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Carta pontificia al Gran Canciller del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y de la familia en ocasión de la inauguración de la Cátedra “Gaudium et spes” del mismo instituto, 25.01.2018

Sigue la carta que el Santo Padre Francisco ha enviado al Gran Canciller del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y de la familia en ocasión de la inauguración de la Cátedra Gaudium et spes del mismo instituto:

Carta del Santo Padre

Para el Venerable Hermano Mons. Vincenzo Paglia,Gran Canciller del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para  las ciencias del matrimonio y de la familia

Le saludo cordialmente, Director del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y de la familia y a todos los que se han reunido para la solemne inauguración de la Cátedra Gaudium et spes del mismo instituto.

La fecha elegida para este acto académico nos recuerda el 25 de enero de 1959, cuando San Juan XXIII sorprendió a la Iglesia y al mundo entero  celebrando el evento eclesiástico más grande del siglo XX: el Concilio Ecuménico Vaticano II.

Precisamente al cabo de las obras de esa asamblea, se aprobó la Constitución pastoral Gaudium et spes. Esta fue capaz de expresar y dar forma a las intenciones profundas que guíaron la celebración y el desarrollo del Concilio. De hecho, éste “fue un encuentro. Un verdadero encuentro entre la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo. Un encuentro marcado por el poder del Espíritu que empujaba a la Iglesia a salir de las aguas poco profundas que durante muchos años la habían recluido en sí misma, para reemprender con entusiasmo el camino misionero. Era un volver a tomar el camino para ir al encuentro de cada hombre allí donde vive: en su ciudad, en su casa, en el trabajo...; dondequiera que haya una persona, allí está llamada la Iglesia a ir para llevar la alegría del Evangelio y llevar la misericordia y el perdón de Dios. Un impulso misionero, por lo tanto, que después de estas décadas seguimos retomando con la misma fuerza y el mismo entusiasmo.” (Homilia en la Misa con apertura de la Puerta Santa, 8 de diciembre de 2015).

Estoy orgulloso de que el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y de la familia se asuma un particular compromiso de mantener viva la atención sobre aquel documento conciliar, de profundizar su estudio, de hacer que su preciosa herencia sea siempre más fructífera.

No podemos olvidar cuanto era importante la  Gaudium et spes para vuestro fundador, Juan Pablo II. Él fue uno de los protagonistas de su redacción y gran parte de su magisterio hunde sus raíces precisamente en este documento.

Me gusta recordar aquí sus palabras: “Tengo que confesar que la Gaudium et spes me gusta mucho , no solamente por las temáticas que elabora, sino también por la posibilidad que se me ha dado de participar directamente en su redacción. En cuanto  joven obispo de Cracovia, de hecho, fui miembro de la subcomisión encargada de estudiar las “signos de los tiempos” y, desde noviembre de 1964, fui llamado a formar parte de la subcomisión central, encargada de proveer a la redacción del texto. Precisamente el profundo conocimiento de la génesis de la Gaudium et spes fue lo que me permitiò apreciar a fondo su valor profético y asumir ampliamente sus contenidos en mi magisterio desde la primera encíclica, la Redemptor hominis. En ella, recogiendo la herencia de la Costitución conciliar, quise reiterar que la naturaleza y el destino de la humanidad y del mundo no pueden ser revelados definitivamente sino a la luz de Cristo crucificado y resucitado” (Conmemoración de la Cost.Gaudium et spes, 8 de noviembre de 1995: Enseñanzas, XVIII,2 [1995], p. 1053).

La nueva cátedra, que se inaugura hoy, se inserta en la perspectiva de vuestra peculiar misión académica dirigida al matrimonio y a la familia. Sabemos que los Padres conciliares, dieron precisamente el primer puesto a estas realidades fundamentales de la existencia humana entre “los problemas actuales más urgentes” (GS,46),. Se puede decir que, en Gaudium et spes, la Iglesia supo exprersar una comprensión profundamente renovada del evangelio de la familia, que,  a través de varias etapas, nos ha llevado a la intensa estación sinodal desembocada en la Exhortación apostólica Amoris laetitia.

Confío en que dicha Cátedra contribuya a que  vuestro Instituto esté en primera linea frente a los nuevos retos pastorales a los que la comunidad cristiana está llamada a responder. La extraordinaria relevancia antropológica y social que hoy asume la alianza del  hombre y  de la mujer, en relación con la apertura de un nuevo horizonte para la convivencia humana en su conjunto, exalta su vocación originaria de hacerse intérprete de la bendición de Dios por la creación entera. El esfuerzo de reflexión y de formación vinculado con esta nueva Cátedra representa una conquista y una promesa para vuestro Instituto, y podrá redundar en beneficio de toda la Iglesia y también de la sociedad civil.

Hoy en particular es importante crear lugares de encuentro y de diálogo – también de elevado perfil intelectual- en los que experimentar cuanto la comunidad eclesiástica sea capaz de dar carne y sangre a las palabras con las que el Vaticano II quiso expresar su mirada a los hombres de su tiempo: “ Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (GS,1).

En el día en que celebramos la conversión del apóstol Pablo, a quien el Señor confío su singular misión de proclamar la universalidad de la salvación cristiana , espero que también esta iniciativa académica contribuya a que “la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado” (Exhort. Ap. Evangelii gaudium, 36), sea siempre mas visible.

Agradezco a todos los que se han comprometido en esta obra y que, de diferentes maneras, la apoyan; que el Señor os bendiga y la Virgen os proteja.

Desde el Vaticano, 25 de enero de 2018

FRANCISCO PP.