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Audiencia general , 29.08.2018

La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar  a las 9:20 en la Plaza de San Pedro  donde el Santo Padre Francisco ha encontrado grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.

El Santo Padre, ha dedicado la catequesis a su reciente viaje a Irlanda con motivo del IX Encuentro Mundial de las familias (Pasaje bíblico: Salmo 128,1-61)

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes procedentes de todo el mundo y a continuación ha lanzado un llamamiento con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la creación que se celebra el sábado 1 de septiembre.

La audiencia general ha terminado con el canto del  Pater Noster  y la bendición apostólica.

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El fin de semana pasado hice un viaje a Irlanda para participar en el Encuentro Mundial de Familias: estoy seguro de que lo visteis en la televisión. Mi presencia quería ante todo confirmar a las familias cristianas en su vocación y misión. Las miles de familias —esposos, abuelos, hijos— reunidas en Dublín, con toda la variedad de sus idiomas, culturas y experiencias, han sido un signo elocuente de la belleza del sueño de Dios para toda la familia humana. Y lo sabemos: el sueño de Dios es la unidad, la armonía y la paz, en las familias y en el mundo, fruto de la fidelidad, del perdón y de la reconciliación que Él nos ha dado en Cristo.

Él llama a las familias a participar en este sueño y a hacer del mundo una casa donde nadie esté solo, nadie sea no querido, nadie sea excluido. Pensad bien en esto: lo que Dios quiere es que ninguno esté solo, ninguno sea no querido, ninguno sea excluido. Por eso, era muy apropiado el tema de este Encuentro mundial. Se llamaba así: «El Evangelio de la familia, alegría para el mundo».

Estoy agradecido al presidente de Irlanda, al primer ministro, a las diversas autoridades gubernativas, civiles y religiosas y a las muchas personas de cada nivel que ayudaron a preparar y realizar los eventos del Encuentro. Y muchas gracias a los obispos, que han trabajado tanto. Dirigiéndome a las autoridades, en el Castillo de Dublín, reafirmé que la Iglesia es familia de familias y que, como un cuerpo, sostiene sus células en el indispensable papel para el desarrollo de una sociedad fraterna y solidaria.

Verdaderos «puntos-luz» de estas jornadas fueron los testimonios de amor conyugal dados por parejas de todas las edades. Sus historias nos han recordado que el amor del matrimonio es un don especial de Dios, a cultivar cada día en la «iglesia doméstica» que es la familia. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de una revolución de amor, de una revolución de ternura, que nos salve de la actual cultura de lo provisorio! Y esta revolución comienza en el corazón de la familia.

En la pro-catedral de Dublín encontré a cónyuges comprometidos en la Iglesia y a tantas parejas de jóvenes esposos y  encontré después a algunas familias que afrontan particulares desafíos y dificultades .Gracias a los Hermanos capuchinos, que siempre son cercanos al pueblo, y a la más amplia familia eclesial, experimentan la solidaridad y el apoyo que son fruto de la caridad.

Momento culminante de mi visita fue la gran fiesta con las familias el sábado por la tarde, en el estadio de Dublín, seguida el domingo de la misa en el Phoenix Park. En la vigilia escuchamos testimonios muy conmovedores de familias que han sufrido por las guerras, familias renovadas por el perdón, familias a las que el amor ha salvado de la espiral de dependencias, familias que han aprendido a usar bien los teléfonos y tablet y a dar prioridad al tiempo pasado juntos. Y se resaltaron los valores de la comunicación entre generaciones y el papel específico que espera a los abuelos al consolidar los lazos familiares y transmitir el tesoro de la fe. Hoy —es duro decirlo— pero parece que los abuelos molestan. En esta cultura del descarte, los abuelos «se descartan», se alejan.

Pero los abuelos son la sabiduría, son la memoria de un pueblo, la memoria de las familias. Y los abuelos deben transmitir esta memoria a los nietos. Los jóvenes y los niños deben hablar con los abuelos para llevar adelante la historia. Por favor: no descartéis a los abuelos. Que estén cercanos a vuestros hijos, a los nietos.

En la mañana del domingo peregriné al Santuario mariano de Knock, tan querido por el pueblo irlandés. Allí, en la capilla construida sobre el lugar de una aparición de la Virgen, confié a su protección materna a todas las familias, en particular a las de Irlanda. Y aunque mi viaje no incluía una visita a Irlanda del norte, dirigí un saludo cordial a su pueblo y animé el proceso de reconciliación, pacificación y cooperación ecuménica.

