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Intervención de la delegación de la Santa Sede en la 70° Asamblea Mundial de la Sanidad (Ginebra, Suiza, 22-27 mayo 2017), 25.05.2017

Publicamos a continuación el discurso que  S.E. Mons. Ivan Jurkovič, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, ha pronunciado el pasado 23 de mayo durante la 70° Asamblea Mundial de la Sanidad, que tiene lugar en esa ciudad suiza del 22 al 27 de mayo.  

Discurso de S.E. Mons. Ivan Jurkovič

Señor Presidente:

1. La delegación de la Santa Sede reconoce que la promoción de la salud es un aspecto fundamental del progreso de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y representa también un componente necesario para la estabilidad socio-económica. Se ha observado precisamente que “los sistemas sanitarios débiles siguen siendo un obstáculo en muchos países, con la consiguiente carencia de cobertura incluso para los servicios sanitarios más básicos”1. Los retos actuales globales emergentes para la salud requieren sistemas sanitarios mejores que tengan la capacidad de proporcionar intervenciones eficaces y accesibles a la prevención y a los cuidados para todos, en particular para las personas más necesitadas, en pobreza extrema y más desamparadas de nuestras sociedades, incluidos los emigrantes y los refugiados, que representan un signo preocupante de nuestros tiempos. Todo esto en línea con la promesa según la cual “ninguno será descuidado”2. Como ha observado el Papa Francisco, “la medida y el indicador más simple y adecuado del cumplimiento de la nueva Agenda para el desarrollo será el acceso efectivo, práctico e inmediato, para todos, a los bienes materiales y espirituales indispensables”3. En efecto, los sistemas sanitarios fuertes y resilentes son un elemento clave para alcanzar los objetivos para un desarrollo sostenible, que tienden sobre todo a asegurar vidas sanas y a promover el bienestar para todos, en todas las edades4.

Los esfuerzos puestos en marcha a nivel nacional para construir sistemas sanitarios mejores ciertamente requerirán una guía técnica continua de parte de la Organización Mundial de la Salud, así como el apoyo de los partner para el desarrollo con el fin de superar la falta de disponibilidad financiera en el campo de la salud. Asimismo, además de infraestructuras fuertes y fiables, los sistemas sanitarios deben poner a la persona humana y sus necesidades físicas, emotivas y espirituales, en el centro del cuidado proporcionado, en el pleno respeto de la sacralidad de la vida humana en todas sus fases y de la dignidad de cada persona5.

2. Señor Presidente, cuando los Estados se comprometen en la planificación, en la inversión y en la actuación de medidas que favorezcan el desarrollo de infraestructuras de calidad y la creación de sistemas sanitarios resilentes, es importante que los gobiernos centrales no se concentren únicamente en sistemas directamente coordinados y administrados por instituciones estatales, sino que tengan un acercamiento inclusivo que abrace a todos los principales stakeholder, en particular a las organizaciones religiosas cuyo aporte es fundamental a favor del abastecimiento de servicios6. En efecto, en muchos países las organizaciones religiosas y las demás instituciones basadas en la fe asumen una responsabilidad importante para los sistemas sanitarios y por lo mismo deben estar incluidas cuando se formulan políticas sobre esta materia. Además, deben tener acceso a los recursos adecuados a fin de garantizar la fuerza y la capacidad de dichas actividades en los sectores religioso y no gubernamental.

2. En fin, Señor Presidente, un sistema sanitario que funcione bien debe tener entre otras cosas un abastecimiento fiable de medicamentos y tecnologías. Sin embargo, como se evidencia en el Informe del Secretariado sobre los progresos realizados en la actuación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en lo que se refiere al acceso a fármacos esenciales seleccionados, la situación efectiva requiere acciones decididas de parte de la comunidad internacional. Se registra que la disponibilidad promedio de fármacos esenciales seleccionados es sólo del 56% en el sector público de los países de renta media-baja. Además, “la innovación para los nuevos productos está lejos de las exigencias sanitarias de los que viven en los Países en Vías de Desarrollo… y apenas el 1% de todos los financiamientos para la investigación y el desarrollo sanitario está destinado a enfermedades que interesan con prevalencia a los Países en Vías de Desarrollo”7. Debemos instaurar partnership que permitan alinear la investigación y el desarrollo en ámbito sanitario a los requerimientos y a las exigencias globales de la salud, a fin de garantizar un mayor acceso a los fármacos esenciales para todos. Como ha afirmado el Papa Francisco: “La salud, en efecto, no es un bien de consumo, sino un derecho universal, por lo que el acceso a los servicios sanitarios no puede ser un privilegio”8. Sobre el particular, el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral está organizando una Conferencia Internacional sobre el tema "Enfrentar las desigualdades globales en materia de salud", que se desarrollará en el Vaticano del 16 al 18 de noviembre de 2017. Vuestra participación será particularmente grata.

Gracias Señor Presidente.