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Angelus: Ir a la sustancia de los mandamientos evitando el riesgo del formalismo , 12.02.2017

A mediodía el Papa Francisco se asomó a la ventana de su estudio para rezar el ángelus dominical con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. Prosiguiendo con su reflexión sobre el Sermón de la Montaña,  habló esta vez del pasaje en que Jesús quiere ayudar a quien lo escucha a interpretar mejor la ley mosaica.

“Cuanto se decía en la Antigua Alianza era verdad pero no era todo –explicó el Santo Padre- Jesús vino para dar cumplimiento y promulgar definitivamente la ley de Dios hasta la última jota, manifiesta sus finalidades originarias,  cumple los aspectos auténticos, y hace todo esto con su predicación y más aún ofreciéndose a sí mismo en la cruz. Así enseña cómo cumplir plenamente la voluntad de Dios y usa esta parábola:  Con una “justicia superior” con respecto a la de los escribas y de los fariseos. Una justicia animada por el amor, por la caridad, por la misericordia, y, por tanto, capaz de realizar la sustancia de los mandamientos, evitando el riesgo del formalismo. El formalismo: Esto puedo, esto no puedo; hasta aquí, puedo, hasta aquí no puedo… No: más, más”.

De manera especial, en el Evangelio de hoy Jesús examina tres aspectos, tres mandamientos: el homicidio, el adulterio y el juramento.

Con respecto al mandamiento “no matarás”, afirma que es violado no sólo por el homicidio efectivo, sino también por los comportamientos que ofenden la dignidad de la persona, incluidas las palabras injuriosas. “Ciertamente, estas palabras injuriosas no tienen la misma gravedad y culpabilidad del asesinato –observó el pontífice-  pero están en la misma línea, porque son sus premisas y revelan la misma malevolencia. Jesús nos invita a no establecer una jerarquía de las ofensas, sino a considerarlas todas dañinas, en cuanto causadas por la intención de hacer daño al prójimo. Y Jesús da el ejemplo. Insultar:  Nosotros estamos acostumbrados a insultar, es como decir “buenos días”. Y esto está en la misma línea de matar. Quien insulta al hermano, lo mata en su propio corazón. Por favor, ¡no insultar! No ganamos nada..”

Otro cumplimiento atañe a la ley matrimonial. “El adulterio era considerado una violación del derecho de propiedad del varón sobre la mujer. En cambio Jesús va a la raíz del mal –subrayó-  Así como se llega al homicidio a través de las injurias, las ofensas y los insultos, del mismo modo se llega al adulterio a través del deseo de posesión de  una mujer diversa de la propia esposa. El adulterio, como el robo, la corrupción y todos los demás pecados, son concebidos primero en nuestro ámbito íntimo y, una vez realizada en el corazón la elección equivocada, se ponen en práctica en el comportamiento concreto. Y Jesús dice: el que mira a una mujer que no es la suya con ánimo de posesión, es un adúltero en su corazón. Ha comenzado el camino hacia el adulterio. Pensemos un poco en esto: los pensamientos malos que vienen en esta dirección”

Jesús dice también a sus discípulos que no juren, en cuanto el juramento “es signo de la  inseguridad y de la doblez con que se desarrollan las relaciones humanas. Se instrumentaliza la autoridad de Dios para garantizar  nuestras vicisitudes humanas. En cambio, estamos llamados a instaurar entre nosotros, en nuestras familias, en nuestras comunidades, un clima de transparencia y de confianza recíproca, de modo que podamos ser considerados sinceros sin recurrir a intervenciones superiores para que nos crean. ¡La desconfianza y la suspicacia recíproca siempre amenazan la serenidad!”

“Que la Virgen María, mujer de la escucha dócil y de la obediencia alegre –concluyó- nos ayude a acercarnos cada vez más al Evangelio, para ser cristianos ¡no “de fachada”, sino de sustancia! Y esto es posible con la gracia del Espíritu Santo, que nos permite hacer todo con amor, y  cumplir así plenamente la voluntad de Dios”.

Después de rezar el ángelus, el Papa saludó a todos  los presentes, en especial a las familias, a los grupos parroquiales y a las asociaciones.  En particular citó a los alumnos del Instituto Carolina Coronado de Almendralejo  y a los fieles de  Tarragona (España), así como a los grupos italianos de Caltanisetta, Valgoglio,  Ancona, Pesaro, Turín y Pisa y a la comunidad neocatecumenal de San Francisco de Paula en Turín.

“Os deseo a todos un buen domingo. Y no os olvidéis: no insultéis, no miréis con malos ojos, con ojos de posesión a la mujer del prójimo. no juréis. Tres cosas que dice Jesús. ¡Es muy fácil!”, dijo el Papa al despedirse pidiendo que rezasen por él y deseando a todos un buen almuerzo.