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Audiencia general , 30.01.2019

La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar  a las 9:30 en el Aula Pablo VI  donde el Santo Padre Francisco ha encontrado grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.

El Papa ha dedicado la catequesis a su reciente viaje a Panamá con motivo de la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud. Se ha leído el pasaje bíblico del Evangelio según san Lucas 1, 38-39.

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes procedentes de todo el mundo.

La audiencia general ha terminado con el canto del  Pater Noster  y la bendición apostólica.

 

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy hablaré de mi reciente viaje apostólico a Panamá. Os  invito a dar gracias conmigo al Señor por esta gracia que ha querido dar a la Iglesia y al pueblo de ese amado país. Doy las gracias al Sr. Presidente de Panamá y a las otras autoridades, a los obispos, así como  a todos los voluntarios –había tantos-  por su calurosa y familiar bienvenida, la misma que hemos visto en la gente que en todas partes ha venido a saludar con gran fe y entusiasmo. Me ha llamado mucho la atención que la gente levantaba en  brazos a los niños. Cuando pasaba el papamóvil, todos con los niños, los levantaban como diciendo: "¡Mirad mi orgullo, aquí está mi futuro!”. Y enseñaban a los niños. ¡Eran tantos! Y los padres y las madres orgullosas de ese niño. Pensé: ¡cuánta dignidad en este gesto y cuánto es elocuente para el invierno demográfico que estamos viviendo en Europa! El orgullo de esa familia son los niños. La seguridad para el futuro son los niños. ¡El invierno demográfico sin niños es duro!

El motivo de este viaje ha sido  la Jornada Mundial de la Juventud; sin embargo a los encuentros con jóvenes se han entrelazado otros con la realidad del país: las autoridades, los obispos, los jóvenes reclusos, los consagrados y una casa-familia. Todo ha estado como "contagiado" y "amalgamado" por la alegre presencia de los jóvenes: una fiesta para ellos y una fiesta para Panamá, y también para toda América Central, marcada por tantos dramas y necesitada de esperanza y de paz, y también de justicia.

Esta Jornada Mundial de la Juventud estuvo precedida por el encuentro de  los jóvenes de los pueblos nativos y afroamericanos. Un hermoso gesto: han estado cinco días de encuentro, los jóvenes indígenas y afro-descendientes. Son muchos en esa región. Han abierto la puerta a la Jornada Mundial. Y esa es una iniciativa importante que ha mostrado todavía mejor el rostro multifacético de la Iglesia en América Latina: América Latina es mestiza. Luego, con la llegada de grupos de todo el mundo, se formó la gran sinfonía de rostros e idiomas, típica de este evento. Ver todas las banderas desfilar juntas, danzar en las manos de los jóvenes alegres por  encontrarse es un signo profético, un signo que va en contra de la triste tendencia actual de los nacionalismos conflictivos, que levantan muros y se cierran a la universalidad, al encuentro entre los pueblos. Es una señal de que los jóvenes cristianos son levadura de  paz en el mundo.

Esta JMJ ha tenido una fuerte huella mariana, porque su tema eran las palabras de la Virgen al Ángel: "He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra "(Lc. 1, 38). Fue impresionante escuchar estas palabras pronunciadas por los representantes de los jóvenes de los cinco continentes y, sobre todo, verlas transparentarse en sus rostros. Mientras haya nuevas generaciones capaces de decir "heme aquí" a Dios, habrá futuro en el mundo.

Entre las etapas de la JMJ siempre está el Vía Crucis. Caminar con María detrás de Jesús cargado con la cruz es la escuela de la vida cristiana: allí se aprende el amor paciente, silencioso, concreto. Os hago una confidencia: a mí me gusta mucho hacer el Vía Crucis porque es andar con María detrás de Jesús. Y siempre llevo conmigo, para hacerlo en cualquier momento, un Vía Crucis de bolsillo, que me regaló una persona muy apostólica en Buenos Aires. Y cuando tengo tiempo lo tomo y sigo el Vía Crucis. Haced vosotros también el Vía Crucis porque es seguir a Jesús con María en el camino de la cruz, donde él dio la vida por nosotros, por nuestra redención. En el Vía Crucis se aprende el amor paciente, silencioso y concreto. En Panamá, los jóvenes llevaban con Jesús y María la carga de la condición de tantos hermanos y hermanas que sufren en América Central y en todo el mundo. Entre ellos hay muchos jóvenes víctimas de diferentes formas de esclavitud y pobreza. Y en este sentido, fueron momentos muy significativos la liturgia penitencial que celebré en un Hogar de rehabilitación para menores y la visita a la Casa-familia "Buen Samaritano", que alberga a personas afectadas por el VIH / SIDA,

La culminación de la JMJ y del viaje fueron la Vigilia y la Misa con los jóvenes. En la Vigilia,- en aquel campo lleno de jóvenes que hicieron la Vigilia, durmieron allí y a las ocho de la mañana participaron en la misa- ;en la Vigilia se renovó el diálogo vivo con todos los chicos y las chicas, entusiastas y también capaces de silencio y  de escucha. Pasábamos del entusiasmo a la escucha y a la oración en silencio. Les  presenté a María como aquella que, en su pequeñez, más que ninguna otra, ha "influido" en la historia del mundo: la llamamos la  "influencer de Dios". En su "fiat" se han reflejado los testimonios hermosos y fuertes de algunos jóvenes. El domingo por la mañana, en la gran celebración eucarística final, Cristo resucitado, con la fuerza del Espíritu Santo, habló de nuevo a los jóvenes del mundo y los llamó a vivir el Evangelio en el  hoy, porque los jóvenes no son el "mañana"; no, son el “hoy” para el mañana. No son el "mientras tanto", sino el hoy, el ahora  de la Iglesia y del mundo. Y he apelado a la responsabilidad de los adultos, para que a las nuevas generaciones no les falte la instrucción, el trabajo, la comunidad y la familia. Y esta es la clave en este momento en el mundo, porque todo esto falta. Instrucción, es decir, educación. Trabajo: cuántos jóvenes están sin él. Comunidad: que se sientan acogidos, en la familia, en la sociedad.

