades locales con las que Caritas trabaja cada día en todos los países del mundo. Las comunidades que son las primeras víctimas del fracaso en la salvaguarda de nuestra casa común y que hoy en día nos piden acciones específicas e inmediatas, especialmente en lo que respecta a la seguridad alimentaria, el acceso al agua y la protección de los ecosistemas.

Seguridad alimentaria: Acelerar la realización del derecho humano a una alimentación adecuada y ponerlo en la base de todo el ciclo de producción, distribución y consumo de alimentos. Contribuir a la seguridad alimentaria mundial invirtiendo en sistemas alimentarios de pequeña escala, principalmente en los ámbitos de la agroecología, la agricultura familiar y la pesca, prestando especial atención al medio ambiente, el empleo y la dignidad en el trabajo, y la legalidad.

Agua: El acceso al agua debe mejorarse y ampliarse para todos, poniendo a disposición agua potable para la higiene, la preparación de alimentos, el uso doméstico, la agricultura, etc. Las comunidades locales deben convertirse en protagonistas y responsables de su autosuficiencia en materia de agua, fortaleciendo su capacidad para evaluar sus necesidades y adoptar sistemas adecuados de gestión y monitereo, para almacenar el agua y mantener los conductos y servicios de agua.

Ecosistemas: La relación causa-efecto entre la deforestación, la degradación de los ecosistemas tropicales y el brote de COVID-19 es ahora bien conocida. Esta pandemia se sitúa en el contexto de una crisis mundial de la biodiversidad y el clima. Debemos promover estilos de vida y pautas de consumo sostenibles que respeten los ecosistemas y la limitación de los recursos naturales, que contrasten la explotación y el despilfarro tanto a nivel individual como colectivo.

Después de COVID-19 nada será lo mismo. Como ha afirmado el Papa Francisco, es hora de construir un nuevo futuro y este nuevo futuro debe ser construido a la luz de Laudato si'. Es hora de que todos, gobiernos y sociedades civiles, hagan ese esfuerzo de conversión al que nos exhorta el Santo Padre en esta encíclica profética.

Intervención de Tomás Insúa

Es una gran alegría participar en la presentación de este documento. Laudato si' en última instancia, era una llamada a la acción. No era una agradable reflexión destinada a una estanteria sino una llamada a "cuidar" (¡un verbo!) de nuestra casa común, como indica el subtítulo. Es realmente notable que tenga un verbo en el subtítulo, bastante poco común para una encíclica.

Después del muy especial "Kairos" de 2015, año en que la encíclica llegaba en medio del proceso histórico de la humanidad hacia el Acuerdo de París sobre el Clima, es muy oportuno hacer un balance de la acción que la Laudato si' ha suscitado hasta ahora. Laudato si' está renovando la Iglesia. Como esta nueva publicación revela, es absolutamente asombroso ver como la Iglesia está siendo energizada y revitalizada por esta encíclica. Como decía san Juan Pablo II (y Laudato si' reforzaba), la Iglesia está llamada a experimentar una profunda "conversión ecológica", un cambio de corazón que profundice nuestra comunión con nuestro Creador y con toda la Creación, siguiendo las huellas de san Francisco de Asís.

El documento recopila muchas grandes historias de todos los rincones del mundo, de todos los sectores de la Iglesia. Nos sentimos muy honrados de que algunas de esas historias que se presentan procedan de GCCM ,que es un joven movimiento fundado en 2015 en víspera de la publicación de la encíclica y de sus miembros . Un fruto directo de Laudato si' (aunque no supiéramos su nombre en aquel entonces). Empezando como unn pequeño network online de organizaciones y líderes católicos de todos los continentes, fundado durante la visita del Papa a Filipinas, ha crecido hasta convertirse en un movimiento global que agrupa más de 700 organizaciones católicas (órdenes religiosas, movimientos laicos, grupos juveniles, agencias de Caritas, oficinas diocesanas, etc.) y miles de animadores de Laudato si' que dirigen parroquias, escuelas y otras comunidades a "Live Laudato si'".

Es interesante notar la participación muy activa de los laicos en general, y de los jóvenes en particular, para ayudar a la Iglesia a vivir el mensaje de Laudato si'. Nos habla del potencial de esta encíclica para revitalizar la Iglesia e impulsar la nueva evangelización. Y lo más importante, sólo estamos viendo la punta del iceberg. Esta nueva publicación recopila algunos de los maravillosos frutos de los primeros 5 años de Laudato si', pero estoy seguro de que los frutos de los 5 años siguientes serán aún más impresionantes.

El Año LS que fue recientemente proclamado por el Papa Francisco ya ha empezado a dar abundantes frutos que impulsarán aún más la aplicación de la Laudato si.' El Año LS comenzó con una celebración especial de la Semana LS el mes pasado para conmemorar el 5º aniversario, durante la cual tuvimos la suerte de asociarnos con el DSSUI y muchas otras organizaciones católicas para organizar una gran celebración online con maravillosos frutos. Y ahora nos preparamos para una celebración aún mayor del Tiempo de la Creación, la iniciativa anual del 1 de septiembre al 4 de octubre junto con otras iglesias cristianas, que gana más impulso año tras año (como destaca este texto interdicasterial) y es "el próximo gran hito" del Año LS.

Enorme gratitud a los distinguidos miembros de la Santa Sede por su liderazgo en el avance de la implementación de la Laudato si' , y esperamos los próximos 5 años de acción para dar vida a Laudato si'. Gracias.