Esta visita mía, además de la gran alegría, debía también hacerse cargo del dolor y de la amargura por los sufrimientos causados en ese país por varias formas de abusos, también por parte de miembros de la Iglesia, y por el hecho de que las autoridades eclesiásticas en el pasado no siempre han sabido afrontar de forma adecuada estos crímenes. Ha dejado un signo profundo el encuentro con algunos supervivientes —eran ocho—; y en varias ocasiones pedí perdón al Señor por estos pecados, por el escándalo y el sentido de traición procurado.

Los obispos irlandeses han iniciado un serio recorrido de purificación y reconciliación con aquellos que han sufrido abusos, y con la ayuda de las autoridades nacionales han establecido una serie de normas severas para garantizar la seguridad de los jóvenes. Y después, en mi encuentro con los obispos le animé en su esfuerzo por remediar los fracasos del pasado con honestidad y valentía, confiando en las promesas del Señor y contando sobre la fe profunda del pueblo irlandés, para inaugurar un tiempo de renovación de la Iglesia en Irlanda. En Irlanda hay fe, hay gente de fe: una fe con grandes raíces. ¿Pero sabéis una cosa? Hay pocas vocaciones al sacerdocio. ¿Cómo es que esta fe no puede? Por estos problemas, los escándalos, tantas cosas… Tenemos que rezar para que el Señor envíe sacerdotes santos a Irlanda, envíe nuevas vocaciones. Y lo haremos juntos, rezando un «Ave María» a la Virgen de Knock. [Oración del Ave María]. Señor Jesús, envíanos sacerdotes santos.

Queridos hermanos y hermanas, el Encuentro mundial de las familias en Dublín ha sido una experiencia profética, reconfortante, de muchas familias comprometidas en el camino evangélico del matrimonio y de la vida familiar; familias discípulas y misioneras, fermento de bondad, santidad, justicia y paz. Nosotros olvidamos muchas familias —¡muchas!— que llevan adelante a la propia familia, a los hijos, con fidelidad, pidiéndose perdón cuando hay problemas. Olvidamos por qué hoy está de moda en las revistas, en los periódicos, hablar así: «Este se ha divorciado de esta… Esa de aquel… Y la separación...». Pero por favor: esto es algo feo. Es verdad: yo respeto a cada uno, debemos respetar a la gente, pero lo ideal no es el divorcio, lo ideal no es la separación, lo ideal no es la destrucción de la familia. Lo ideal es la familia unida. Así adelante: ¡este es el ideal!

El próximo Encuentro mundial de las familias tendrá lugar en Roma en 2021. Encomendémosle a todas a la protección de la Santa Familia de Jesús, María y José, para que en sus casas, parroquias y comunidades puedan ser verdaderamente «alegría para el mundo».

 

Saludos en las diversas lenguas

 

Saludos en francés

Me complace saludar a los peregrinos de Francia, Benin y los diversos países francófonos, en particular al grupo de fieles de Toulouse y a los miembros de las Misiones Extranjeras Capuchinas de Benin. En preparación para la próxima reunión mundial que se celebrará en Roma en 2021, confiamos a todas las familias a la protección amorosa de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Que sean verdaderamente "alegría para el mundo", tanto en sus hogares como en sus parroquias y en sus comunidades. ¡Dios os bendiga!

Saludos en inglés

Saludo a los peregrinos de habla inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente los de Ghana, Sudáfrica, Corea y los Estados Unidos de América. Sobre todos vosotros y vuestras familias, invoco el gozo y la paz de nuestro Señor Jesucristo. ¡Dios os bendiga!

Saludos en alemán

Extiendo un cordial saludo a todos los peregrinos de habla alemana, especialmente a los muchos monaguillos aquí presentes. Agradecido por las preciosas experiencias de mi viaje, os invito a realizar cada vez más el amor de Dios en vuestras familias y os confío a todos a la protección de la Sagrada Familia.

Saludos en español

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica.

