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Viaje Apostólico de Su Santidad Francisco a Lituania, Letonia y Estonia (22 - 25 de septiembre de 2018) – Despedida de Vilnius y telegrama al Presidente de la República de Lituania.- Bienvenida oficial, Ceremonia de bienvenida en Letonia.- Visita de cortesía al Presidente de la República y Encuentro con las Autoridades, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático,, 24.09.2018

Salida de Vilnius y telegrama al Presidente de la República de Lituania

Esta mañana, a las 7.00 hora local (6.00 horas en Roma), el Santo Padre Francisco dejó la Nunciatura Apostólica y se trasladó en automóvil al Aeropuerto Internacional de Vilnius, desde donde a las 7.20 (6.20 horas en Roma), a bordo de un CS 300 de Air Baltic, voló hacia Letonia.

En el acto de despedirse del territorio lituano, el Papa ha enviado el siguiente mensaje telegráfico a la Sra. Dalia Grybauskaitė, Presidenta de la República de Lituania:

A SU EXCELENCIA DALIA GRYBAUSKAITĖ
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE LITUANIA
VILNIUS

AL SALIR DE LITUANIA PARA CONTINUAR MI VIAJE APOSTÓLICO A LETONIA Y ESTONIA, RENUEVO MI PROFUNDO APRECIO A SU EXCELENCIA, AL GOBIERNO Y AL AMADO PUEBLO DE LITUANIA POR SU CÁLIDA BIENVENIDA Y GENEROSA HOSPITALIDAD. LE GARANTIZO MIS ORACIONES POR LA PAZ Y LA ARMONÍA EN LA NACIÓN, E INVOCO ABUNDANTES BENDICIONES DIVINAS SOBRE TODOS VOSOTROS.

FRANCISCO PP.

Bienvenida oficial en el Aeropuerto Internacional de Riga

El avión que transportaba al Santo Padre desde Vilnius,  aterrizó a las 08:10 pm hora local (07:10 hora de Roma) en el Aeropuerto Internacional de Riga, Letonia.

A su llegada, el Papa fue recibido por el Presidente de la República de Letonia, el Sr. Raimonds Véjonis y por dos niños vestidos con el traje típico que le obsequiaron con un ramo de flores.

También estaban presentes la embajadora de Letonia ante la Santa Sede, la Sra. Veronika Erte, el Presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Rēzekne-Aglona, ​​S.E. Mons, Jānis Bulis y el arzobispo de Riga, S.E. Mons. Zbigņevs Stankevičs.

A continuación, pasando ante el piquete de honor, el Presidente de la República ha acompañado al Papa a la sala VIP, donde lo esperaban jóvenes vestidos con el traje típico que ejecutaron cantos y danzas de Letonia.

Acto seguido, el Papa se trasladó al Palacio Presidencial de Riga en automóvil.

Ceremonia de bienvenida en Letonia

A su llegada al Palacio Presidencial en Riga, el Papa Francisco fue recibido por el Presidente de la República de Letonia, el Sr. Raimonds Vējonis.

Después de la ejecución de los himnos, los honores militares y la presentación de las respectivas delegaciones, el Presidente acompañó al Santo Padre al segundo piso del Palacio Presidencial, donde tuvo lugar la visita de cortesía.


Visita de cortesía al Presidente de la República de Letonia y Encuentro con las Autoridades, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático

El Presidente y el Papa llegaron al "Salón Blanco" del Palacio Presidencial, donde tuvo lugar la firma del Libro de Honor y el intercambio de dones.

Luego, el Santo Padre y el presidente se trasladaron al adyacente "Salón de Embajadores" para la reunión privada. Al final, en la sala contigua, el Presidente presentó su familia al Papa.

A continuación, se trasladaron juntos al salón donde, a las 9:20 hora local (08:20 hora de Roma), ante unas 500 personas, tuvo lugar el encuentro con las Autoridades, la Sociedad civil y el Cuerpo Diplomático.

Después de la alocución del presidente de la República de Letonia, el Santo Padre pronunció su discurso.

Por último, el Papa, acompañado por el Presidente, se despidió del Palacio Presidencial para trasladarse al Monumento a la Libertad en automóvil.

