El Santo Padre ha recibido esta mañana en la Sala Clementina al rabino Abraham Skorka, que le ha presentado, junto con la casa editorial una nueva edición de la Torá. Un gesto que el Papa agradeció porque reunía a todos en torno a la Torá, “es decir, aldrededor del don del Señor, de su revelación, de su palabra”

La Torá, que san Juan Pablo II definió como "la enseñanza viva del Dios vivo"  durante su discurso con motivo de la celebración del XXV aniversario de de la Declaración "Nostra Aetate", en  diciembre de 1990, “manifiesta –dijo Francisco- el  amor paterno y visceral de Dios, un amor hecho de   palabras y  gestos concretos, un amor que se convierte en alianza. Y precismante esta palabra alianza está llena de resonancias que nos unen. Dios es el más grande y el más fiel Aliado. Llamó a Abraham para formar de él un pueblo que se convirtiese  en bendición para todos los pueblos de la tierra, y sueña  un mundo en el que hombres y mujeres estén aliados con El y, por lo tanto,  vivan en armonía entre ellos y con la creación. En medio de tantas palabras humanas que, lamentablemente, empujan a la división y a la competición, estas palabras divinas de alianza nos abren a todos caminos de bien para recorrer juntos. Esta publicación es también  el resultado de una "alianza" entre personas de diferentes nacionalidades, edades y confesiones religioas que han sabido  trabajar juntos.

“El diálogo fraterno e institucional entre judíos y  cristianos ya está consolidado y es eficaz, gracias a una confrontación y una colaboración continuas –constató el Pontífice-  Vuestro regalo de hoy se inserta totalmente  en ese diálogo, que  no se expresa  sólo con las  palabras sino también con los  hechos. La amplia introducción añadida al texto y la nota del editor evidencian esta actitud de diálogo que expresa una visión cultural abierta, en el respeto mutuo y en la paz, en armonía con el mensaje espiritual de la Torá. Las importantes personalidades religiosas que han trabajado en esta nueva edición han prestado también una atención especial a la dimensión literaria del texto y  las preciosas imagénes en color  han hecho todavía más valiosa la publicación”.

“Pero  cada edición de la Sagrada Escritura tiene un valor espiritual que supera infinitamente el material. Pido a Dios –terminó el Obispo de Roma-  que bendiga a todas las personas que  han colaborado en esta obra y en especial a todos vosotros, a quienes renuevo mi agradecimiento personal”.