El encuentro con todos los obispos de América Central fue para mí un momento de especial consuelo. Juntos nos dejamos enseñar por el testimonio del santo obispo Oscar Romero, para aprender cada vez mejor cómo "sentir con la Iglesia", -era su lema episcopal-, estando cerca de los jóvenes, los pobres, los sacerdotes, del santo pueblo fiel de Dios.

Y un fuerte valor simbólico tuvo la consagración del altar de la restaurada catedral de Santa María La Antigua, en Panamá. Estuvo cerrada siete años por restauración. Un signo de belleza redescubierta, para la gloria de Dios y para la fe y la fiesta de su pueblo. El crisma que consagra el altar es el mismo que unge a los bautizados, a  los confirmados, a los sacerdotes y a los obispos. ¡Qué la familia de la Iglesia, en Panamá y en todo el mundo, consiga del Espíritu Santo una fecundidad siempre nueva, para que la peregrinación de los jóvenes discípulos misioneros de Jesucristo prosiga y se difunda en la tierra!

Saludos en las diversas lenguas

 

Saludos en francés

Saludo cordialmente a los peregrinos francófonos, en particular a los sacerdotes de la diócesis de Versalles, acompañados por su obispo, Monseñor Aumonier. Os invito, queridos hermanos sacerdotes, a seguir estas Jornadas Mundiales de la Juventud, a sentiros siempre con la Iglesia, cerca los jóvenes, de los pobres y de todos los fieles, para obtener del Espíritu Santo una fecundidad siempre nueva. ¡Dios os bendiga!

Saludos en inglés

Saludo a los peregrinos de habla inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente a los de los Estados Unidos de América. Sobre todos vosotros y vuestras familias, invoco el gozo y la paz del Señor. ¡Dios os bendiga!

Saludos en alemán

Me complace dar la bienvenida a los peregrinos de los países de habla alemana. Dirijo un saludo particular a los muchos jóvenes presentes en esta audiencia. El Señor nos llama a vivir el Evangelio en el día de hoy. ¡Qué la Virgen María nos ayude a decir nuestro "sí" para llevar a Dios y su esperanza a nuestros vecinos! Buena estancia en Roma. Os bendigo a todos de corazón.

Saludos en español

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española  provenientes de España y de América Latina. Encomendemos a la Virgen María de modo especial a los jóvenes, para que el Espíritu Santo los llene con la gracia de sus dones y caminando como auténticos discípulos misioneros de Cristo sean en el mundo fermento de paz y alegría. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Saludos en portugués

Saludo a los peregrinos de lengua portuguesa, especialmente al grupo del Colegio São José de Coímbra. Queridos amigos, el mundo necesita una Iglesia joven, alegre y acogedora: renovemos nuestro compromiso para que nuestras comunidades se conviertan en lugares donde se haga experiencia del amor de Dios que no excluye a nadie. ¡Y la próxima Jornada será en portugués! ¡El Señor bendiga a todos!

Saludos en árabe

¡Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de habla árabe, especialmente a los de Oriente Medio! Queridos hermanos y hermanas, cuando estéis ante Jesús, no tengáis miedo de abrir vuestro corazón, para que renueve en vosotros el fuego de su amor, para que os empuje a abrazar la vida con toda su fragilidad, pero también con toda su grandeza y su belleza. ¡No tengáis miedo de decir a Jesús que también vosotros queréis participar en su historia de amor en el mundo, que estáis hechos para "más"! ¡El Señor os bendiga!

Saludos en polaco

Doy la bienvenida a los peregrinos polacos. De manera especial saludo a los universitarios de la comunidad de la iglesia de San Estanislao en Roma. Queridos hermanos y hermanas, gracias por acompañarme con la oración durante mi viaje a Panamá. Ha sido hermoso conocer a los jóvenes del mundo, compartir su alegría y su entusiasmo de fe, festejando, pero también reflexionando sobre sus vidas a la luz de María, la joven Madre de Dios, que -con su "fiat" - influyó en la historia del mundo. ¡Qué su protección materna siempre os acompañe! ¡Dios os bendiga!

Saludos en italiano

Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de habla italiana.

Me alegra recibir a las Monjas de la Pasión de Jesucristo (Pasionistas), con motivo de su Capítulo General; a las religiosas de la Red Mundial "Talitha Kum"; a los Hermanos de la Caridad y a los miembros del Instituto Missio Christi.

Saludo a las familias del espectáculo itinerante ¡y seguro que está Sor Geneviève ahí!; a la Asociación de voluntariado europeo solidario; al grupo "Salvadè for África" ​​y a los institutos escolares, en particular el de Cisterna di Latina y el de Ginosa.

Dirijo un pensamiento especial a los jóvenes, los ancianos, a los enfermos y a los recién casados.

Mañana celebraremos la memoria de San Juan Bosco, padre y maestro de jóvenes: ¡Un buen cura! Don Bosco sabía cómo hacer sentir el abrazo de Dios a todos los jóvenes que conocía, ofreciéndoles una esperanza, un hogar, un futuro. ¡Qué su testimonio nos ayude a todos a considerar lo importante que es educar a las nuevas generaciones en los valores humanos y espirituales auténticos!