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Carta del Santo Padre a las Iglesias metodistas y valdenses con motivo de la apertura anual del Sínodo (20-25 de agosto de 2017), 21.08.2017

Publicamos a continuación la Carta que el Santo Padre Francisco ha enviado  a las Iglesias metodistas y valdenses con motivo de la apertura anual del Sínodo, en curso en Torre Pellice (Turín) del 20 al 25 de agosto:


Carta del Santo Padre


Queridos hermanos y hermanas:

Con motivo de la apertura de vuestro Sínodo anual, deseo expresaros la cercanía de la Iglesia Católica y la mía. Os  saludo fraternalmente y con tanta cordialidad os aseguro mi recuerdo en la oración.

Conservo vivos en la memoria  nuestros recientes encuentros en Turín y Roma, así como los  de Argentina. Me siento grato  por los hermosos testimonios que recibí y por los muchos rostros que no puedo olvidar. Os deseo que estas jornadas  de compartición y reflexión, que caen en el 500 ° aniversario de la Reforma, estén animadas por el gozo de ponerse ante el rostro de Cristo: su mirada, que se vuelve hacia nosotros, es la fuente de nuestra paz, porque nos hace sentir hijos amados por el Padre y nos hace ver a los demás, el mundo y la historia de una forma nueva.

Que la mirada de Jesús ilumine también  nuestras relaciones, para que no solo sean formales y correctas, sino también fraternas y vivaces. El Buen Pastor quiere que recorramos juntos el camino  y su mirada ya nos abraza a todos nosotros, discípulos suyos  a quienes desea ver plenamente unidos.

Caminar hacia la unidad plena, con una mirada de esperanza que reconoce la presencia de Dios más fuerte que el mal, es muy importante.  Lo es especialmente hoy, en un mundo marcado por la violencia y el miedo, por las lágrimas y la indiferencia, donde el egoísmo de afirmarse en detrimento de los demás oscurece la belleza simple de acogerse, compartir y amar. Pero nuestro testimonio cristiano no puede ceder el paso a la lógica del mundo: ¡juntos ayudémonos a elegir y vivir la lógica de Cristo!

Con afecto fraterno, os doy las gracias  agradezco y os pido, por favor, que no os  olvidéis de rezar por mí y por todos nosotros, vuestros hermanos y hermanas.

Desde el Vaticano, 10 de agosto de 2017


FRANCISCO