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Audiencia general , 19.04.2017

Catequesis del Santo Padre

Saludos en las diversas lenguas

La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar esta mañana a las 9,30 en la Plaza de San Pedro donde el Santo Padre Francisco ha encontrado  a los grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todos los lugares del mundo.

En su discurso el Papa, ha centrado su meditación en el tema “Cristo resucitado, esperanza nuestra“ (ibid 1 Cor, 15 ).

Después de resumir su catequesis en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes.

La audiencia general ha terminado con el canto del  Pater Noster  y la  bendición apostólica

 

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


Nos reunimos hoy bajo la luz de Pascua,  que hemos celebrado y continuamos celebrando con la Liturgia. Por lo tanto, en nuestro itinerario de catequesis sobre la esperanza cristiana, me gustaría hablar hoy de Cristo resucitado, nuestra esperanza, tal y como lo presenta San Pablo, en la primera carta a los Corintios (cf. cap. 15).


El apóstol quiere resolver un problema que, sin duda, en la comunidad de Corinto estaba en el centro de las discusiones. La resurrección es el último tema abordado en la carta, pero probablemente, en orden de importancia, es el primero: de hecho, todo se basa en este supuesto.


Hablando a sus  cristianos, Pablo parte de un dato irrefutable, que no es el resultado de la reflexión de un hombre sabio, sino un hecho, un simple hecho  que ha  intervinido en la vida de algunas personas. El cristianismo nace de aquí. No es una ideología, no es un sistema filosófico :  es un camino de fe que parte de un evento, atestiguado por los primeros discípulos de Jesús. Pablo lo resume de esta manera: Jesús murió por nuestros pecados, fue sepultado, y al tercer día resucitó y se apareció a Pedro y a los Doce (cf. 1 Cor 15,3-5). Este es el hecho:  murió, fue sepultado, ha resucitado y se ha aparecido. Es decir, ¡Jesús está vivo! Este es el núcleo del mensaje cristiano.


Al anunciar este evento, que es el núcleo central de la fe, Pablo insiste sobre todo en el último elemento del misterio pascual, o sea en el hecho de que Jesús ha resucitado. Efectivamente, si todo hubiera terminado con la muerte, en Él tendríamos un ejemplo de entrega suprema, pero esto no podría generar  nuestra fe. Era un héroe. ¡No!  Ha muerto, pero  ha resucitado. Porque la fe nace de la resurrección. Aceptar que Cristo murió, y murió crucificado, no es un acto de fe, es un hecho histórico. En cambio, creer que resucitó sí. Nuestra fe nace en la mañana de Pascua. Pablo hace una lista de las personas a las que  Jesús resucitado se apareció  (cf. vv. 5-7). Tenemos aquí una pequeña síntesis de todos los relatos pascuales y de todas las personas que entraron  en contacto con el Resucitado. Encabezan la lista Cefas, es decir Pedro, y el grupo de los Doce; a continuación, "quinientos hermanos", muchos de los cuales todavía podían dar testimonio; después, se menciona a Santiago. El último de la lista -  como el menos digno de todos - es él mismo. Pablo dice de sí mismo: "Como un aborto" (cf. v. 8).


Pablo usa este término porque  su historia personal es dramática: No era un monaguillo él,  sino un perseguidor de la Iglesia, orgulloso de sus convicciones; se sentía  un hombre realizado,  con una idea muy clara de lo que era la vida con sus deberes. Pero, en este cuadro perfecto - todo era perfecto en Pablo, lo sabía todo - en este cuadro perfecto de  vida, un día sucede algo absolutamente impredecible: el encuentro con Jesús resucitado en el camino a Damasco. Allí, no sólo hubo un hombre que cayó al suelo: hubo una persona aferrada por un acontecimiento que habría invertido el sentido de la vida. Y el perseguidor se convierte en apóstol,¿ por qué? ¡Porque yo he visto a Jesús vivo! ¡He visto a Jesucristo resucitado! Este es el fundamento de la fe de Pablo, como de la fe de los otros apóstoles, como de la fe de la Iglesia, como de nuestra fe.

¡Que hermoso pensar que el cristianismo, esencialmente, sea esto! No es tanto nuestra búsqueda de  Dios - una búsqueda, en  verdad,  tambaleante - sino más bien la búsqueda de Dios hacia  nosotros. Jesús nos ha tomado, nos ha aferrado, nos ha conquistado para no dejarnos más. El cristianismo es gracia, es sorpresa, y por ese motivo,  presupone un corazón capaz de maravillarse. Un corazón cerrado, un corazón racionalista es incapaz de maravillarse, y no puede entender lo que es el cristianismo. Porque el cristianismo es gracia, y la gracia solamente se percibe y, todavía más, se halla en la maravilla del encuentro.


