Hoy, V domingo del tiempo ordinario el Santo Padre Francisco se ha asomado a mediodía la ventana del estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
Estas han sido las palabras del Papa en la oración mariana:
Antes del Angelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este domingo continúa la descripción de la jornada de Jesús en Cafarnaúm, un sábado, fiesta semanal para los judíos (cf. Mc.1, 21-39). Esta vez, el evangelista Marcos subraya la relación entre la actividad taumatúrgica de Jesús y el despertar de la fe en las personas que encuentra. De hecho, con los signos de curación de los enfermos de todo tipo, el Señor quiere suscitar la fe como respuesta.
La jornada de Jesús en Cafarnaúm, comienza con la curación de la suegra de Pedro y termina con la escena de la gente de la ciudadela aglomerada frente a la casa donde se hospedaba para llevarle todos los enfermos. La multitud, marcada por el sufrimiento físico y las miserias espirituales, constituye, por así decirlo, "el entorno vital" en que se realiza la misión de Jesús, hecha de palabras y gestos que sanan y consuelan. Jesús no vino a un laboratorio para traer la salvación; no predica en un laboratorio, separado de la gente: ¡está en medio de la multitud! ¡En medio de la gente! Pensad que la mayor parte de la vida pública de Jesús transcurre en la calle, entre las personas, para predicar el Evangelio, para sanar las heridas físicas y espirituales. Es una humanidad plagada de sufrimiento, esta multitud, de la cual el Evangelio habla muchas veces. Es una humanidad plagada de sufrimientos, trabajos y problemas: a esa pobre humanidad está dirigida la acción poderosa, liberadora y renovadora de Jesús. Así, en medio de la multitud hasta la noche, termina aquel sábado ¿Y qué hace luego, Jesús?.
Antes del amanecer del día siguiente, sale sin ser visto por la puerta de la ciudad y se retira a un lugar apartado para orar. Jesús reza. De esta manera, también substrae su persona y su misión a una visión triunfalista, que trastoca el significado de los milagros y su poder carismático. De hecho, los milagros son "signos" que invitan a la respuesta de la fe; signos que siempre están acompañados por palabras, que los iluminan; y juntos, signos y palabras, provocan la fe y la conversión por la fuerza divina de la gracia de Cristo.
La conclusión del pasaje de hoy (versículos 35-39) indica que la proclamación del Reino de Dios por parte de Jesús encuentra el lugar más apropiado en el camino. A los discípulos que tratan de llevarlo de vuelta a la ciudad - los discípulos fueron a verlo dónde rezaba y querían llevarlo de vuelta a la ciudad – Jesús responde: "Vámonos a otro sitio, a las aldeas cercanas, para predicar también allí" (v 38 ). Este fue el camino del Hijo de Dios y este será el camino de sus discípulos. Y debe ser el camino de cada cristiano. El camino, como lugar de anuncio gozoso del Evangelio, sitúa la misión de la Iglesia bajo el signo del “ir, del camino, bajo el signo del "movimiento" y nunca de lo estático.
Que la Virgen María nos ayude a abrirnos a la voz del Espíritu Santo, que insta a la Iglesia a poner cada vez más su tienda entre la gente para llevar a todos la palabra sanadora de Jesús, médico de almas y cuerpos.
Después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
Ayer, en Vigevano, fue proclamado beato el joven Teresio Olivelli, asesinado por su fe cristiana en 1945, en el campo de concentración de Hersbruck. Dio testimonio de Cristo con el amor por los más débiles y se une al largo cortejo de mártires del siglo pasado. Su sacrificio heroico sea semilla de esperanza y fraternidad especialmente para los jóvenes.
Hoy se celebra en Italia la Jornada de la Vida, que tiene como tema "El evangelio de la vida, alegría para el mundo". Me asocio al mensaje de los obispos y expreso mi aprecio y mi aliento a las diferentes realidades eclesiales que de muchas maneras promueven y sostienen la vida, especialmente el Movimiento por la Vida, del cual saludo a los exponentes presentes aquí, no tan numerosos. Y esto me preocupa; no son muchos los que luchan por la vida en un mundo donde cada día se construyen más armas, cada día se hacen más leyes contra la vida, cada día sigue adelante esta cultura del descarte, de descartar lo que no sirve, lo que molesta . Por favor recemos para que nuestro pueblo sea más consciente de la defensa de la vida en este momento de destrucción y de descarte de la humanidad.
Deseo asegurar mi cercanía a la población de Madagascar, recientemente azotada por un fuerte ciclón, que ha causado víctimas, desplazados y daños ingentes. Que el Señor los consuele y los apoye.
Y ahora un anuncio. Ante la trágica prolongación de situaciones de conflicto en diferentes partes del mundo, invito a todos los fieles a una Jornada especial de oración y ayuno por la paz el 23 de febrero próximo, viernes de la primera semana de Cuaresma. La ofreceremos, en particular, por las poblaciones de la República Democrática del Congo y de Sudán del Sur. Como en otras ocasiones similares también invito a los hermanos y hermanas no católicos y no cristianos a unirse a esta iniciativa, de la manera que consideren más apropiada, pero todos juntos.
Nuestro Padre Celestial siempre escucha a sus hijos, que claman a Él en el dolor y la angustia, "sana a los rotos de de corazón, y venda sus heridas" (Sal. 147,3). Lanzo de todo corazón un llamamiento para que también nosotros escuchemos este grito y, cada uno ante nuestra propia conciencia, ante Dios, se pregunte: "¿Qué puedo hacer por la paz?". Ciertamente podemos orar; pero no solo: cada uno puede decir "no" a la violencia en lo que dependa de él o de ella. Porque las victorias obtenidas con la violencia son victorias falsas, mientras trabajar por la paz es bueno para todos.
Saludo a todos vosotros, fieles de Roma y peregrinos de Italia y de varios países. Saludo al grupo de la diócesis de Cádiz y Ceuta (España), a los estudiantes de la universidad "Charles Péguy" en París, a los fieles de Sestri Levante, Empoli, Milán y Palermo, y a la representación de la ciudad de Agrigento, a quien manifiesto mi aprecio por su esfuerzo de acoger e integrar a los migrantes. ¡Gracias! Gracias por lo que hacéis. Un saludo cordial a los voluntarios y colaboradores de la asociación "Fraterna Domus", que trabaja desde hace 50 años en Roma en favor de la hospitalidad y la solidaridad.
Os deseo a todos un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!