Los animo a que sigan adelante en su compromiso cristiano, sin desfallecer, sosteniéndose los unos a los otros. Y les pido que recen por las familias, y también por los sacerdotes, para que cada uno en su estado de vida sea, en medio de la sociedad, testigo valiente de la alegría evangelio y fermento de bondad y de santidad. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Saludos en portugués

Extiendo un cordial saludo a los peregrinos de habla portuguesa, en particular a los fieles de Viseu, Aveiro y los brasileños de Río de Janeiro. Queridos amigos, ¡gracias por vuestra presencia y, sobre todo, por vuestras oraciones! Pidamos al Espíritu Santo, creador de la unidad en la Iglesia y en las familias, que nos ayude a buscar siempre el diálogo, el perdón y la reconciliación en las familias, para que podamos construir un mundo de paz y solidaridad. ¡Que Dios os bendiga así como a vuestros seres queridos!

Saludos en árabe

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua árabe, especialmente a los de Siria, Líbano y Oriente Medio. Las dificultades y problemas que atraviesan las familias no pueden socavar la importancia de la institución familiar, para la sociedad y para la humanidad, ni cuestionar la necesidad humana básica de un amor duradero que nos salve del aislamiento de la soledad y de las mentiras de la cultura de lo momentáneo. Oremos por todas las familias que están en dificultades para redescubrir la grandeza del amor que las ha unido y la fuerza de la fe capaz de curar sus heridas. ¡Que el Señor os bendiga y os proteja del maligno!

Saludos en polaco

Doy la bienvenida a los peregrinos polacos. Muchas gracias por vuestras oraciones durante mi viaje apostólico a Irlanda. Hoy, de manera especial, saludo a la Asociación de Comunidades Reina de la Paz de Radom y a los Padres Franciscanos de Niepokalanów. A petición suya, antes de la audiencia, bendije el Altar de la Adoración Eucarística, titulado "Estrella de la Inmaculada". Se colocará en el Santuario de Niepokalanów, que se convertirá así en el octavo Centro Internacional de Oración por la Paz. Adorando a Cristo, siguiendo la visión espiritual de San Maximiliano Kolbe, implorad la paz para vuestras familias, para vuestro país, para Europa y para el mundo entero. Os bendigo de todo corazón así como a vuestros seres queridos.

Saludos en croata

Saludo cordialmente a los peregrinos croatas, especialmente a los sacerdotes, profesores, seminaristas y estudiantes de las escuelas secundarias diocesanas de la diócesis de Pozega, acompañados por su obispo, Mons. Antun Škvorčević. Queridos amigos, el encuentro con el Señor, vivo en los sacramentos, caliente vuestros corazones, para que podáis testimoniar su fe con entusiasmo y amar a vuestro prójimo. ¡Alabados sean Jesús y María!

Saludos en italiano

Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de habla italiana.

En particular, saludo a las Hermanas Pías de la Redención que participan en su Capítulo General, a las Hijas del Celo Divino, a los sacerdotes del Pontificio Colegio Pío Brasileño, a los sacerdotes y diáconos de Milán: ¡estos lombardos hacen ruido! -, a los participantes en el encuentro de verano para seminaristas, y a los que se van a confirmar en  Chiavari y Lucca, acompañados por sus obispos.

Saludo al cuerpo musical Madonna di Dinnammare di Messina y a los grupos parroquiales, en particular a los de Grotte di Castro, San Giorgio del Sannio y Curteri di Mercato San Severino.

Un pensamiento particular a los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados. Hoy es el memorial litúrgico del martirio de San Juan Bautista. El heroico sacrificio del Precursor os enseñe a comprender el valor supremo para un cristiano: testimoniar la  Señoría de Cristo, vivo y actuando entre nosotros, no solo con palabras, sino con el don de la vida misma. ¡Dios os bendiga a todos!

Llamamiento del Santo Padre

El próximo sábado, 1 de septiembre, se celebra la cuarta Jornada mundial de Oración por el cuidado de la creación, que celebramos en unión con los hermanos y las hermanas ortodoxos y con la adhesión de otras Iglesias y Comunidades cristianas. En el Mensaje de este año deseo llamar la atención sobre la cuestión del agua, bien primario para tutelar y poner a disposición de todos.

Estoy agradecido por las distintas iniciativas que en varios lugares las Iglesias particulares, los Institutos de vida consagrada y las agregaciones eclesiales han predispuesto. Invito a todos a unirse en oración, el sábado, por nuestra casa común, por el cuidado de nuestra casa común.