Así, aunque  seamos pecadores -todos lo somos - ,aunque nuestras buenas intenciones se hayan  quedado en el papel, o si, mirando a nuestras vidas, nos damos cuenta de que hemos sumado muchos fracasos ... En la mañana de Pascua podemos hacer como esas personas de las que habla  el Evangelio: ir al sepulcro de Cristo, ver la gran piedra volcada  y pensar que Dios está construyendo para mí, para todos nosotros, un futuro inesperado. Ir a nuestro sepulcro, todos tenemos una pizca dentro. Ir allí y ver cómo Dios puede resurgir desde allí. Aquí está la felicidad, aquí está la alegría, la vida, donde todos  pensaban que sólo había tristeza, derrota y tinieblas. Dios hace que crezcan sus flores  más bellas  entre las piedras más áridas.
Ser cristiano significa no partir de la muerte, sino del amor de Dios por nosotros, que venció a nuestra enemiga acérrima. Dios es más grande que la nada y es suficiente  una vela encendida para vencer la noche más oscura. Pablo grita, haciéndose eco de los profetas: "¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? "(V. 55). En estos días de Pascua, llevemos este grito en el corazón. Y si nos preguntan el por qué  de nuestra sonrisa regalada y del nuestro compartir paciente, entonces podremos decir que Jesús todavía está aquí, que sigue viviendo entre nosotros, que Jesús está aquí, en la Plaza, con nosotros: vivo y resucitado.

 

Saludos en las diversas lenguas

 

Saludos en francés


Me alegra saludar a los peregrinos de lengua francesa, sobre todo a los jóvenes colegiales y estudiantes de la escuela secundaria y superior, así como a los fieles de las parroquias llegados de Francia y Suiza.¡Que  el Espíritu Santo acreciente nuestra fe en Jesús resucitado  para que el amor de Dios consiga derrotar en nosotros al pecado y a la muerte”. ¡Que nuestra vida  testimonie con alegría la esperanza que nace de la tumba abierta en la mañana de Pascua!. ¡Dios os bendiga!.

 


Saludos en inglés

Saludo a los peregrinos de lengua inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente los de Inglaterra, Suecia, Suiza, Hong Kong, Indonesia, Canadá y Estados Unidos de América. Dirijo un saludo especial a los nuevos diáconos del Pontificio Colegio Irlandés, junto con sus familia y amigos. En la alegría de Cristo resucitado, invoco sobre todos vosotros y sobre vuestras familias el amor misericordioso de Dios nuestro Padre. ¡El Señor os bendiga!.



Saludos en alemán


Una cálida bienvenida a los peregrinos de lengua alemana, en particular a  los decanos de la archidiócesis de Münich y Freising, acompañados por el cardenal Reinhard Marx y sus auxiliares, y a los seminaristas austriacos con Mons. Anton Leichtfried.  Llevad la alegría de Cristo resucitado a vuestras comunidades como testimonio de la vida que no pasará. ¡Que el Señor bendiga vuestro camino!.

 

Saludos en español


Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los invito a llevar a todos el gozo de la resurrección del Señor. Que podamos comunicar con nuestra vida que él está aquí y vive en medio de nosotros. Muchas gracias.


 Saludos en portugués


Saludo cordialmente a todos los peregrinos de habla portuguesa, especialmente a los grupos venidos  de Portugal y Brasil. Estimados amigos, dejaos iluminar y transformar por el poder de la resurrección de Cristo, para que vuestras  existencias se convierten en un testimonio de la vida que es más fuerte que el pecado y la muerte.¡ Feliz Pascua a todos!

 

Saludos en árabe


Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de  lengua árabe, especialmente a los procedentes de Egipto y de Oriente Medio.  Queridos hermanos y hermanas, Cristo Jesús, nuestra esperanza ha resucitado; os exhorto a mirar constantemente a Aquel que ha vencido a la muerte y nos ayuda a aceptar el sufrimiento como una valiosa oportunidad para la redención y la salvación. ¡El Señor os bendiga!.

Saludos en polaco


Saludo a los peregrinos polacos. Hermanos y hermanas, el apóstol Pablo exclama: "¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? "(1 Cor 15,55). En estos días de Pascua, llevemos ese grito en el corazón. ¡Llenos de esperanza vayamos a nuestros hermanos. Con la paz y la alegría que provienen de fe, proclamamos que Jesús resucitado sigue aquí, sigue viviendo entre nosotros! ¡Su bendición os acompañe siempre!.

 

Saludos en italiano

Saludo a los peregrinos de lengua italiana. En el clima de alegría pascual,  saludo a los jóvenes sacerdotes de la diócesis de Mantua, con el obispo Marco  Busca y a vosotros, queridos diáconos de la Compañía de Jesús, reunidos aquí con amigos y familiares. Animo a todos a vivir cada día el Evangelio de la caridad.


Saludo a las religiosas de diversos institutos que participan en el curso promovido por la USMI; al Coro Polifónico Logudorese; a las Pías Obreras de la Inmaculada Concepción con Gli amici del Fondatore Marcucci; y a los fieles de Marigliano, que recuerdan el 80 aniversario de la coronación de la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza. Espero que este encuentro sea para todos una ocasión de renovado compromiso con Jesús y sus enseñanzas.


Por último, saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Queridos jóvenes, especialmente vosotros, los chicos y chicas de la Profesión de fe de las diócesis de Milán y Cremona:  vivid plenamente el mensaje de Pascua, dando en todas partes testimonio de paz,  don de Cristo resucitado. Queridos enfermos, mirad constantemente a Aquel que ha vencido a la muerte y nos ayuda a aceptar el sufrimiento como un momento privilegiado de redención y  salvación. Queridos recién casados, vivid la experiencia familiar cotidiana  conscientes de la presencia vivificante de Jesús en vuestra casa.