Publicamos a continuación el discurso que el Santo Padre dirigió a los presentes

durante el encuentro con las Autoridades, la Sociedad Civil y los miembros del Cuerpo Diplomático:

Discurso del Santo Padre

Discurso del Santo Padre

Señor Presidente,
Miembros del Gobierno y autoridades,
Miembros del Cuerpo Diplomático y de la sociedad civil,
queridos amigos todos:

Agradezco, señor Presidente, sus amables palabras de bienvenida así como la invitación que me hizo para visitarlos durante el encuentro que mantuvimos en el Vaticano. Es motivo de alegría poder estar por primera vez en Letonia y en esta ciudad que, como todo vuestro país, ha estado marcada por duras pruebas sociales, políticas, económicas y también espirituales —fruto de las divisiones y conflictos del pasado—, pero que hoy se ha convertido en uno de los principales centros culturales, políticos y portuarios de la región. Vuestros representantes del ámbito de la cultura y del arte y, en particular, del mundo musical son bien conocidos fuera de vuestras fronteras. También lo he podido apreciar a mi llegada en el aeropuerto. De ahí creo que pueden aplicarse bien las palabras del salmista: «Cambiaste mi luto en danza» (Sal 30,12). Letonia, tierra de las “dainas”, ha sabido cambiar su luto y dolor en canto y danza y se ha esforzado en transformarse en lugar de diálogo y de encuentro, de convivencia pacífica que busca mirar hacia adelante.

Celebráis los 100 años de vuestra independencia, momento significativo para la vida de toda la sociedad. Vosotros conocéis muy bien el precio de esta libertad que habéis tenido que conquistar y reconquistar. Una libertad hecha posible gracias a las raíces que os constituyen, como le gustaba recordar a Zenta Maurina que ha inspirado a tantos de vosotros: «Mis raíces están en el cielo». Sin esa capacidad de mirar hacia arriba, de apelar a horizontes más altos que nos recuerden esa «dignidad trascendente» de la que todos los seres humanos estamos formados (cf. Discurso al Parlamento Europeo, 25 noviembre 2014), la reconstrucción de vuestra nación no hubiera sido posible. Esa capacidad espiritual de mirar más allá, y que se hace concreta en pequeños y cotidianos gestos de solidaridad, compasión y auxilio mutuo, los ha sostenido y, a su vez, les ha dado la creatividad necesaria para generar nuevas dinámicas sociales frente a todos los intentos reduccionistas y de exclusión que siempre amenazan el tejido social.

Me alegra saber que en el corazón de las raíces que constituyen esta tierra se encuentra la Iglesia Católica, en un trabajo de plena colaboración con las otras Iglesias cristianas, lo cual es signo de cómo es posible desarrollar una comunión en las diferencias. Realidad que ocurre cuando las personas se animan a ir más allá de la superficie conflictiva y se miran en su dignidad más profunda. Así, podemos afirmar que cada vez que las personas y las comunidades aprendemos a apuntar más alto de nosotros mismos y de nuestros intereses particulares, la comprensión y el compromiso mutuo se transforman en solidaridad; la cual, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte en un modo de hacer la historia, en un ámbito donde los conflictos, las tensiones e incluso los que se podrían haber considerados opuestos en el pasado, pueden alcanzar una unidad multiforme que engendra nueva vida (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 228). Así como nutrió la vida de vuestro pueblo, hoy el Evangelio puede seguir abriendo caminos para afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias y especialmente fomentando la común-unión entre todos.

La celebración del centenario recuerda la importancia de seguir apostando por la libertad y la independencia de Letonia, que ciertamente son un don, pero también una tarea que implica a todos. Trabajar por la libertad es comprometerse por un desarrollo integral e integrador de las personas y de la comunidad. Si hoy se puede hacer fiesta es gracias a tantos que han abierto caminos, puertas, futuro, y les han dejado en herencia la misma responsabilidad: abrir futuro poniendo la mirada en que todo esté al servicio de la vida, generando vida. Y en este sentido, al finalizar este encuentro, iremos hacia el Monumento de la Libertad donde estarán presentes niños, jóvenes y familias. Ellos nos recuerdan que «la maternidad» de Letonia —analogía sugerida por el lema de este viaje— encuentra eco en la capacidad de promover estrategias que sean realmente eficaces y estén más centradas en los rostros concretos de estas familias, ancianos, niños y jóvenes, que en el primado de la economía sobre la vida. La “maternidad” de Letonia se manifiesta también en la capacidad de generar fuentes de trabajo para que nadie necesite desarraigarse por construir su futuro. El índice de desarrollo humano también se mide por la capacidad de crecer y multiplicarse. El desarrollo de las comunidades no se produce únicamente, y menos se mide, por la capacidad de bienes o recursos que se posean, sino por las ganas que se tenga de engendrar vida y crear futuro. Esto solo es posible en la medida que haya arraigo en el pasado, creatividad en el presente y confianza y esperanza en el mañana. Y se mide en la capacidad de entrega y de apuesta tal como las generaciones pasadas nos supieron testimoniar.

Señor Presidente, amigos todos: Comienzo aquí mi peregrinación por esta tierra, pidiéndole a Dios que siga acompañando, bendiciendo y haciendo próspera la labor de vuestras manos para esta nación.