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Encuentro del Papa con los diversos componentes de la parroquia de Santa María en Setteville, 15.01.2017

 

En su encuentro con los enfermos de la parroquia de Santa María, el Papa les prometió que rezaría por ellos. “Cada uno tiene un problema, o una enfermedad, o una preocupación.También los niños –dijo- Hay cosas que no se pueden explicar pero pasan, la vida es así. Jesús quiso estar cerca de nosotros también con su dolor, con su pasión, con sus sufrimientos y Jesús está cerca de todos nosotros; lo dijo él mismo: “Si vas  a visitar a un enfermo, es a mí a quien visitas”. Jesús está con los enfermos, con los que tienen problemas. Es verdad. Sé que cuando se sufre, cuando hay problemas es difícil entenderlo. Pero no se trata de entender, sino de sentir las caricias de Jesús..No os dejéis abatir por la tristeza, valor”.

 

Después respondió a varias preguntas de los jóvenes insistiendo en la importancia del testimonio. “El testimonio cristiano –afirmó- es hablar del Señor con alegría, pero también con la alegría de la propia vida, es decir  hacer con mi vida lo que digo del Señor”. Y del testimonio forma también parte “salir al encuentro de las personas … y ayudarlas con el corazón y con las manos”, practicando las obras de misericordia.

 

A la pregunta de cómo explicar a quien no cree que la fe es importante Francisco respondió: “No se puede explicar. Escuchadme bien: si tienes un amigo o una amiga que no cree, no tienes que decirle: “Tienes que creer por esto, por eso y por aquello”… y explicarle todas las cosas. ¡Eso no se debe hacer! Se llama proselitismo y nosotros, los cristianos, no tenemos que hacer proselitismo. ¿Qué hay que hacer?... Vivir de una forma tal que sea el o ella el que te pregunte : ¿Por qué vives asi, por qué has hecho esto? Y entonces  sí, explicárselo. ¿Entendido? Pero nunca, explicar en primer lugar para convencer. La fe es una gracia de Dios y hace falta inquietud (búsqueda interior) del Espíritu Santo para tenerla y la inquietud del Espíritu Santo viene también de nuestro testimonio…Es la inquietud del corazón la que te lleva a hacer preguntas. Primero, hacer, después, explicar…Por eso Jesús decía a la gente acerca de los doctores de la Ley de aquellos tiempos: “Haced lo que dicen, pero no lo que hacen”. No daban testimonio. Y el testimonio cristiano –lo que vosotros habéis dicho sobre cómo vivir, sobre cómo ser testigo- es lo que provoca la inquietud”.

 

A continuación encontró a los padres de los niños bautizados en 2016 a quienes dio las gracias por “la gran riqueza que son los niños”. “Es un gran don tener un hijo –destacó- también un gran problema porque lloran, no te dejan dormir, no se sabe lo que hacen, pero es siempre una alegría verlos crecer: es la alegría de la vida que sigue adelante…Los niños tienen la gracia de hacernos jóvenes”.

 

Francisco dio dos consejos a los nuevos padres. “Es normal que las parejas riñan…forma parte de la vida –observó- Pero el consejo que os doy es que vuestros hijos no os escuchen  u os vean nunca reñir. Si queréis deciros algo, id a vuestra habitación, cerrad la puerta y decíos todo, enfadaos. Es sano, porque desahogarse es sano. Pero que ellos no lo vean. Porque los niños sufren, se sienten abandonados cuando los padres riñen”.

El segundo consejo fue que los cónyuges nunca terminasen la jornada sin hacer las paces porque la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa.

 

A los colaboradores pastorales les pidió que ayudasen siempre a sus parroquianos, con el corazón y con las manos, y que a su vez se dejasen ayudar . “No es fácil pedir ayuda ¿verdad? :”Ayúdame porque tengo este problema”. Pedid consejo: “Yo hago así, ¿a ti qué te parece? ¿Está bien o tengo que cambiar algo?...Esto es importante –subrayó- que os ayudéis a mejorar el trabajo que hacéis en la parroquia. Eso no es una crítica; es decir a la cara lo que se piensa. La crítica es decir: “Ah, muy bien” y después chismorrear a la espalda. No, no”.

 También habló el Papa de que escuchaba música y leía pero no veía películas “porque hay que ir a otro sitio para verlas, por lo menos en mi caso. Pero está bien: hay algunas películas muy buenas…que hacen pensar…Cuando estaba en Buenos Aires, hacía algunas catequesis con películas. Proyectábamos un filme y después pedía que se reflexionase y al final, la semana después, la catequesis…Por ejemplo para explicar el diálogo entre abuelos y niños, que es muy importante, hay una película de Kurosawa “Rapsodia en agosto”que os enseñará cómo tiene que ser.. Otra película sobre la gratuidad del amor de Jesús en la eucaristía es el film danés y francés “La cena de Babette”. Buscadlo y veréis cómo es la gratuidad cristiana, como es…todo gratis. Jesús nos ha dado todo gratis. Esta película la proyectaba siempre a los ministros de la comunión, en el curso que les dábamos”.

 

Un matrimonio en misión “ad gentes” en Austria pidió al Pontífice que dirigiera a los que viven su experiencia unas palabras sobre la misión. “Ir en misión no es fácil. Hace falta valor, pero también hace falta la llamada del Señor. No es un problema de entusiasmo mío…Paráte un momento…Que te llame el Señor a salir en misión. Y no es fácil. No es fácil dejar la tierra, la casa, ese “sal”, que Dios dijo a nuestro padre Abraham: “Empieza a andar”. No es fácil. Pero está la pequeña misión de todos los días: en el trabajo, en el barrio, en la escuela, con los niños, con los chicos, una palabra buena..La pequeña misión donde trabajo, donde vivo. Y la gran misión es esta, encontrar nuevos horizontes…La Iglesia ha crecido con las misiones…Después de Pentecostés, la Iglesia  que se había encerrado, se convirtió en una Iglesia en salida, es decir, salió en misión”.

 

Antes de regresar al Vaticano saludó a las tantas personas que se habían dado cita fuera de la iglesia desde mediodía para verle y que llenaban también la calle. “¡Habéis pasdo frío! –exclamó- Gracias, muchas gracias, os pido que recéis por mi, que recéis para que la parroquia siga adelante, para que el barrio siga adelante, por los enfermos para que se curen, por los niños, para que crezcan sanos, y rezad por todos: los unos por los otros. Y esto hace que la Iglesia sea buena y que el barrio sea un barrio de paz. Cuando la gente reza los unos por los otros, las cosas van bien: no cuesta nada y hace tanto bien”.